ELIZABELTZ

(Alabaren)

8´5/10

 

Si en un primer disco de Elizabeltz no dejaban de aparecer referencias a influencias que vienen del lado más oscuro y teatral del metal, pasando por nombres como King Diamond o Marilyn Manson, en este segundo “Alabaren”, desde que escuchamos el primer tema del disco “Levítico 15”, nos damos cuenta de que el estilo nos es familiar y que ya no miramos tanto a esas referencias, que no han desaparecido, sino a un primer disco que ha dejado un sello propio. Ese sello ya resulta personal, con esa capacidad para cerrar melodías en una oscuridad que estos chicos hacen brillar con figuras que van creando composiciones que te atrapan en ese misterioso y sugerente halo, a la vez que atractivo por esa sensación tenebrosa. Ya son copos de nieve cuajando sobre lo caído con anterioridad.

La banda tiene una forma particular de crear canciones algo que queda más patente aun en el siguiente “Amaon”, con una voz más rica y extrema. El ceremonial aura que la banda ha hecho suyo se deja notar en el siguiente “Mantra Berri”, con la marca de una misa negra en esos coros eclesiásticos. “Gabriel Ala Deabrua” ya podríamos decir que es marca de la casa. Hay una interesante combinación de ambientes, jugando con puentes instrumentales muy melódicos y sugerentes y con voces llenas de matices y contrastes, con esa extraña capacidad de resultar accesible pese a la elaboración y a que no dejan de ser una banda dura. Aquí hay riffs muy potentes.

“Kurtzo Udazkenien” es una especie de plegaria que acaba por ser una suerte de balada a su manera, o un tema más reflexivo y melancólico, pero con muchos detalles instrumentales en medio de la calma, hasta que acaba por subir en intensidad en un final mucho más agresivo. Por contra, “Zin” es un tema más ligero y machacón. Un tema que refleja perfectamente el carcácter extravagante y atrevido de una banda que tiene un estilo y una personalidad, pero que nunca sabes cuál puede ser su siguiente quiebro. Muy vacilón resulta “Ergaltsula”, que sorprende con la locura que acaba desencadenando. Resulta tan ligero que ni te percatas que casi alcanza los 7 minutos. Y “Hellend” es una pieza que más que una canción es una sucesión de plegarias sobre una base de heavy metal. Porque si bien al principio no te lo esperas acaba siendo un tema muy heavy.

Dicen que es imposible inventar nada nuevo, pero sí que hay excepciones donde la originalidad surge para, cuando menos, llegar a propuestas que no solo te chocan por sacarte de lo convencional, sino que además en el caso de Eizabeltz ya con un segundo disco asientan un estilo con una marca propia e inconfundible que se te hará abrumadoramente familiar si ya les habías escuchado. Porque es relativamente sencillo hacer algo extraño, lo complicado es darle forma como han hecho Elizabeltz creando algo que se envuelve bajo un manto exclusivo, misterioso y sugerente que no dejará de captar adeptos que sean abarcados por el oscuro manto de estas hipnóticas melodías.

ANTONIO REFOYO (antonio@lamiradanegra.es)