CRÓNICA: VALDORROCK – SECRET SPHERE + TRICK OR TREAT + ALMA CULTER + A SAKO
VALDORROCK
SECRET SPHERE + TRICK OR TREAT + ALMA CULTER + A SAKO
Sábado 14 de septiembre de 2024 – Valdorros, Burgos
A su regreso, tras muchos años de desaparición, el Valdorrock se ha convertido en un festival diferente. Ha llovido desde aquella edición de 2010, última hasta que en 2023 el festival regresara después de 12 sonoras ediciones que muchos que las vivieron jamás han olvidado. Solo había que ver entre los asistentes a esta jornada la cantidad de camisetas de aquellos carteles que aun sobreviven como un tesoro de uno de esos grandes días que como amantes del rock en directo vamos coleccionando.
Pero el tiempo pasa, nos hacemos mayores y algunos tenemos hijos, con lo que agradecemos sobremanera un regreso de Valdorrock como festival diurno que acoja en un pequeño pueblo pegado a la capital burgalesa una jornada de música en vivo para toda la familia. Sin convertirse en un maratón de música, con sosiego y actividades paralelas para los peques entre las bandas, y sin acabar en un horario intempestivo que los que nos desplazamos agradecemos para no llegar a deshoras a descansar. Algo diferente que por segundo año consecutivo ha sido todo un éxito.
Y es que llegamos casi recién abierto el mercadillo a este acogedor pueblo de apenas 300 habitantes y ya se veía un gran ambiente en el recinto ubicado a la misma entrada del pueblo, para no perdernos, frente al único bar del lugar. Un sitio ideal para el evento, con parte del terreno de un verde césped y otra parte adoquinada. Con una fuente con cuatro surtidores que, aunque el día no fuera excesivamente caluroso, se agradece siempre en estos eventos al aire libre.
A la 1:30 del mediodía los burgaleses A Sako abrieron el apartado musical con una enérgica actuación con un accesible punk rock que me recordó bastante a Dikers. Su juventud quedó patente cuando su vocalista hacía referencia a que por edad no pudo vivir las ediciones de la primera época del festival. Pues en esta ocasión se comieron el escenario, que hora de llevarse algo a la boca ya era, para dejar constancia de los temas que podemos encontrar en sus dos discos, “Discordia” de 2019 y “Hasta Que Las Voces Griten” de 2023. Sobre todo los temas de este último se hicieron protagonistas con una recta final en la que “Títeres” o “Espejismo” fueron buenos exponentes de una banda joven, pero muy bien cimentada en unos potentes ritmos y unas vibrantes guitarras que rezuman actitud y entusiasmo en conjunción con una sólida voz que recalca el mensaje de cada texto. No desaprovecharon la ocasión, dejándonos la imagen de su bajista saliendo del escenario para acabar tocando sobre uno de los elementos infantiles que suelen estar ubicados en cualquier parque. Le faltó tirarse por el tobogán o tocar mientras se columpiaba.
Tras una paellada popular que sentó de lujo tendríamos tiempo para una buen café y una siesta que en otros festivales se nos ve truncada con alguna de esas actuaciones que no podemos perdernos. Mientras tanto los niños seguían jugando por el recinto o por el riachuelo que pasa junto a él en una plácida jornada con música en vivo.
La prueba de sonido de Trick Or Treat rompió el hielo, siendo la previa a la salida a escena de Alma Culter. Los vizcaínos siguen defendiendo la vieja escuela del heavy metal con verdaderas leyendas de la escena vizcaina en sus filas. El cartel de “Ellas Son Eléctricas” que portaron los creadores de la iniciativa Paco Manjón y Leo Cebrian, presentes en el recinto, nos recordaba que estábamos ante una de las vocalistas pioneras de todo esto. Marilu se acompaña de los no menos míticos Paco Martinez de Musitu en la batería y Arbi en la guitarra, con David en el bajo esta vez con pantalones, no como hace un año en el Dimetal.
Hicieron un repaso a su disco “Caos” sin fisura alguna, a pesar de que Marilu sufrió el impacto del sol golpeando de frente. Pese a haber tenido la suerte de contar con una jornada de lo más agradable, superando en poco los 20 grados durante el día, estar sobre un escenario con el sol pegando de pleno se le hizo duro a la vocalista que pese a todo sacó adelante la actuación dejando buena muestra del buen heavy metal que recogen en esa obra. Con reminiscencias de lo más ochenteras, pero con esa velocidad y ese filo que ellos catalogan como street metal.
El propio “Caos” fue de lo mejor de su descarga, al lado del reivindicativo “Princesa” o el crudo “Salvame”. La balada “Diosa Fortuna” dio un punto de pausa en una descarga contundente, con himnos como el veloz “Esclavos” y el hard rockero y adictivo “Nada Es Eterno” ganando el favor de los presentes y tal vez algún que otro nuevo seguidor que se interese por una banda que defiende el espíritu más clásico del heavy metal con ese regusto que los amantes de los viejos aromas saben paladear.
Ser un festival modesto no implica no ambicionar con traer bandas de primer nivel internacional. Ya lo hicieron hace años y el festival sigue con esa apuesta. En este caso el festival contó con dos bandas italianas de power metal. La primera de ellas Trick Or Treat, grupo descaradamente deudor de Helloween, a los que si ya no rinden tributo, sí le siguen rindiendo pleitesía. Así se refleja tanto en sus melodías como en su actitud, como suele ocurrir con otros sucedáneos, más happy que la de los propios creadores del happy metal.
