CRÓNICA: ORPHANED LAND + KHALAS + KLONE + THE MARS CHRONICLES

ORPHANED LAND + KHALAS + KLONE + THE MARS CHRONICLES

29 – 10 – 13

Bilbao (Rock Star)

Muy injusta la respuesta del público de Bilbao con Orphaned Land en esta visita a la capital vizcaína. Apenas 3 decenas de personas nos dimos cita para ver a una de las grandes bandas de la actualidad de nuestra música. Pioneros y cabezas más visibles del denominado Oriental Metal, con una carrera consolidada y con una calidad musical de altura, como demuestra sin ir más lejos el disco que esta noche nos presentaban “All Is One”. Pero todo eso no ha sido suficiente para que el público haya tenido en mayor consideración este concierto.

Los teloneros a muy pocos nos podían decir algo en principio. Dos bandas francesas y una palestina que podían resultar más una curiosidad que un atractivo para el personal. Pero en todos los casos nos brindaron unas excelentes actuaciones. Algo cortas, debido a lo apretado del cartel, pero con una buena sensación en todos los casos.

The Mars Chronicles es una banda de muy reciente creación. En 2012 comenzaron su andadura por un rock atmosférico y progresivo con tintes de post rock. Llevando unas llamativas lentillas que ennegrecían los ojos de los componentes aparecieron en el escenario para bridarnos bajo un buen sonido 5 ejemplos de su propuesta en forma de canciones densas cargadas de contrastes. Ese ambiente embaucó una sala en la que era difícil enganchar a los pocos asistentes a las poco más de las 7 de la tarde de un martes laboral. Pero eso no le resta ningún mérito a lo que nos ofrecieron bajo un estilo que puede decir mucho en la actualidad. Muy interesantes para los más inquietos que busquen ápices de novedad en las bandas actuales.

Mucha más trayectoria llevan en sus espaldas Klone. Como ocurre en muchas ocasiones, aunque Francia sea un país cercano su escena muchas veces nos es totalmente desconocida. Y es que pese a sus 5 discos editados hasta la fecha poco conocíamos de esta banda hasta este concierto. Su estilo mucho más progresivo que el de los anteriores, e incluso tanto o más que el de los propios Orphaned Land, lo plasman con una fuerza y un nivel de calidad que hacen mella en los oídos más refinados. Cuentan con una gran voz que se acopla como un guante a las estructuras  complejas que le tienden sus compañeros para hacernos viajar por pasajes de un nivel musical magistral. De nuevo el buen sonido ayudó, y la sensación que nos dejaron fue fantástica.

La mayor curiosidad de la noche venía de la mano de Khalas. Por lo que he podido ver en su biografía no es la primera vez que pisaban suelo estatal, aunque una vez más para prácticamente la totalidad de los asistentes era una banda desconocida por completo. Sus influencias vienen del hard rock de toda la vida, pero eso lo compaginan con los sonidos tradicionales de su tierra de una manera muy peculiar, acrecentando su singularidad el hecho de utilizar su propio idioma. Era como rebobinaras una cinta hacia atrás. Sin embargo, más allá de una propuesta exótica aquello tenía su gancho.

Llevan funcionando desde 2004 y nos presentaron esta noche su segundo disco “Arabic Rock Orchestra”, con imágenes de bailes árabes acompañando los temas. Si todos hubiéramos reproducido en la sala esos movimientos hubiéramos necesitado más espacio, a pesar de todo. El grupo se mostró con una gran ilusión, cosechando aplausos y calor por parte de los asistentes. Pese llamar más la atención por su peculiaridad nos dejaron buenas dosis de calidad, sobre todo por parte de su guitarrista, que terminó bajando del escenario para mezclarse entre el público. Muy llamativa su influencia árabe fusionada con el rock.

Incluso superaban en este sentido de fusión a los mismos Orphaned Land, que con la utilización del inglés adquieren un toque anglosajón más asimilable por los seguidores del metal y del rock. Estos han conseguido convertirse en una referencia dentro de nuestra escena, por ello considero que su relevancia hubiera merecido una acogida mucho mayor. Hay muchas buenas bandas, pero que hayan roto fronteras no hay tantas. Y no cabe duda de que ellos son a día de hoy la referencia más clara cuando hablamos de esta fusión a la que se le ha etiquetado como oriental metal.

