CRÓNICA: Z! LIVE ROCK FEST – Sábado 10 de junio
Z! LIVE ROCK FEST
Tercera jornada: Sábado 10 de junio de 2023 – Recinto Ferial IFEZA – Zamora
El mal cuerpo de lo ocurrido en días anteriores se iba pasando sabiendo que podríamos vivir con total seguridad una última jornada de Z! Live en plenitud. Las imágenes que me pasaban de un recinto recuperado ya por la mañana daba plena confianza, lo cual da fe del trabajo tremendo que debió llevar a cabo la organización para achicar agua de un lugar que dejamos anegado unas horas antes. Con ello vivimos una tercera jornada por todo lo alto, pese a los sinsabores previos.
Los escenarios también lucían mucho mejor, ya que sobre todo el que sería segundo escenario, Cooper Stage, sufrió las inclemencias de forma especial los días previos. Hoy por fin podíamos ver su nombre en el lateral y ese telón superior con el lema del Z! stronger than metal.
En el principal, Silver Stage, arrancaban Incursed con su particular apuesta por el folk metal. Una banda que al margen de justificar una buena fiesta poseen una calidad musical aplastante. Solo hay que ver al frente a Jonkol, también teclista en Vhäldemar y en Orion Child, y que aquí se carga a la banda a sus espaldas para ocuparse también del micro, escoltado por músicos que hacen que el grupo suene como sonó después de los habituales problemas iniciales.
El homónimo de su último “Baskavígin” reivindicó sus raíces vascas, aunque casualmente el grupo arrancara su andadura en Aranda De Duero. Ha cambiado mucho de componentes la banda desde entonces, sin perder el estilo con el que nacieron y, si cabe, haciéndolo mas personal.
“Who Stole My Beer?” fue otra presentación de su más reciente obra, pasando luego por otro tema en euskera como “Suaren Lurraldea” o “Homeland”, extractos de una recomendable discografía. Con “Souls On Fire” seguían presentando su último trabajo y cerraban con la adaptación a su estilo del clásico de A-ha “Take On Me”, con esa melodía que todo el mundo conoce, aunque (como era mi caso), ni idea teníamos del grupo que popularizó este tema en los años 80. Ya de entrada con Incursed las sonrisas iban volviendo a los rostros en el festival.
Y si calidad tienen Incursed, qué decir de la exquisitez de Ciconia en el otro escenario. Sin palabras se expresan y sin palabras dejan a quien sepa apreciar la música técnica y con sentimiento. Porque ambas cosas se funden en este trío instrumental que llegó al Z! Live presentando su cuarta obra “Animal Chapters”.
Quedó en anécdota que se cortara la intro de “Animalarium” con la que comenzaron presentando ese nuevo disco. Sonido fantástico y pulcra interpretación por parte de la banda con Dani Dean haciendo diabluras con la guitarra, Jorge Fraguas llenándolo todo con el bajo, haciendo que allí pareciera que no había solo tres tíos de carne y hueso, y con Héctor Galindo siendo un portento de fuerza y técnica a la batería.
Se centraron en su nuevo disco con más temas como “Mammothman”, “Whales”, “Scolopendra” o “Predator Inside”, acordándose del anterior “Meraki” con “Katabatic” y realizando una actuación cercana a la perfección en ejecución.
Death & Legacy jugaban en casa, reivindicando por un lado su puesto dentro de las actuales bandas de death melódico y también su propia tierra. Venían presentando su nuevo disco “D4rk Prophecies”, aunque arrancaron con “Pray” de su anterior “Inf3rno”, con la vocalista Hynpernia entrando unos segundos más tarde que la banda y acaparando todas las miradas en escena, donde se desenvuelve con total soltura.
Luego ya se centrarían más en la nueva obra, con colaboraciones especiales que denotan la relevancia que la banda le había dado a este evento. Jessie de Ankor apareció en “Eternal” y “Salvation” y Javi SSagittar de Killus en “The Unnamed Shadow” y “Damned”… si no me falla la memoria después de haber visto a 12 bandas.
