CRÍTICA: KUDAI – VII
KUDAI
(VII)
8/10
Son muchos años de buen metal euskaldun, independientemente del sello que queramos ponerles. Kudai comienza su andadura en el 2002, debutando discográficamente con “Hutsa” en 2004, consiguiendo desde entonces no desfallecer con acertados trabajos de potente metal como fueron “Arima Eroslea”, “Shah Mat” y “Harezko Dorreak”, bajo mi punto de vista este último un álbum que marcó un punto de madurez y personalidad absoluto para el grupo guipuzcoano.
Musicalmente “VII” lleva esa misma línea muy asentada, aunque siempre con la frescura de la novedad y con la envoltura que le da a la obra ser conceptual. El título nada tiene que ver con el número de álbumes de la banda, ya que estamos en el quinto, sino con los siete demonios que se presentaron en el mundo para utilizar los siete pecados capitales con los que hacer sucumbir a la humanidad en el actual infierno.
Por lo tanto cada tema se dedica a uno de esos demonios y a uno de esos pecados, contando por lo tanto historia con su moraleja y con su aprendizaje personal. Interesante para los que entendemos euskera seguir los textos, pero si no es el caso no pienses que no va a llegar a ti la emoción que transmiten estas canciones. En este sentido, su anterior obra marcó también un antes y un después, con unas melodías más desgarradoras y apasionadas, algo que vuelve a ocurrir en un trabajo donde la emoción se puede llegar a tocar.
Los siete temas vienen escoltados por las intro y la outro de la obra. “Ab Purgatirio” ayuda a crear el ambiente necesario para introducirnos en “Lucifer”, donde los fuertes riffs nos dan la bienvenida a un infierno que no deja de tener cierta calidez agradable. Es lo que transmite la música de la banda, que sin grandes alardes técnicos tiende sobre nosotros temas excelentemente confeccionados con capacidad para atraparnos en su ambiente. El sonido ayuda a ello, así como las curradas melodías vocales, en las que el tono rasgado y roto se acopla a las señas de identidad de Kudai.
Los toques industriales hacen acto de presencia de manera puntual, sutil y natural, con ciertos arreglos a los que en el pasado ya nos han venido acostumbrando, consiguiendo embellecer unos temas oscuros, pero con un brillo muy especial. Así queda patente en “Mammon”, con algún guiño más en su estructura, pero sin perder en ningún momento potencia, algo que se apodera de la obra. “Belphegor” se hace aún más envolvente, destacando en “Amodeus” el canto de sirenas de unos samplers que logran lo que la música debe conseguir, llevarnos al contexto pretendido por el grupo. Totalmente logrado.
Así por ejemplo la rabia se impone en “Leviathan”, mientras que “Beelzebub” alcanza el toque agónico, y la crudeza se desprende en “Aamon”. Con un toque acertadamente demoniaco se despiden con el ambiental “As Inferna”, habiendo conseguido que pasemos por cada una de las fases como un castigo, si atendemos a que hemos sucumbido a cada uno de los pecados capitales, pero habiendo gozado de sus impuras sensaciones, impresas en cada una de estas canciones.
Sentimiento absoluto en una banda con cimientos muy sólidos, experiencia madurez y carrera más que considerable llegando a la actualidad con capacidad de decir y transmitir más que nunca.
ANTONIO REFOYO (antonio@lamiradanegra.es)
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