CRÍTICA: STEVEN WILSON – THE RAVEN THAT REFUSED TO SING -AND OTHER STORIES-

 

STEVEN WILSON

(The Raven That Refused To Sing – And Other Stories -)

8´5/10

 

 

 

Una de las más prolíficas figuras de la música de nuestro tiempo sigue descargando su caudal de imaginación en nuevos trabajos. Sobre todo conocido por ser el fundador de Porcupine Tree el legado que Steven Wilson nos está dejando con esta y otras bandas es de envergadura. Cantidad y calidad. A su banda principal se suman proyectos paralelos como el último “Storm Corrosion” junto a otra figura prominente como es la de Mikael Âkerfeldt. A todo ello se suma una carrera en solitario que llega ya a su tercera referencia. Bajo mi punto de vista no es un disco tan introspectivo como, por ejemplo, fue “Insurgentes”, lo cual agradezco porque no me hundo en esos fangos, sino que puedo disfrutar del rock progresivo del que en esta tesitura poco queda a día de hoy. Marcarse como referencia a Pink Floyd es algo que pocos pueden hacer a día de hoy, claro que Steven Wilson tiene el suficiente peso como para dejar su propia huella, pero hace mucho que no recuerdo encontrarme con temas como “Drive Home”, con ese aire hipnótico, con esa capacidad de fusionarnos en una emoción y llevarnos más allá. Irremediablemente se me viene a la mente la clásica banda que a día de hoy sigue siendo todo un reto imitar. No lo hace Steven Wilson, pero tan grande es este trabajo progresivo que es la referencia más clara que uno recuerda mientras disfruta de estos temas.

Cualquier otro parecido con bandas actuales es mera coincidencia. Si acaso recuerda a los propios Porcupine Tree en algunos momentos. Algunos temas, tal vez, podrían haber encajado en su propia banda, pero si esta carrera sirve para que no se deseche material de este genio bienvenida sea. Tenemos aquí ejercicios de virtuosismo controlados que nos llevan a reparar en los muchos detalles, en la forma de tocar tan perfecta, como desde que empieza “Luminol”. Todo un conjunto de claroscuros se abre ante nosotros para pasar por diferentes tesituras entrelazadas con maestría. Otro detalle es el cuidado trato de matices vocales que transmite más de lo que una voz desgañitándose lo haría. Sí que hay partes muy ambientales, pero como comprobamos en “The Holy Drinker” una vez más, hay espacio abierto para una instrumentación prodigiosa que destapa a los grandes músicos que acompañan a Steven Wilson.

Lo normal es que se extiendan en minutaje. Y si les queda un tema más corto como “The Pin Drop” no quiere decir que no plasmen un pasaje instrumental precioso. El saxo hace de las suyas. Volvemos a un tema extenso en el que la calma nos inunda para a lo largo de sus casi 12 minutos dejarnos una demostración de progresivo personal marca de la casa. Para escuchar una y mil veces, como el colofón final que da nombre a la obra “The Raven That Refused To Sing”.

Al parecer cada tema cuenta una historia, aunque mi dominio del inglés no da para que repare en los significados. Solo sé que la forma de tocar estas canciones, la imaginación que se refleja y la personalidad de un genio de nuestro tiempo hacen de este un trabajo muy recomendable si te gusta la buena música y tienes la mente abierta. Teniendo en cuenta la extensa carrera de Steven Wilson es muy meritorio que demuestre tener todo esto aún dentro de sí. De hecho, creo que ha realizado un trabajo bastante más atractivo que algunos con Porcupine Tree e incluso ya en solitario, encontrando un equilibrio entre la parte íntima y el virtuosismo de una obra progresiva de muchos quilates.

ANTONIO REFOYO (antonio@lamiradanegra.es)

INFORMACIÓN ADICIONAL:

Sello: Kscope