Evidentemente la banda centra su repertorio en los dos discos registrados con su actual vocalista, cerrando su atronadora descarga con “Hellfire”.
Celtian nos ofrecieron su melódico Folk metal con la gran presencia de su vocalista Xana Lavey al frente, que cautivó con su melodía vocal. Desde su entrada en la banda un grupo que comenzó siendo instrumental dio un vuelco y nos han dejado dos discos con ella como “En Tierra De Hadas” y “Sendas De Leyenda” de los que dieron cuenta en el Z! con una puesta en escena vistosa por el solo hecho de la cantidad de componentes que interactúan en escena y también por ese preciosismo que dan los elementos folk a un heavy metal tan melódico que se acerca al pop.
Cuando Crisix se sube a un escenario no hay excusas para no disfrutar. La banda venía de tocar en Alemania, casi sin dormir, como nos decía Juli, pero no hay nadie que les pare cuando suben a un escenario y quedó claro que no se estaba justificando ante nada. Podrían ser la banda de thrash metal más divertida del mundo. Pero aparte funcionan con una profesionalidad que denota el salto que el grupo ha dado de un tiempo a esta parte. De hecho, la suya fue ya una actuación bastante multitudinaria.
La banda montó una buena desde el principio con temas como “Macarena Mosh”, que provoca por sí solo un buen circle pit. Si encima el vocalista arenga con un gesto circular con su dedo índice dando vueltas allí ya estaba liada. Hizo el vocalista un alegato del odio necesario en “Full HD” y consiguió que el recinto entero se agachara en “Get Out In My Head” para alzarse en un nuevo pogo.
Se marcaron un medley con varios clásicos en los que la banda intercambió los instrumentos bromeando sobre lo que iban a tocar. Juli amenazó con una de Rosalía para ejecutar finalmente “Hit the Lights” de Metallica, “Walk” de Pantera y “Antisocial”, original de Trust, pero popularizado por Anthrax, que a buen seguro son influencia más directa para estos chicos tan sonrientes pese a la mala baba que desprenden sus furiosos zarpazos thrash.
Tampoco faltó un wall of death tras “G.M.M. (The Great Metal Motherfucker)”, cerrando con “Bring ´Em To The Pit” y “Ultra Trash”, sus ya clásicos particulares para una descarga en la que todo el mundo disfrutó. En un concierto de Crisix parece imposible no hacerlo.
Si el día venía encabezado por uno de los padres del power metal, pocos grupos se adscriben tan fielmente en la actualidad a ese estilo como Gloryhammer. Más prototípicos que los pioneros. Y eso que no vienen de una tierra con tanta tradición en este estilo al ser británicos, pero podrían ser alemanes o suecos. También cuentan con esos destellos sinfónicos que nos recuerdan al metal italiano. Y luego tienen un fantasioso toque excéntrico que les acompaña en su propia imagen.
Dieron un repaso a sus cuatro discos, arrancando con “Holy Flaming Hammer of Unholy Cosmic Frost” de su recientemente editado “Return To The kingdm Of Fife”. Una especie de duende verde le dio un martillo al vocalista Sozos Michael. Duende que aparecería más tarde en “Wasteland Warrior Hoots Patrol” tocando una especie de saxo, si no me falló la vista desde la lejanía.
Te gustará más el estilo o menos, pero que la banda hace una entretenida puesta en escena está claro, con un toque bastante cómico también. En “The Unicorn Invasion Of Dundee” vimos una especie de batalla entre el vocalista y el teclista para acabar una descarga para seguidores del power más arquetípico, donde en el presente GloryHammer son una de las criaturas dominantes.
