CRÍTICA: QUAOAR – THE RIVER & THE SOUL
(The River & The Soul)
10/10
Lo tenían difícil para superar su debut, pero lo han conseguido con uno de los discos que me puedo apresurar a considerar desde ya como uno de los mejores que se van a editar en todo 2011 a todos los niveles. “The River & The Soul” asienta las profundas bases que Quaoar mostraran en “Man´t” alucinando a propios y extraños con su desbordante imaginación. Los matices entre un disco y otro, sin embargo, son notorios. El más visible es que este nuevo paso en la carrera de la banda refleja un trabajo mucho más entero que su predecesor, desde la producción hasta el conjunto de canciones que dan una sensación de más acabado. Recuerdo que en “Man´t” decía que echaba de menos algún tema más para redondear la obra. En este caso, “The River & The Soul” tiene un principio y un fin que nos hace saciarnos de todos los elementos que engloba la música de Quaoar, no por ello sin terminar con ganas de repetir una y mil veces la escucha de un trabajo al que le puedes dar todas las vueltas que quieras, porque siempre le encontrarás algo nuevo.
No dispongo ni de espacio ni de tiempo para detallar cada matiz de estas canciones. Quaoar siguen por su senda de música elaborada, meditada, cargada de emociones, estructuralmente compleja, cambiante, ambiental, profunda…, características que nos llevan a un sentido muy íntimo de la música. Sin embargo, es tanta la riqueza que imprime esta banda, que a la vez que tenemos ese plano más relajado asoma un sonido metálico que equilibra la balanza en otro punto. De hecho, este disco se me hace bastante más duro que el anterior, como comprobamos nada más comenzar el riff de “Memento Mori”, fuerte y afilado. Un riff muy metalero que caracteriza una composición a la que no le falta la introspección habitual en Quaoar. En este terreno más duro también es destacable “Hicks Are Kings”, verdaderamente atronador, pero siempre con espacio para una elaboración que une calma y tempestad, con una versatilidad que hace a Quaoar dominar con igual capacidad dos puntos totalmente contrapuestos y todo lo que hay entre medias.
La influencia de los 70 sigue impresa en estos temas. Pocos grupos de la actualidad dejan un espacio para expandir cierta psicodelia y estos lo hacen con un dominio de la situación magistral, llegando en temas como “Eslaved” a un ápice de mestizaje con otros terrenos musicales, desempeñando un trabajo de ritmos, de guitarra y de voces para enmarcar. Parecía imposible, pero en todos los aspectos individuales ha crecido el grupo en esta segunda obra y eso se refleja en un colectivo compenetrado capaz de abarcar todas las sensaciones posibles, desde lo más desgarrador hasta lo más susurrante. Como un mar ondulante que va desde lo más calmado hasta lo más embravecido, con la tranquilidad de que ellos son quienes controlan los elementos.
Creo que todos los temas merecen mención. “Love The Muse” cuenta con un trabajo de guitarras más cerrado; “My Anger Runs” es un tema que refleja amargura, pasando de la sensibilidad a una fusión de acústicas con las guitarras más distorsionadas de todo el disco, provocando una rabiosa e hiriente intensidad verdaderamente agónica en el final del tema. “Get Rid Of Them” es una muestra de lo compacto que suena el grupo, pese a lo disperso que pueda parecer todo esto. “Absolutely” es el que suena más unificado en torno a la parte más sensible de la propuesta de Quaoar. Se que muchos calificarán esto como rock progresivo, algo que se quedaría corto, tal vez el más largo tema del disco, “Hear The Void”, es el que más se pueda identificar bajo esa etiqueta, ya que su estructura se divide en partes más diferenciadas y contrastadas. El final y homónimo tema es una pieza que prácticamente hace las veces de Outro, con una pequeña parte cantada y con un final de percusiones muy llamativo. Un trabajo espectacular tenía que acabar de igual manera.
Dado lo paisajista que pueda resultar la música de Quaoar, si la tuviéramos que visionar con una imagen esta sería un campo llano y despejado que la banda convierte en un lienzo en el que no deja ni un solo borde sin pintar. Los límites desaparecen y Quaoar sigue hasta allí donde se pierde la vista, y más allá… Pensé que no me iban a poder sorprender más que con su debut, por mucho que el grupo pudiera llegar a mejorar lo hecho, pero es que la capacidad de Quaoar para ensanchar los márgenes musicales no había quedado ahí. Así lo demuestra una obra inagotable como el fluir de un río y profunda como el alma, que ofrece más de lo que puedas apreciar y de lo que llegues a imaginar. Para quien suscribe una obra de referencia entre todo lo que se está haciendo en la actualidad.
ANTONIO REFOYO (antonio@lamiradanegra.es)