CRÓNICA: SOEN + MOLYBARON + TERRA

SOEN + MOLYBARON + TERRA

Martes 3 de octubre de 2023 – Sala Kafe Antzokia – Bilbao

Se hizo justicia con Soen llenando el Kafe Antzokia un martes a la noche para recibir a una de las bandas que más ha crecido en los últimos años dentro del rock progresivo. La banda liderada por el ex batería de Opeth Martín López ha trabajado duro, editando discos cada dos años en los últimos tiempos, a cada cual de mayor calidad. Eso lo ha captado y valorado el seguidor más exquisito de nuestra música, que 8 años después de su última visita a Bilbao y con 4 discos más, llegando ya a la cifra de 6 obras editadas, les recompensó con el ambiente de las grandes ocasiones. Recompensa que sería devuelta con creces por el grupo sueco con un concierto antológico.

Para mayor premio contamos con dos sorprendentes teloneros. Comenzando por Terra, un grupo para mí completamente desconocido hasta ahora, pero con una propuesta chocante dado el carácter percusivo de la misma. No dejan de tener guitarra, bajo y batería, pero buscan otros elementos, dando a su música un carácter tribal, con la batería colocada en primer plano. Y es que es el propio batería el que se encarga de cantar, algo que resulta alucinante, dada la complejidad de su música. Pero este hombre se desenvolvió en esa doble labor con soltura, con una voz muy melódica que no hace de su música algo inaccesible para quienes no tengan el progresivo como uno de sus estilos predilectos.

No se trató solo de una propuesta pintoresca, dejaron claro que tienen muy buenas canciones y gustaron en Bilbao.

Molybaron no quisieron quedarse atrás y con algo más de tiempo que sus predecesores nos expusieron un metal más contemporáneo que progresivo diría yo. Poseen unas guitarras muy duras, con muy buenos riffs y punteos que hacen las delicias de los seguidores del heavy metal más directo y contundente. Los franceses dejaron una buena muestra de lo que se recoge en sus tres discos editados hasta la fecha, con un muy buen sonido en el Kafe Antzokia. Esta noche la sala sonó muy nítida, cosa que no he podido decir en las últimas ocasiones que la he visitado.

Comenzaron con su último disco “Something Ominous”, arremetiendo con mucha fuerza y entusiasmo con el homónimo tema, que también abre su último disco, y el que le sucede “Set Alight”. Sin apenas mediar palabra siguieron con temas de su segundo redondo, “The Mutiny” editado en 2021.  Pero en esa apuesta de directo es un disco que siguen teniendo muy presente, como demostraron los siguientes “Twenty Four Hours” y “Animals”.

La banda se veía cómoda, notando buena recepción entre el personal, así que en “Something For The Pain” se atrevieron a pedir que el público cantara el estribillo, consiguiendo que atronara el Antzoki. Son temas que activan al personal con el ímpetu que desprenden y con la actitud con la que se expresa la banda, para muestra “Breakdown”,“Lucifer” o “Vampires”, antes de rescatar de su homónimo debut el tema que cerró su descarga “Incognito”. Precisamente de incógnito no pasó el gran nivel que poseen como banda en una sala ya a rebosar.

Hablar de nivel se me queda corto para expresar lo que nos ofreció Soen. Más bien habrá que hablar de una banda en la actualidad fuera de categoría. Sabíamos la excelencia que se recoge en sus discos, pero como suele ocurrir con las buenas bandas, resulta incomparable la sensación en vivo. Y eso que estamos hablando de una música detallista que se presta a la escucha reposada, pero también tiene canciones con unas melodías que la voz de Joel Ekelöf envuelve con una tesitura especial. Un vocalista que demuestra que no hace falta alardear de potencia y de bruscos cambios de registro para cautivar al personal. Siendo así de natural su voz suena simplemente angelical.

Por supuesto que ninguno de sus compañeros se queda corto a la hora de captar un sentimiento que va más allá de la técnica. Podría mencionar temas tan descriptivos de lo que digo como la balada “Illusion”, en la que la guitarra de Cody Lee Ford capta una esencia muy blues, luciéndose el guitarrista solista en el centro del escenario ya en la segunda parte del concierto.

Antes de llegar a ese punto el grupo ya se había metido al público en el bolsillo con un repertorio con el último y fabuloso “Memorial” como flamante nueva obra de presentación, al cual pertenece “Sincere”, con el que abrieron. En un inicio muy intenso siguieron con “Martyrs” y “Savia”, iniciado con el bajo de Oleksii ‘Zlatoyar’ Kobel.

Todos los músicos acabarían teniendo su protagonismo, sin ir a un burdo virtuosismo, aunque sonando como una banda que pareciera haber bajado de otro planeta para revelarse ante nosotros cual revelación. En este sentido hay que destacar el papel de Lars Åhlund, alternando bajo, teclado y coros. Un trabajo al servicio del resultado de las canciones que no por resultar a veces un poco más oscuro pasa desapercibido. Así temas como “Memorial” o “Lascivius” desataban los primeros oes y las alabanzas hacia un grupo que no quería perder tiempo en sonrojarse.

Siguieron concentrados para ofrecer el mejor resultado en vivo de temas como “Ubreakeable”, aunque aquí rompiendo la sobriedad para hacer que el púbico cantara el estribillo en la parte final. Esta noche hasta las voces del personal sonaban espectaculares en la sala. Se nota hasta qué punto el grupo ha cautivado a todos y que ha hecho seguidores que no solo se deleitan con la evidente calidad del grupo, sino que percibe el sentimiento de sus canciones.

“Deceiver” supuso el final de una primera parte del concierto que pareció dividirse en dos con el relajante “Ideate”, dando paso a una segunda mitad en el que el elegante Joel Ekelöf cambiaba la imagen trajeada por una chupa de cuero. El resultado sonoro seguía siendo en cualquier caso el mismo en “Monarch” o “Fortress”.

El anteriormente mencionado “Illusions” seguía siendo una ración de caviar. Y aun nos faltarían dos más con “Modesty” y “Lotus”. Este último dedicado por parte de Martín López a una persona que parece ser que había pasado por momentos difíciles. La sensibilidad, la emoción y la calidad que desprendió no se pueden recoger en esta crónica.

Tras el típico parón en falso regresaron con “Antagonist”, cuya perfecta plasmación resulta inenarrable. Luego sorprendentemente Joel nos ofrecía elegir entre “Lunacy” y “Jinn”, resultando elegida por aclamación popular la primera. Y ya se despedían con “Violence” sin que el concierto tuviera una sola fisura.

Pero lejos de esa fría perfección que podemos tener como imagen prototípica de las bandas de progresivo. También emocionan por la pulcritud con la que tocan, pero sobre todo porque sus canciones resultan envolventemente cálidas para hacer que el público sea un clamor en unión con la banda y no un mero espectador pasivo.

ANTONIO REFOYO (antonio@lamiradanegra.es)