A la chita callando el caso es que la banda tiene ya una meritoria carrera de más de 20 años, habiendo editado recientemente un directo de titulo “A Creepy Night Live”, como referencia a su último álbum de estudio “Creepy Symphonies”, arrancando de idéntica manera con el homónimo tema del disco. Los problemas con el micro de Alessandro Conti empañaron en parte un fulminante arranque que seguiría con “Hungarian Hangver” y “Aquarius Diamons Dusy”, dando un repaso a diferentes obras con “Loser Song” y “Evil Need Candy Too”.
Ya con el micro cambiado para evitar esos problemas que hacían que la voz desapareciera por momentos, la banda sonó de cine. Y es que las cuatro bandas contaron con buen sonido. El ambiente se caldeó más con la versión de Cyndi Lauper de “Girls Just Want To Have Fun” dedicada por el vocalista a las féminas. Impagable fue la cadeneta que se montó, liderada por un seguidor con un andador hinchable, que no se si tomar como símbolo de la media de edad que está alcanzando el público del heavy metal. A ver si con iniciativas como Valdorrock se hace cantera.
El solo de bajo de Leo partió en dos la descarga con momentos tan memorables en la parte final como el de “Like Donald Duck”, con el vocalista mostrando un pato Donald de peluche con el que casi se marcó un dueto, gesto que para la persona del público que se lo regaló poco antes de subir al escenario tiene un gran significado. Con “Pegasus Fantasy” y “Crazy” redondearon una actuación siempre divertida y al gusto de todo apasionado del power metal más melódico y orgullosamente prototípico.
También le debe mucho a Helloween el power metal que se asentó en Italia con un toque más ampuloso, donde sobresalieron bandas como los entonces simplemente Rhapsody y Labyrinth. Un tanto a la sombra de ellos había un puñado de bandas de gran nivel que tal vez por verse eclipsados por aquellos nunca tuvieron el éxito merecido. Como suele ocurrir en cualquier escena. Ahí estaban estos Secret Sphere como una de las bandas que, a mi modo de ver, nada tenían ni tienen que envidiar en cuanto a calidad a ningún grupo de aquella oleada ni del metal melódico a nivel internacional en general.
Así que fue una gozada verles en un festival sin apreturas, con muy buen sonido y con un entrañable ambiente que los propios músicos captaron. No en vano Roberto Messina quiso mencionar a una pareja presente en el festival y a cuya boda fueron invitados a tocar hace ya un porrón de años. Noticia de la que se hicieron eco incluso los medios metaleros de la época. El vocalista también recalcó en varias ocasiones sus dos épocas diferentes en la banda, habiendo retornado a la banda tras años fuera del grupo con el anterior disco “Lifeblood”, al que ha sucedido el reciente “Blackend Heartbeat”. Discos que colocan a la banda a un excelente nivel en la actualidad, retomando esa esencia que solo saben darla a un grupo miembros originales. Y es que si bien la época de Michele Luppi también fue brillante, con una voz que incluso puede resultar más pulcra que la de Roberto, este le da a los temas el auténtico cariz de aquellos primeros discos que se clavan para siempre en el corazón de los seguidores. De aquella época siguen en el grupo Andrea Burayto en el bajo y el magistral Aldo Lonobile en la guitarra, con Gabriela Ciaccia en los teclados, muy metido en la descarga y un portentoso Marco Lazzarini, bestial en la batería. Hay baterías que pasan más desapercibidos, pero este no es uno de ellos.
El repertorio se basó en las dos épocas de Roberto Messina en la banda, defendiendo a su vez su más reciente obra, arrancando tras la intro del disco no con el tema que le sigue en el redondo, sino con los duros “Psycho Kid” y “Blackend Heartbeat”, tras lo que dieron un buen salto hacia atrás en el tiempo con “Welcome To The Circus” y la joya de su segundo disco “Under The Flag Of Mary Read”.
Para el seguidor más metalero fue “Loud & Raw” y con “The End Of An Ego” dejaban clara la apuesta de la banda por esos periodos diferenciados de Roberto en el micro de Secret Sphere. Pese a que la noche y la bajada de temperaturas llegó con ellos el vocalista no se cortó a la hora de cantar descalzo, como suele ser habitual en él.
“Confession” y “J´s Serenade”, ahora sí, seguían con la presentación de su último disco de estudio editado hasta la fecha, apostando también con orgullo por parte del vocalista por el disco de su regreso con el homónimo “Lifeblood” o “Against All The Odds”. Tremendamente brillante y de ejecución impoluta resultó el medio tiempo, dedicado para la mujer más bella, “Lady Of Silence”. Atisbando la recta final con el segundo tema que compusimos “Recall Of The Valkyrie”, superviviente del debut “Mistress Of The Shadowlight” y el impactante himno de épico estribillo “Legend”, con el que compartía obra el final “Dr Faustus”, que también cerraba aquel imprescindible “A Time Never Come”. Todo un temazo de 8 minutos que podría parecer osado para terminar, pero su intensa oscuridad y su aura solo ratificó más aun la gran impresión que dejaron los italianos.
A las 10 de la noche era buena hora para recoger a los niños, que no querían abandonar el recinto tras un día al aire libre en el que la gozaron tanto o más que los mayores. No se si habrá otro festival que se adecúe más a los gustos y necesidades de toda la familia. Para el que quisiera la noche continuaba con pinchada de música y con el bar abierto hasta la madrugada. Una experiencia diferente que tiene en común lo mismo que cuando hablamos de otros festivales. Que el año que viene nos gustaría repetir.
ANTONIO REFOYO (antonio@lamiradanegra.es)