LOS BARONES

29 – 11 – 19

Bilbao (Sala Stage Live)

 

La tensa relación entra las dos partes de la formación original de Barón Rojo es tan evidente que se llevan la contraria en todo. Si Barón Rojo anunciaban su gira de despedida para 2020, los miembros de la que hasta ese momento era la banda en solitario de Sherpa deciden dar un viraje hacia su pasado con Barón, cambiando la denominación con una obvia referencia, y nos dicen en esta primera gira que no habrá final, porque así han bautizado a este tour donde han establecido la toma de contacto con una nueva etapa en la que es evidente la reivindicación tanto de Hermes como del propio José Luis Campuzano de su legado y su huella en una histórica formación que atesora un puñado de canciones inmortales y atemporales con las que muchos hemos crecido. A los más acérrimos del vocalista les podrá quedar la pena de que de esta manera se queden fuera algunos buenos temas, que los tiene, de su carrera en solitario.

Lejos de la polémica que entre los bandos de la antigua formación se pueda producir, los seguidores han recibido con los brazos abiertos esta aparición de Los Barones, constatándolo con una fantástica entrada en la sala Stage Live de Bilbao. Una sensación positiva que de momento parece extenderse a cada lugar que han visitado, con unas perspectivas de futuro prometedoras que no se quedan en rescatar temas clásicos, sino apostando por nuevas canciones como es de momento la única nueva composición con la firma ya de Los Barones actuales, de título “Vive  Hoy”, que caería a las primeras de cambio en esta actuación.

Lo haría en tercer lugar precedido por dos clásicos como “Son Como Hormigas”, con el guiño de cambiar eso de joven melenudo por viejo barbudo, y el propio “Barón Rojo”. Y sería sucedido de otros clásicos ante los que sobran las palabras como “El Malo” y “Breakthoven”. Las gargantas de la sala ya se habían entonado para llevar en volandas a Los Barones sobre el botxo, como recordó Sherpa que se llamaba a Bilbao cuando estuvo viviendo por aquí, antes de proponernos precisamente un vuelo con el instrumental “El Barón Vuela Sobre Inglaterra”.

Lástima que la descarga no estuviera marcada por el buen sonido. Y se resentiría especialmente “Tierra De Nadie”, que la banda no pudo bordar en esta ocasión a pesar de que se agradece muchísimo que no se dejaran en el tintero un temazo como este, que daba nombre a su disco del 87, un poco olvidado ya tras las primeras obras de la banda a principios de los 80, pero a la altura de sus mejores canciones. Y también es verdad que la banda tuvo ciertos debes a la hora de ejecutar algunas canciones, sin poderse borrar de la mente el sonido tan especial que los hermanos le han dado siempre a la banda. Y eso que el nivel de Sergio Rivas y del hijo de Hermes, Marcelo Calabria Valdés, está fuera de toda duda. Por otro lado, Sherpa está a un buen nivel vocal, aunque su timbre resulte de forma natural más grave que en el pasado, mientras que por su parte Hermes mantiene el tipo de una manera espectacular en la batería. El paso del tiempo ha hecho lógica mella a nivel físico, pero una vez se sienta tras los parches desarrolla una enorme labor. Sergio en concreto incluso contó con un solo de guitarra que dio descanso a sus compañeros mediada la actuación, con bastantes guiños a la música clásica, género que pone en práctica en ese gran proyecto junto a otros grandes hachas llamado Sinfonity.

Tal vez vayan puliendo esa nueva personalidad que los dos miembros más jóvenes del grupo le pueden dar desde las guitarras a los temas con el tiempo, pero al menos en esta actuación quedaron patentes algunas asperezas, como en “Hijos De Caín” donde las guitarras acompañaron a un público que coreaba el tema de una manera espectacular y que de haber dejado la sala en silencio, exclusivamente con ese clamor, como le hubiera gustado a Sherpa que sin éxito pidió que las guitarras pararan, hubiera sido el mejor momento de la noche ya como primer bis tras abandonar el escenario y tras la petición popular del regreso de la banda, arengado por el propio vocalista, pero que de no haber sido así hubiera llegado por sí solo ante el cariño que el personal le tiene a imprescindibles que aún faltaban y se esperaban como “Resistiré”, iniciado con solos de guitarra entre Sergio y Marcelo, y “Los Rockeros Van Al Infierno” , que provocaron lo que podéis imaginar entre el respetable para finalizar el concierto.

Entre los temas menos habituales se puede destacar “No Ver, No Hablar, No Oír”, el más alejado del repertorio habitual de Barón Rojo, pero un gran clásico como también lo es “Se Escapa El Tiempo” o temas tan emblemáticos como “Con Botas Sucias”, “Concierto Para Ellos” y “Campo De Concentración”. Por supuesto que no faltó la balada “Siempre Estás Allí”, que además esconde el nombre de este no habrá final tour y donde las emociones se dispararon en la sala. Y hubo dos grandes temas compuestos por los Hermanos de Castro  como “Larga Vida Al Rock And Roll” y “Cuerdas De Acero”, ambos cantados a medias entre Sherpa, Sergio y Marcelo, y que dejan una constancia más completa del legado de Barón Rojo.

Pese a que ni de lejos fuera un concierto redondo, con un sonido irregular y con aspectos que pulir, está claro que el público sigue añorando estas canciones con una emoción inusitada. Precisamente por esos seguidores es una pena el final de una banda como Barón Rojo que va a decir adiós a los escenarios sin que los cuatro componentes de la formación original hayan recortado la mucha distancia que en lo personal los separa, aunque en lo musical los vaya a mantener unidos para la eternidad. Porque es imposible ver a una de las partes sobre un escenario sin tener presente a la que falta.

Texto y fotos: Antonio Refoyo (antonio@lamiradanegra.es)