CRÍTICA: BLINDER – HEGEMONIC CULT
BLINDER
(Hegemonic Cult)
7/10
Desde Cuba, a partir de otro grupo anterior llamado Medium, surge Blinder en el año 1998. Tengo referencias de que con anterioridad debían practicar un estilo un tanto más industrial cantando en castellano, pero en la actualidad evolucionan hacia unos derroteros más netamente death metaleros, con aportes melódicos que recuerdan a la corriente europea, manteniendo algo de la fiereza del thrash metal. Yo personalmente es ya con este trabajo editado en el presente año con el que les he conocido, siendo un disco que impacta con un sonido digno recogido en Timba Estudios de Cuba y con la masterización a cargo de Andy LaRocque (King Diamond), y con un puñado de canciones atronadoras, muy fuertes y trabajadas en voces y guitarras, luciendo a muy alto nivel, y con una base rítmica dura y dispuesta a cambios de tesitura que dota de dinamismo a las piezas.
Así la obra se abre de la manera más desalmada con “Soulless”, para pasar a un tema infectado de odio como “I Hate Myself”, tras el que tenemos uno de los temas con pincelada más descaradamente europea como es “Faces Of Reality”, que me recuerda en las guitarras a Arch Enemy. No están lejos de la onda sueca estos cubanos, pero también tienen algo más. El thrash metal afilado y directo también les gusta, algo que se deja notar en temas tan asesinos como “Shoot To Kill”, con una velocidad en la que empastan perfectamente riffs y solos de guitarra.
“Campanero” es una adaptación de un tema tradicional que da paso a un tremendo “Final Proclamation Of War”, con unos cambios de ritmos brutales. “Hegemonic Cult” mantiene esa violencia a tope hasta el final del disco, en el que nos brindan una versión de Slayer de “Die By The Sword”, con las señas abrasivas del sonido de Blinder, pero fiel a esos cambios estructurales mortíferos de la original. No en vano el disco se lo dedican a la memoria del que fuera guitarrista de la banda estadounidense Jeff Hanneman.
De influencias como esa cogen la agresividad que arrecia en toda la obra, compuesta por 8 cortes que nos llevan a una duración de 33 minutos con 33 segundos. No se si por rendir culto o por casualidad, pero lo cierto es que merece la pena no dejar pasar nada de los mismos por parte de quien busque algo fuerte, crudo, directo, limpio y ejecutado con precisión.
ANTONIO REFOYO (antonio@lamiradanegra.es)
INFORMACIÓN ADICIONAL:
Sello: Rhombifer Music (www.rhombifer.com)