El caso es que no dejan de ser una banda progresiva que con ese matiz étnico podrían llegar a gustar a los seguidores de este estilo independientemente de esa peculiaridad. E incluso gracias a ella adquirir ese aliciente extra que ofrece algo más a nuestra escena.

Además son unos músicos excelentes. Ya vimos en solitario hace unos meses lo que Yossi Sassi hace con su guitarra de doble mástil cuando visitó Bilbao acompañando a Marty Friedman, pero a él hay que sumar al resto de componentes. La calidad vocal de Kobi Farhi es indiscutible. Pasa de registros rasgados a limpios con gran facilidad y se desenvuelve con una naturalidad en ese hábito que lo haría candidato número uno en un casting de un nuevo Jesucristo para la próxima Semana Santa. Además, dentro de la seriedad habitual de su rostro, conecta muy bien con el respetable. No nos dejó parar en ningún momento, con una respuesta generalizada de un público que se apelotonó lo más cerca posible del escenario. Eso hizo que la noche no fuera del todo fría. Y es que aunque no fuera una gran presencia de público, los que asistieron lo vivieron de verdad.

Nos presentaron una buena cantidad de temas de su nueva obra “All Is One”, comenzando con “Through Fire And Water” y el single “All Is One”, cuyo video se proyectó en las pantallas de la sala mientras era interpretado. Lástima que la disposición de la sala Rock Star de Bilbao deje demasiado escoradas esas pantallas, con lo que seguramente algunos ni apreciaran el efecto.

La banda está en activo desde 1991, pero se puede decir que desde la edición de su tercera obra “Mabool: The Story Of The Three Sons Of Seven” es cuando el grupo ha empezado a tener verdadera repercusión. El repaso a su discografía lo basaron en esos tres últimos trabajos, donde queda en medio “The Neverending Way Of ORwarriOR”, del cual nos rescataron temas que han calado hondo en el respetable, como “Barakah”, el memorable “Sapari” o ese tarareado hasta el infinito “In Thy Never Ending Way”.

Los samplers que incluyen elementos clásicos del sonido mediterráneo se acompañan de una voz femenina muy recurrida. No estaría mal que pudieran contar con una vocalista en directo para que aquello resulte menos artificial. Sobre todo en “Sapari” se hubiera agradecido mucho, ya que esa voz está presente de manera constante. En cualquier caso es una delicia para los oídos, pero en un directo cuanto menos se utilicen grabaciones sería bastante más acertado para vivir el sonido más orgánico, sin trampa ni cartón, que las bandas pueden ofrecer encima de un escenario.

De la obra que inicia esta reciente etapa de crecimiento de la banda nos brindaron un envolvente “Ocean Land (The Revelation” y un “The Kiss Of Babylon (The Sins)” con el que Kobi nos pidió ver todas las manos alzadas y allí todo el mundo respondió.

Como detalles más especiales del concierto, temas que me parecieron especialmente emotivos. Uno de ellos fue “Brother”, dedicado a los hermanos integrantes de la banda por parte del vocalista y a los palestinos Khalas, que veían el concierto desde el lateral del escenario. Grandes gestos los que Orphaned Land están intentando hacer por la paz y por poner un poco de cordura en medio de un conflicto que, como siempre, no tiene demasiado que ver con los ciudadanos, siempre arrastrados por engaños y manipulación a pelear en luchas que no son las suyas. Es paz lo que nos hace respirar Orphaned Land en temas como este o como el profundo “Let The Truce Be Known”, bajo mi punto de vista el momento más intenso del concierto.

Nos dejaron sin un solo de batería que, a tenor de lo mostrado por Matam Shmueli hubiera resultado espectacular. Me consta que en otras actuaciones han venido dejando un espacio para ese solo.

Se despidieron definitivamente, una vez más, colocando los brazos del respetable arriba con el pegadizo “Norra El Norra”, dejándonos la imagen de los presentes moviendo sus brazos a derecha e izquierda en señal de despedida.

Una buena actuación a la que le faltó público, pero no calor por parte de los presentes que se entregaron ante una banda que desborda esa pasión casi religiosa impregnada por su propia cultura. Un llamamiento pacifista que se expande en cada uno de los temas de Orphaned Land. Debería ser escuchado en todo el mundo.

Texto: ANTONIO REFOYO (antonio@lamiradanegra.es)

Fotos: MAR JOSE MARTIN (mari@lamiradanegra.es)