CRÍTICA: SHOLL – UN AÑO DE GUERRA
SHOLL
(Un Año De Guerra)
7´5/10
Interesante evolución la que lleva la aún corta trayectoria de este grupo vizcaíno formado en 2007. Nos dejaron un debut en 2013 de título “Teorías Sobre La Ilusión”, avanzando en esta segunda referencia hacia unos terrenos algo más ambientales e intimistas, con unas tesituras muy cambiantes que juegan con la intensidad de una manera muy atrayente para quien guste de sumergirse en una obra conceptual con un significado muy personal y abierto a interpretaciones. Una escucha superficial sería desaprovechar el disco.
“Un Año De Guerra” es un título que refleja una lucha interna a disposición de cada uno en este puñado de temas en los que Sholl con su rock alternativo se salen de influencias concretas y encuentran una originalidad no muy habitual en las bandas que en este estilo se decantan por el castellano como lengua. Ese metal moderno no conlleva el que grupos clave se te vengan a la mente. Sholl saben ir por libre.
El disco cuenta con un sonido limpio, utilizando puntalmente samplers que dotan de un aura especial la escucha, contribuyendo con ese aroma ambiental, sin dejar, por otro lado de esbozar buenas y duras guitarras. De hecho estas tienen tanto dinamismo como el expuesto en “I.K.G.”, donde no cesan de expresarse haciendo un trabajo que a veces puede quedar un poco por debajo de la voz, pero del que disfrutarán los amantes de los detalles, los que sean capaces de reparar en esos guiños que en ocasiones pueden quedar en un segundo plano, pero que hacen merecer la pena el volver a hacer girar el disco en nuestro reproductor.
También en este aspecto hay riffs más duros en el caso de “Diferentes”, poseyendo en no pocos cortes esa dualidad de fuerza y sensibilidad muy presente, con cambios de intensidades como los del completo “Desaparecer”. En este aspecto de la intensidad el homónimo corte es un ejemplo de cómo ir subiendo el tono hasta llevarte a una cuota elevadísima, siendo en principio un tema muy relajado. Así mismo la obra termina con mucha fuerza con “Bouvetoya”, dejándonos en el éxtasis final con una sensación my explosiva, tras un trabajo que nos ha llevado por un continuo ir y venir de sensaciones y emociones fluctuantes en una montaña rusa en la que es mejor abrir el alma y dejar tu mente en blanco si quieres captar todo lo que su trayecto ofrece. No son una banda de tal profundidad que el común de los mortales tenga restringido el acceso, ni un grupo progresivo que te haga perder el hilo si no pones bien el oído, pero tienen la suficiente sustancia como para ser escuchados con atención y entrar en el universo que nos tienden para comprender y disfrutar toda su propuesta.
ANTONIO REFOYO (antonio@lamiradanegra.es)
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