CRÓNICA: VANDENBERG
VANDENBERG
Jueves 19 de septiembre de 2024 – Escenario Santander – Santander
Whitesnake ha contado en sus files con músicos de excepción en un incontable número que han ido rodeando a David Coverdale durante todas estas décadas. Independientemente de que la banda haya girado en torno al vocalista, cada uno de esos músicos ha marcado y ha sido marcado por su paso por la serpiente blanca. A Adrian Vandenberg le tocó el periodo probablemente de mayor popularidad del grupo a finales de los 80. Y vaya si ese periodo tuvo repercusión en esta cita con la banda del guitarrista, aunque no creo que debería irle a la zaga en cuanto a buenas canciones los discos firmados bajo el nombre de Vandenberg, con un debut de 1982 que los clásicos seguidores del guitarrista siguen recordando como un gran clásico del hard rock, sin menospreciar el resto de su carrera, incluido un último disco de título “Sin” que a tenor de la calidad de sus temas bien hubiera merecido mayor representación que la que tuvo en esta actuación.
Una actuación que tampoco fue excesivamente larga, alcanzando la hora y cuarto incluyendo los bises. Hay que tener en cuenta que a Adrian Vandenberg le contemplan ya 70 años, tan bien llevados que habría que pedir su partida de nacimiento para creerlo fehacientemente. El guitarrista está en una forma envidiable que para sí quisieran algunos unas cuantas décadas más jóvenes que él.
“Hit The Ground Running” dejaba patente que venían presentando nueva obra, aunque ni mucho menos iba a girar el repertorio en torno a ello, arrancando con grandes sensaciones sonoras, con un guitarrista tremendamente sonriente y activo, mientras que Mats Levén demostraba que tras esa cabellera que apenas dejaba verle el rostro emergía una voz que nada tiene que envidiar a la de su predecesor en este grupo. No hay muchos vocalistas que sean capaces de llevar hasta el nivel requerido esta escuela Coverdale y hoy eramos privilegiados de estar ante uno de ellos. Por otro lado, su estado físico no delata ni de cerca los 60 años que ya posee un vocalista que rezumó una juvenil energía.
No tardaron en llegar los clásicos de Whitesnake, con un “Fool For Your Loving” que evidenció una vez más que, por mucho que se critique el hecho de que este tipo de proyectos se acaben convirtiendo en directo en una especie de tributo, que son los que mueven y conmueven a la concurrencia. Se notaba entre los asistentes quien era más acérrimo seguidor en función de cómo se respondía a los temas que cayeron de su debut, que en algunos provocó también pasiones, como apreciamos en “Your Love Is in Vain”.
No comparable al estallido provocado por el hit “Give Me All Your Love”. No se perderían demasiado de vista los grandes temas de Whitesnake, con algún receso en cuanto a emociones del personal, que no en cuanto a la calidad que destiló la banda, como en “Freight Train”, de su anterior obra. Luego con Adrián sentado, acústica en mano sobre la tarima de la batería y con Mats Leven haciendo lo propio, se marcaron un intimista “Sailing Ship” que dio paso a un sublime “Judgement Day”.
Tras “Wait” viviríamos un solo de batería bestial por parte de Joey de Boer, arrancando con un niño que se sentó junto a él y que también quiso participar con las baquetas. Detalle curioso para dar paso a un portentoso solo. Regresaron sus compañeros con “Shadow In The Night”, previo a un “Crying In The Rain” tras el que la banda abandonaba el escenario a la hora de actuación. Demasiado pronto para lo que nos hubiera gustado.
Los bises fueron tres clasicazos, con la emotiva balada “Burning Heart”, recordada por muchos, como pudimos apreciar, recordando que Vandenberg ya dejó clásicos antes de la etapa de Whitesnake. Remataron con dos de esos temas que transcienden todo tipo de fronteras. Muy meritoria la interpretación de Mats Levén en “Still Of The Night”, donde estuvo sobrado para transmitir a su modo esas emociones que David Coverdale inmortalizó en “1987”. Y la despedida fue con otro no menos añorado y reconocido “Here I Go Again”, donde el vocalista supo rodearse del coro del público, que no le falló, como tampoco falló él mismo con una voz prodigiosa.
Con un par de temas más de su último disco, que está a la altura, pienso que hubiera quedado más compensado el repertorio y más completa la sensación de los asistentes a los que nos faltó algo más de tiempo sobre las tablas para saciarnos. Aunque lo que vimos nos dejara buen sabor.
ANTONIO REFOYO (antonio@lamiradanegra.es)