CRÍTICA: FLYING COLORS – SECOND FLIGHT: LIVE AT THE Z7

 

flyingcolors_secondfight_liveatthez7FLYING COLORS

(Second Flight: Live At The Z7)

9/10

 

 

 

Parece que Flying Colors están empeñados en mostrar su propuesta en directo. Es intensa la carrera de este supergrupo, que lleva tantos directos editados como discos en apenas 3 años. Si en 2012 salía su homónimo debut, en 2013 se editaba “Live In Europe”. Algo idéntico ha pasado tras el lanzamiento en 2014 de su segundo disco “Second Nature”, ya que un año después se ha editado este directo “Second Flight: Live At The Z7”. Y hay que reconocer que, si bien es imposible transmitir en un trabajo en vivo, por buen audio e imagen que éste tenga, la verdadera esencia de vivir in situ un directo; creo que en el caso de Flying Colors se nota de manera muy perceptible el aumento de sensaciones con respecto al estudio. La finura de estos músicos hace que esto funcione en vivo con una química propia de una gran formación más allá de nombres. No se perciben egos pese a las reconocidas trayectorias de sus componentes, pese a que Mike Portnoy desde la batería parece llevar el liderazgo del grupo. Pero a la hora de funcionar en directo hablamos de unas sensaciones y un entendimiento excelente, por no decir perfecto, entre el ex de Dream Theater y sus compañeros Dave LaRue (exDixie Dregs), Casey McPherson (Alpha Rev), Neal Morse (exSpock´s Beard) y Steve Morse (Deep Purple).

Toda esa magia se refleja en este directo, excelente en cuanto a sonido e imagen, contando con 24 cámaras para captar lo mejor de una noche mágica del otoño de 2014 en el Z7 suizo. Lo han conseguido de pleno, aumentando mucho las sensaciones en comparación a su “Live In Europe” y consiguiendo, desde el momento en que disfruto de este trabajo, que me quede con la fluidez y naturalidad que emana en directo la banda, sin que sus trabajos me parecieran para nada malos. Todo lo contrario. Simplemente creo que llegan en vivo a una inexplicable dimensión superior que hace erizarse el bello, tanto por el pulido trabajo vocal como por el sentimiento puesto en cada una de las notas que los músicos sacan de sus instrumentos. Hablar de progresivo a muchos les puede traer a la cabeza algo demasiado pensado y frio, pero en el caso de Flying Colors se rompe completamente ese hecho. Estamos ante unos virtuosos, indudablemente, algo que se refleja individuamente en algunas de estas canciones, como el caso del final “Infinite Fire”, pero es que incluso en temas extensos como “Open Up Your Eyes” podemos apreciar que cada componente está al servicio de la canción. No necesariamente lo más complejo es lo que te llega, algo que sabe muy bien un Steve Morse sembrado.

Pero es que también hay que destacar temas mucho más concisos, incluso comerciales, como puede ser “Kayla”, o temas que hacen de la sencillez algo muy grande, como “Peaceful Harbor”, acabando con una intensidad que te lleva en volandas a nada que te dejes llevar por las emociones.

El trabajo resulta redondo en todos los sentidos. No solo es que la calidad de imagen y el sonido ayudan a hacer de este un directo sublime, es que además estamos ante unos músicos que capturan en vivo esa magia de las grandes formaciones, con una comunión con su público que también se refleja en la obra. Aparte de lo que podemos ver y escuchar hay otros componentes más místicos que revalorizan unas buenas canciones, una buena ejecución y una buena plasmación.

ANTONIO REFOYO (antonio@lamiradanegra.es)

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