STIGMA 

(Flores Negras) 

5´5/10 

La falta de unas óptimas condiciones para plasmar sus trabajos vuelve a pasar factura a una de nuestras bandas. Este segundo disco de estos veteranos madrileños hace aguas en el sonido, y ese es un problema del que muchos no salen. No es del todo su caso, como podréis apreciar echando un vistazo al aprobado que le concedo a este “Flores Negras”, ya que la originalidad de las composiciones y el trabajo que se percibe detrás de estos temas pueden paliar en gran parte un sonido que no lima en nada esas astillas que en estudio se deben de pulir. El otro punto negativo del trabajo es la voz, a la que la producción tampoco le hace favor, aunque esta vez pienso que sí estamos ante una verdadera debilidad del grupo. 

Formados en 1993, esta banda acumula una experiencia sobrada que les ha llevado a crear un disco variado en el que no se conforman con un heavy metal directo. Sin hablar de progresivo, estas canciones cuentan con una reconocible elaboración. Estoy de acuerdo en que, como apuntan estos chicos en su nota, se pueda haber notado que, después de varios cambios de formación, esta vez la banda ha contado para el disco con un teclista de pleno integrado en la concepción del álbum. Porque se trata de una música detallista, con muchos arreglos y cambios de pasajes en todos los temas que te hacen seguir indagando continuamente en lo que escuchas. 

Comenzando por el principio nos topamos con “Crueldad”, el cual tiene un trasfondo prácticamente instrumental. La voz resulta ser más hablada que cantada, en un plan gutural que da un interesante matiz. Sin embargo, continuar en esa misma línea el resto del disco podría ser demasiado preconcebido, con lo que en “¿ Porque ?”, cuando entra la voz vemos que no hay la personalidad ni potencia necesaria por mucho que Iñaki se desgañite. El caso es que seguimos con temas que en el plano compositivo son de lo más logrados, al menos en la instrumentación. Así ocurre con “Recuerdos”, donde vuelven a utilizar el matiz de la voz gutural de forma puntual, el homónimo, el medio tiempo con cambios de ritmo “Alegría”, “Traición”…. Prácticamente no hay excepciones en ese interesante desarrollo de los temas, con ese regusto armónico que le da la presencia del teclado. 

Sin embargo, el instrumento que sale mejor parado de ese flojo sonido es la guitarra solista, muy presente en todo momento con largos solos bien metidos en el transcurso de los temas, nunca fuera de sitio. La versión de “The Kiss” (B.S.O. de El Último Mohicano) es un curioso detalle, si bien algo que caracteriza al disco para bien es que, de por sí, cada corte tiene una singularidad que lo hace especial. “Oscuridad Infinita” es (como indica su título), el tema oscuro del disco, “A Un Poeta” el rápido y directo y “Oscura Luz” una balada que no se hace típica. Hay mucho a lo que podemos agarrarnos en defensa de “Flores Muertas”, solo que percibo las ideas muy por encima del resultado. Y esto es lo que verdaderamente va a llegar a la gente. 

ANTONIO REFOYO (antonio@lamiradanegra.es) 

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