RAILWAY

(Railway II)

– 1985 –

En la historia del rock tenemos infinidad de clásicos que han quedado inmortalizados por su calidad y a la vez por haber sido superventas. Sin embargo, hay otras bandas, como la que nos ocupa, que han quedado bajo la denominación “de culto”, pero que hacen arder nuestros sentimientos como el más famoso mito de la historia de esta música. Incluso un poquito más fuerte, porque parece que lo acabas haciendo más tuyo, más entrañable. Este “Railway II” es uno de esos legados ocultos de la década de los 80.

En su año de edición, 1985, el heavy metal se encontraba en el mejor momento de creatividad por la diversidad que se estaba comenzando a crear después del asentamiento de la NWOBHM, que en este año dio trabajos como el “Live After Death” de Iron Maiden, reflejo para muchos del techo de La Doncella e incluso de toda su genereción. Fue entonces cuando los seguidores del heavy metal comenzaron a mirar hacia el otro lado del charco, donde atronaba en thrash de unos Metallica que ya revolucionaban el mundo con “Ride The Lightning”, mientras que los diferentes movimientos cobraban la vida que le daban el hard rock de corte melódico de Bon Jovi con su “7800º Fahrenheit” o el lado más salvaje de W.A.S.P. que editaba por entonces “The Last Command”. Pero regresando a Europa, en cuanto a heavy metal se refiere solo Alemania se había empeñado en competir con Inglaterra. Sus bazas eran Scorpions, que crecieron paralelamente a las bandas británicas de los 80; Accept, en la cima con la edición este mismo año de “Metal Heart”, y Helloween, que por entonces apenas asomaban con “Walls Of Jericho” y que (¿quién lo iba a decir entonces?) serían los encargados de coger el relevo del país anglosajón, creando un estilo seguido por sus compatriotas de tal manera que se terminó denominando metal alemán.

Pues entre tanto gran nombre apareció en el país teutón “Railway II”, un disco que me sigue haciendo vibrar como si lo descubriera cada vez que lo vuelvo a escuchar. Se trataba de un heavy metal directo con mucha base de rock, sencillo y con estribillos que no se hacían esperar demasiado. Todavía siento un escalofrío cuando “All Night Long” inunda de sonido mi habitación, con esa peculiar voz afilada, nada perfecta, ni falta que hacía. Nada cuadraría mejor en esta banda. De rocanroleros temas como este o “I Wanna Run”, inmortal desde la primera vez que se clavó en mi mente, podíamos pasar a temas de descomunal fuerza como “Dying In The Dust”, “D.O.A.”, como un yunque cayendo de un rascacielos, o “Lick It, Stick It”; todos ellos pesados temas de rock duro. El himno del disco, otro imborrable, es “Stronger Than Rock”. Tenía la banda ese toque comercial, que no le sirvió para alcanzar una mayor popularidad y equipararse con sus compatriotas Scorpions o Accept, pero que se dejaba notar en “Dreamin”. El tema que más gente recuerda siempre es esa balada llamada “I´m A Looser”, donde el sentimiento hacía que cualquier otra valoración tuviera cabida. Esto era verdadero rock, moderno por aquel entonces, afilado y con coros tan matadores como los de “Lady Life” o “Fight With The Killer”.

Como otras tantas bandas de la época, Railway vivió su momento de gloria, desapareció y en estos últimos años se vuelve a reunir. Aunque su nombre no tenga el tamaño de otras viejas glorias que han tenido su segunda oportunidad, aunque sea haciendo giras por salas de medio aforo, algunos soñamos con la oportunidad de ver estos temas en directo y sacarlos de ese pasado en el que se han quedado congelados, en una vieja cinta o en un vinilo, sin que ni una arruga haya hecho mella en ellos.

ANTONIO REFOYO (antonio@lamiradanegra.es)