grapeshot_thesceneGRAPESHOT

(The Scene)

8´5/10

 

 

 

Grapeshot se podría definir como un cartucho gigante lleno de trozos de metal que es lanzado violentamente por un cañón. Es lo que nos apuntan en su biografía estos madrileños arrolladores que sorprenden con un primer disco digno de todas las alabanzas. Puede que no sean tanta sorpresa para los que ya les conocieran con su Ep de 2012 titulado “Sons Of Betrayal”, ni para los que sepan que en su formación hay gente del nivel y la experiencia de José Poveda (exElecktra) o Marcos de la Calle (exTerroristars), lo cierto es que con este primer largo pegan un golpe sobre la mesa que, de tener la difusión necesaria, debería hacer remover la actualidad del metal en su sentido más amplio.

Porque como indica la propia denominación del grupo hablamos de metal sin encasillamientos. De hecho, a ellos mismos les resulta difícil definirse. Groove, Thrash, Death o Stoner son las distintas y variadas etiquetas con las que uno puede intentar orientar al personal para hacerse una mínima idea de la onda que lleva Grapeshot. El caso es que tenemos a una trituradora musical que envuelve todo un sinfín de estilos. La agresividad es una constante, pero no exenta de sutiles detalles.

La obra ya entra bien por los ojos, cuando vemos en la portada un vinilo con dientes de sierra. Explicito ante lo que vamos a encontrar. Una banda cortante y afilada, con un filo propio del metal cañero, pero a su vez con una raíz más añeja. Por otro lado la contraportada ofrece unos cascos atados a una dinamita que muestra la explosividad de estos temas. Esto podría ser reflejo de la parte más actual de la banda. Y es que es un grupo que de raíz muestra unas guitarras a medias entre el stoner y el thrash, con un grosor que también se muestra en una versátil voz que alterna los mas crujientes y rotos con las graves melodías limpias. Todo confluye y todo va en una misma dirección para crear el torrente arrasador en que se vuelve la original propuesta musical de los madrileños.

Por otro lado, los temas vienen cargados de mensaje. Son temas muy intencionados, tanto como su propio estilo. Si con el estilo buscan romper en tus oídos las letras intentan tocar cierta parte de tu mente. Puede ser para criticar la actual robotización de la sociedad en “Zombies”, la escena musical en “The Scene” o la banalización del sexo en “Fornicage”; o para tratar temas más personales como en el caso de “No Flowers”, con mensaje más intimista, mientras que en “Blinding Moon” nos brindan la experiencia de una noche de desenfreno.

“How Many Times” es el tema más completo. Una banda muy directa no deja de ofrecer cambios de ritmos, guitarras incendiaras que cambian camaleónicamente sin que eso tenga que romper de una manera abrupta. Para brusquedades ya está su propio sonido rocoso. En ese sentido el tema más redondo es este, bajo mi punto de vista. No os hagáis una idea de una banda monótona que solamente nos vuela la cabeza, porque el componente orgánico de su música se refleja en una cruda producción que hace que no se pierda ningún detalle. Si en medio del huracán te es mas difícil apreciarlo a primeras escuchas puedes fijarte en un tema más relajado como “You Wouldn´t Let Me Go” cuyo ritmo nos lleva al paso y su pesadez y corpulencia la hacen más profunda, pero no con menos pegada que, por ejemplo, un odioso “Godless Angels”.

No solo estamos ante un trabajo rompedor por el sonido que desprende, también por atreverse a mover los cimientos de nuestra escena, salirse de normas y dejar una libertad que en el metal más contundente se echa en falta. Un trabajo que abarca reminiscencias de al menos cuatro décadas, con esa dualidad que suele dar resultados tan ambiguos como interesantes. Raíz clásica y cuerpo de metal moderno, un corazón rockero con refortalecimiento metalero. Un disco que pasa sobre nosotros como una exhalación, pero que nos deja un recorrido repleto de matices y sin desperdicio. Saciados, pero a la vez deseosos de más.

ANTONIO REFOYO (antonio@lamiradanegra.es)

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