Haken eran la propuesta extraña para muchos del festival. Otros representantes del progresivo en esta jornada eran Dry River y Evergrey, pero tal vez Haken sean aun por aquí un tanto más desconocidos y a la par más experimentales. Y soy el primero que debo decir que me queda pendiente profundizar más en su música, pero si no lo he hecho aún ha sido más por falta de tiempo y por la avalancha de música que uno tiene para escuchar que por falta de ganas y de aprecio hacia un estilo limpio, cristalino, con clase y mucha originalidad.
No se cortaron a la hora de salir a escena con una especie de camisas hawaianas a juego con la selvática portada de su último “Fauna” que presentaron con temas como “Taurus” o “Sempieternal Beings” y otros de trabajos pasados como “Invasion” del anterior “Virus”, con Ross Jennings desde el micro interactuando con el público, que me da que en buena parte no entendió la propuesta de la banda británica. Tal vez se pueda echar en falta mayor acompañamiento en este plano al vocalista, pero hay partes muy complejas en su estilo que requieren concentración a la hora de ser ejecutadas. Algo que la banda hizo sin fisuras.
Pese a poder pagar el pato de ser un tanto incomprendido en un festival donde la gente busca algo más inmediato, los que permanecimos atentos gozamos de una descarga musical de altos quilates.
Cambiaba mucho la cosa con Dark Tranquillity en el segundo escenario. Veo a la banda viviendo un gran momento después de llevar liderando el sonido del death sueco más de 30 años. La banda no pierde poder de convocatoria y además cuenta con buenos nuevos discos como ese “Moment” de 2020, del que cayeron “Transient” o “Identical To None” una vez repasados otros trabajos que también han calado ya hondo en el personal, caso de “Atoma” del que el propio tema homónimo o “Encircled” fueron exponentes importantes en el repertorio.
“What Only You Know” nos recordaba su disco de 2013 “Construct”. Nos llevaron con “Cathode Ray Sunshine” y “Terminus (Where Death Is Most Alive)” y “Nothing To None” a trabajos más lejanos, con los que siguieron en la recta final de la descarga con “Hours Passed In Exile”, “Lost To Aphaty” y “Misery´s Crown”. La única pega es que se pudieron echar en falta muchas canciones, pero esto es un festival y ya sabemos que el tiempo es reducido. En cualquier caso, el encuentro con sus seguidores en este Z! Live mostró a una banda en gran estado de forma.
Importante es que en cualquier festival los cabezas de cartel den la talla. Y vaya si Helloween lo hizo en esta edición del Z! Live que deja para la historia este paso por Zamora de la calabaza alemana. Gran sonido, gran repertorio y temas muy bien trabajados para esta actual formación que hace ya unos años recibió el regreso de los hijos pródigos Michael Kiske y Kai Hansen.
Además el repertorio lo reparten excelentemente entre diferentes épocas, apostando de entrada por la actualidad con el extenso “Skyfall”. Alguien dirá que su happy metal peca de comercial, pero la banda ha acostumbrado en su carrera a dejarnos para la posteridad temas extensos que son todo lo contrario de un hit. Valiente es arriesgarse además a abrir con uno de ellos, además nuevo, pero con esta espectacular entrada y un sonido impecable ya perecía que aquello iba a ser memorable.
La gran calabaza donde se ubicaba la batería de Dani Löble era uno de los atractivos del escenario, así como una gran pantalla tras él que lanzaba diferentes imágenes.
No se hizo de rogar el primer clásico de la noche con “Eagle Fly free”, con Michael Kiske en gran forma. Trabajo brillante tanto cuando le tocaba en solitario, como cuando tenía que turnarse con Andi Deris o cuando había que hacer un doblaje vocal. Han trabajado muy bien este aspecto para que encajen todos los actuales componentes de la banda.
