DIAMOND DOGS

23 – 02 – 12 

Bilbao (Kafe Antzokia)

Son tres veces las que he tenido oportunidad de ver a Diamond Dogs en este mismo recinto. Si no me falla la memoria, las tres ocasiones ha coincidido un jueves, algo que no hizo resentirse la presencia de público en las dos primeras. Sin embargo, en esta tercera la banda sueca se encontró con una afluencia bastante más mermada. En parte por la crisis o también por el partido del Athletic frente al Locomotive que tuvo pendiente a buena parte de la parroquia vizcaína, si bien no hubiera sido mal plan celebrar el pase a octavos de la Europa League con un concierto de rock de una de las bandas que mejor saben facturarlo en el mundo. Y es que lo que no se resintió fue el rendimiento de la banda en el escenario, capaz de hacerte sentir el rock de todos los tiempos con la misma vigencia hoy que en cualquier época pasada.

En cualquier caso, la sala no estuvo vacía ni mucho menos y un cálido ambiente acogió al grupo mientras que la intro iba sonando antes de  comenzar con el tema que da título a su nueva obra. “Set Fire To It All” comenzó a destilar la magia del rock sobre nosotros, con esa formación en la que siempre se muestran muy en primera línea los sensacionales Lars Kalrsson a la guitarra, Henrik Duke Of Honk Widen a los teclados, Magic como multiinstrumentista y un vocalista que se lleva de calle a la concurrencia como nadie.

Haciendo honor al titulo de su última obra la banda reservó mucho hueco para temas incendiarios, de toda su carrera. Los suecos cumplen 20 años en la carretera y eso se deja notar en esta gira, con un repertorio amplio que rescata temas de toda su discografía. Se fueron hasta el año 1994, cuando editaron “Honked”. El tema homónimo fue utilizado para hacer cantar a la audiencia, que sin previo calentamiento de una banda telonera no tardó en meterse en el concierto. Lo hizo a base de temas como este, el salvaje “Bound To Ravage” o el ritmo que nos metió en el cuerpo “Raise A Holler”. Bien es cierto que algún punto también rebajó la intensidad, pero no por ello dejamos de degustar la calidad con el reposo que estos músicos saben darle a su música. Y es que un tema como “Yesterdays Nymph”, aunque más relajado, fue una joya donde el teclado impregnó la estancia.

Posteriormente llegaría un momento del concierto un tanto mas incomprensible, pareciera que tan solo motivado para dar tempo a Sulo a cambiarse de ropa y aparecer con otro extravagante traje de rockero tradicional. La banda se marcó una instrumental sin demasiado gancho que terminó con el batería cantando una tonadilla en solitario, cogiendo la guitarra. Puede que me haya perdido algo, pero no se exactamente a cuenta de qué vino este detalle un tanto extraño.

Sin embargo, quedaba mucho repertorio de los más de 20 temas que la banda tenía preparados. Por ello Diamond Dogs prefirieron marcar los tiempos de manera progresiva, dedicando en este ecuador de actuación espacio a temas como “Passing Through My Heart”. Las palmas volverían a aflorar y a levantar al público cuando “Every Little Crack” comenzó a sonar, acelerando definitivamente con “Goodbye Miss Jill”.

El camino a la recta final del concierto cogió ese ritmo, llegando a un éxtasis en “Lift It Up”, con el genial Lars Kalsson luciéndose en un solo de guitarra ejecutado con la guitarra elevada y colocada tras su cabeza. “Somebody Eleses Lord” y “On The Sunny Side Again” nos llevaron a la primera despedida de la banda de las tablas.

No tardaron en regresar y lo hicieron con un nuevo tema relajado como “Desperate Poetry”, con Lars haciendo el solo esta vez sentado en las escaleras del Antzoki. Posteriormente levantaron el vuelo de nuevo hacia temas más rock and rolleros como “Sad To Say”. Cuando Sulo presentó a la banda quedó patente la adoración del público por cada uno de los músicos de la banda. Especialmente por el propio Sulo, que dejó que la propia concurrencia gritara su nombre, pero también considerable el cariño que profesan por Magic, que se lució sobre todo con el saxofón, pero también echando una mano con maracas, pandereta y demás. Cómo no, Henrik tiene también su hueco especial en el corazón de los seguidores. Esta vez no apareció sentado con el teclado apoyado en sus piernas, sino que contaba con dos filas de teclas con él sentado frente a un pequeño piano. Aún así, no cabe duda de que es uno de los teclistas más macarras del rock, por su imagen y por su actitud. Así lo demostró en su presentación. La banda terminó arreciando con “Wild Side”.

De nuevo se volvieron a marchar, pero en el set list les quedaban tres piezas que de no haberse encendido las luces tan rápido seguramente que hubieran salido a descargar. Nos quedamos sin “Bite Off”, “In Each And Every Ballroom” y “Roll This Motor Home”, que aparecían en el repertorio preparado por la banda como segundos bises. Un pipa hacia un gesto a la mesa con la linterna para que apagara la música pero la gente ya había comenzado a marcharse. Estoy seguro que de no haber sido tan precipitada la reacción de la sala y del público el grupo hubiera vuelto a salir para redondear la actuación con una dosis extra de rock & roll. No fue así dejándome personalmente con una sensación menos completa que en anteriores visitas a Bilbao, aunque no por ello insatisfactoria. Siguen siendo uno de los grupos de rock clásico más impresionantes. 20 años de continuo afianzamiento en estudio y, sobre todo, en los escenarios les avalan.

Texto: ANTONIO REFOYO (antonio@lamiradanegra.es)

Fotos: MARI JOSE MARTIN (mari@lamiradanegra.es)