CRÍTICA: THE FAITHLESS – REFLECTIONS ON THE BLUE SIDE

 

THE FAITHLESS

(Reflections On The Blue Side)

9/10

 

 

Que la banda tenga estilo y sonido propio, como dejó patente en sus dos primeros discos, ya es todo un logro al que pocos grupos puedan optar. Que además la banda tenga individual y colectivamente un gran nivel de calidad es otro punto importante para hacerse grandes. Pero es que no queda ahí la cosa, la conexión intergeneracional de sus componentes ha dado como fruto una química muy especial que se respira tanto en estudio como en unos directos donde rematan con soltura lo que apreciamos en sus discos. Y ahora, con tres trabajos editados, ya podemos decir que la banda sabe evolucionar disco a disco, o al menos hacer que cada uno tenga algo distinto al anterior.

Eso pese a que ciertos aspectos se puedan repetir como la producción con Iker Bengoa, que saca lo mejor de la banda, o la portada de Adolfo WB, que con su propio estilo parece tener reservado un toque especial que identifica los trabajos de The Faithless. Cuando todo parece ir en una misma dirección el resultado tiene que ser óptimo, aunque falta lo más importante: las canciones. Y de nuevo a nivel compositivo el grupo ha demostrado que le siguen sobrando ideas para facturar otra magna obra de metal.

Si su anterior “Fighting The Shadows” parecía endurecer el sonido del grupo con respecto a su debut, este es un trabajo algo más reposado, menos directo y con más tempos pausados, aunque sin perder la pegada metalera que el grupo siempre ha tenido. La aportación en teclados y sintetizadores de Javi Free, de forma general aportando adornos o colchones a los temas puede haber contribuido a ello, aunque la propia estructura de los temas y su propio aura parece haber pedido ese nuevo elemento a su vez.

“The Way” abre el disco conectando de lleno con su anterior disco y tendiendo un puente hacia este, siendo un tema que no llega a ese filo tan thrash que tenían algunas de aquellas canciones, pero con un corte muy metalero marca de la casa con Iñaki Nogueira dando una lección magistral de encadenar riffs como si de un grifo abierto se tratara. Un guitarra que al estilo de lo que algunos grupos como Rage han hecho a lo largo de su carrera se sobra y se basta para multiplicarse en diferentes facetas guitarreras.

También ayuda mucho tener en la banda a Manolo González “Lolín” como bajista, cuyo protagonismo es muy de destacar, sabiendo remarcar el ritmo cuando toca, robustecer las guitarras cuando es el caso o incluso llevar el papel principal. En temas más penetrantes como los siguientes “Sweet Dream”, “Duble Standard” o “Fear” va ganando protagonismo, muy a la par del hacha que, eso sí, suele tener un hueco reservado para algún solo pleno de sentido para completar unas composiciones de metal de espíritu muy actual pero de raíz muy clásica. La naturalidad con la que se mueven entre esas líneas es clave para entender el estilo propio de esta banda y el éxito que sin duda merecería por poder abarcar un amplio espectro de seguidores.

La tendencia a cortes más oscuros le da a la banda en algún momento un toque más Sabbath. Y es que llegando a “Time”, ya mediado el disco, nos cercioramos de que esta es un obra que marca los tiempos de una manera mucho más meditada que su predecesor, pero sin dejar de ser un disco duro. Y si no, para eso está la pegada en la batería de Fer Heras. Por su parte Abel Garcia Niso es un vocalista tremendo, que sabe manejarse muy bien en unos registros que precisamente en estos tonos graves da lo mejor de sí, pero sabiendo compaginarlo muy bien con dejes más rabiosos. Para su lucimiento llega un “Flaying Alone” en cuyo estribillo se desenvuelve con la mayor comodidad. Puede que un tema más estándar para ellos, pero no menos efectivo. Ya le vuelven a dar luego una vuelta más a su estilo en “No Reason”, donde me encantan los puentes que tiende la guitarra. Posteriormente “Broken Wings In Paradise” vuelve a ser un completo tema donde el trabajo compacto entre guitarra y bajo van abriendo camino en una conjugación perfecta. Un buen ejemplo de la profundidad que posee este álbum con tenencia a la oscuridad más penetrante.

“The Last Call” se convierte en una especie de interludio donde la protagonista es la voz de Abel, de nuevo con un poso relajado que en esta obra se impone al nervio que la banda ha sabido dosificar. Y tras ello llega un tema final que se puede hacer más experimental al contar con unos teclados más en primer plano, que con ese deje a la vez se puede hacer un más clásico. Hablo de “Eden´s Garden”, que cierra el disco con la idea de que The Faithless nos puede sorprender incluso cuando pensamos que en el disco ya estaba todo el pescado vendido. Pues este tema ofrece algo diferente cuando tan solo esperábamos un gran tema que redondeara la obra. Además de eso la banda pisa con cierto riesgo terrenos diferentes a los habituales saliendo fortalecida del envite y ampliando sus propios horizontes.

La banda ya cuenta con tres trabajos de contrastada calidad, pisando firme en cada nuevo disco y ganándose un hueco de honor entre los grupos que hoy en día están haciendo su propio camino, dejando huella y trabajos imperecederos que no deberías dejar de conocer si te gusta el metal y quieres jactarte de estar al día de lo más interesante que hoy se está haciendo.

ANTONIO REFOYO (antonio@lamiradanegra.es)

INFORMACIÓN ADICIONAL:

Sello: Demons Records