Pero en este tramo habría espacio para el trabajo solista de ambos cantantes, ya que en el siguiente “Mass Pollution” sería Andi quien se haría cargo de la voz, turnándose en este tramo con su compañero en el micro con sendos clásicos de las diferentes épocas de los cantantes en la banda como “Future World” y “Power”. Kiske es mucho Kiske, pero veo a Deris si cabe más enchufado que nunca y a un gran nivel que no convierte esto en una competición, sino en una fructuosa colaboración. Eso sí, escuchar a qué nivel puede llevar su voz aun Michael Kiske en “Save Us” solo puede estar a su alcance.
Sorprende cómo Michael Weikath le da total protagonismo a Kai Hansen en el liderazgo de la banda. Andi Deris presentó a Kai Hansen como el que empezó con todo esto y dieron paso a los clásicos de aquella primera época en la que Kai Hansen era el que puso voz a temas que puede que no quedaran tan redondos como los que luego vendrían con los conocidos Keepers, pero qué encantó poseen “Metal Invaders” y “Victim Of Fate”, donde vimos a Kai desprovisto de guitarra, haciendo de puro frontman. Se volvería a calzar la guitarra mediado este tema para seguir con este medley que nos llevó por tramos de “Gorgar” y “Ride The Sky” y que desembocó en “Heavy Matal Is The Law”. Un tramo celebradísimo, sin contar con esas dos grandes voces que comandan Helloween actualmente, aunque en los nuevos temas con algunas aportaciones del propio Kai Hansen.
Les cedería de nuevo el protagonismo a sus compañeros y se tomaría un respiro en la balada “Forever And One (Neverland)”, en el primer tramo solo con el acompañamiento de Sascha Gerstner que luego realizaría un solo de guitarra previo a “Best Time” como otro exponente de tema actual del grupo. Después ya solo quedaban clásicos que disfrutar, como un “Dr. Stein” muy bien adaptado a las tres guitarras de los actuales Helloween, que se alternan a la perfección.
“Haw Many Tears” volvía dar voz a Kai Hansen para acordarse de nuevo de aquel “Walls Of Jericho”. Y aunque la banda anunciaba retirada aún quedaba mucho que disfrutar. Andi Deris aparecía con bastón y sombrero de copa mientras se escuchaba la reconocible entrada de “Perfect Gentleman”, tras el cual el grupo bordó otro de los temas largos de su carrera. Esta vez el que dio título a dos obras imprescindibles. Hablo, evidentemente, de “Keeper Of The Seven Keys”, redondo como toda la descarga de la banda, acabando con la presentación de los componentes de la banda por turno de retirada, con pequeño solo de bajo al final de Markus Grosskopf.
Tras ello, esta vez sí, solo quedaba despedirse, y sabíamos que sería con un “I Want Out”, que además sirvió para que Andi Deris hiciera típico juego de separar a la concurrencia en dos para corear los de un lado la melodía del tema mientras que el otro gritaba el título del mismo. El final tenía que ser por todo lo alto, con confeti disparado al cielo de Zamora que fue cayendo sobre nuestras cabezas de forma mucho más agradable que la lluvia que nos chafó parte del festival. Por altas que fueran las expectativas con los cabezas de cartel seguro que se cumplieron o se superaron, incluso.
Hasta Tom S. Englund reconoció la pedazo actuación que le precedió a sus Evergrey. Y fue un error marcharse por parte de aquellos que tal vez no conozcan a una banda melódica y progresiva que lleva desde 1995 siendo uno de los grandes del heavy metal, aunque algunos aún no se hayan enterado. Solo hay que echar una escucha a su carrera.
Puede que tengan razón los que dicen que el bajo sonó un poco saturado, aunque tampoco creo que para nada echara por tierra la actuación de un grupo que con su melodía y oscuridad sigue poniendo el bello de punta. Englund funde su guitarra y su particular voz en una emoción inenarrable que se percibió en los temas de sus más recientes “A Heartless Portrait (The Orphean Testament)”, abriendo de este con “Save Us”. “Weightless” de “The Atlantic” continuaba con este gran inicio de actuación centrado en los últimos años del grupo, llevándonos por temas como “Eternal Nocturnal”, el coreado “Midwinter Calls” o “A Silent Arc”.
Como pega solo puedo poner que se quedaran fuera del repertorio más temas de los años en los que la banda comenzaba a despuntar. Me da que por tiempo les hicieron recortar repertorio sin esperarlo, porque eché de menos un tema como “Recreation Day”, para mi imprescindible, pero de la vieja época del grupo al menos nos brindaron en la recta final “A Touch Of Bleesing”, cerrando con “King Of Errors”. Aunque pueden tirar de cualquier tema de su repertorio sin temor a equivocarse. Solo me dejan con ganas de verles pronto de nuevo en una actuación más completa.
Dry River es otro de esos grupos que se ganan en un festival así una oportunidad que en otros festivales tal vez no tengan. Es verdad que el cansancio ya hacía mella, pero la banda aun contó con una nutrida presencia de seguidores que disfrutaron de una actuación tan exquisita como en ellos es habitual. Con una puesta en escena particular a la que se añade la aparición de algún que otro personaje en función de la temática del tema que tocan.
Venían presentando su nuevo disco “Cuarto Creciente”, cuya portada veíamos al fondo del escenario, pero de inicio nos brindaron “Fundido A Negro” y “Perder El Norte” de “2038”. Luego ya llegarían temas como “Segundo Intento” de esa nueva obra, con una parte final donde caerían el impresionante “Me Va A Faltar El Aire” y “Traspasa mi Piel”.
Dünedain vienen cosechando de un tiempo a esta parte la recompensa al esfuerzo y al tesón de su líder Tony Delgado. Ahora mismo son uno de los grupos del presente del heavy metal melódico cantado en castellano. Además, gozan de un directo arrasador, con su vocalista Nano recorriendo el escenario una y mil veces, sin esconderse cuando le toca ceder el papel de cantante principal a Tony, entregado y con una actitud ejemplar. A ambos se les suman el bajista Alberto, que es un frontman más para la banda, con Mariano en la guitarra que es pura garantía y Miguel completando desde la batería una gran formación de puro heavy metal.
Tuvieron problemas de sonido en el primer tema “Vuela”, pero tras un pequeño parón para solucionarlo eso no les amilanó para seguir con “A Un Paso Del Cielo” de su más reciente “Memento Mori” o temas que huelen a clásicos, y tienen unos cuantos, como “Legado”, que además viene que ni pintado para levantarse ante las puñaladas, que las hubo por arte de algunos, hacia este festival de los contratiempos en este 2023.
De hecho, la banda castellano leonesa reivindicó en más de una ocasión este festival de su tierra y tras abordar temas que precisamente viene de perlas para levantarse contra las adversidades como “1000 Golpes” acabarían deseando volver el año que viene, ya sea arriba o abajo del escenario. Gran deseo que esperemos que se cumpla.
También hubo momentos para acordarse del público antes de ejecutar “Tu Sueño” y no faltaron temas que a estas alturas debería conocer cualquier seguidor del heavy metal en castellano, como “Buscando El Norte”, “Bola De Cristal”, “Por Los Siglos De Los Siglos” o “Corazón De Invierno”, último tema que disfrutamos en directo de este Z! Live.
Un festival que pone en el mapa una región tan olvidada como Zamora y que lleva muchos años demostrando que se pueden hacer las cosas bien hasta el punto de haber ido creciendo hasta donde nos encontramos en esta edición con nuevo emplazamiento en busca de mayor afluencia de público. Que factores inesperados e incontrolables hayan afectado a esta edición esperemos que no impidan que dentro de un año nos volvamos a reunir por aquí con el heavy metal y con un montón de buenos amigos. Sea en este emplazamiento o en otro.
ANTONIO REFOYO (antonio@lamiradanegra.es)