ALICE COOPER

(Road)

9/10

 

No sé en qué juventud se encuentra este chico de 75 años, pero lo cierto es que no desfallece este mítico ícono del rock. Lejos de las críticas que van llegando para esos artistas ya en el ocaso de sus carreras, con amagos de despedidas que luego nunca llegan, Alice Cooper se está dedicando en esta parte de su eterna juventud a sacar trabajos de lo más notables. “Detroit Stories” nos ponía sobra la pista de lo vivido en su ciudad, mientras que en este “Road” sale de esos edificios para adentrarse en la vida en carretera con un disco de sonido más heavy en líneas generales, con un potente sonido a cargo de un Bob Ezrin que vuelve a encargarse de la mezcla y de la producción, rodeado de un elenco de músicos sobresaliente que llenan de detalles la obra, pero siempre con su áspera y oscura voz reinando en esta jungla de rock duro de primer nivel.

Si uno siempre coge con tantas ganas como recelo un trabajo de una leyenda, sabiendo que igualar a los clásicos resulta imposible, cualquier duda se disipa cuando se presenta ante nosotros con “I´m Alice”. Majestuoso arranque que nos hace ponernos a sus pies, ahora sí, dispuestos a disfrutar del show de uno de los músicos que más lejos ha llevado el concepto del espectáculo en nuestra música, pionero en este sentido y maestro de muchos imitadores que no le han llegado ni a la suela de los zapatos, ni en ese impacto visual ni en la calidad musical. Así que “Welcome To The Show” es otro tema 100% Alice Cooper. Es un disco duro en líneas generales, pero no pierde ese contacto con el rock duro del primigenio Alice, que dibuja en “All Over The World” un tema mucho más colorista y mestizo, de lo que se contagia el siguiente “Dead Don´t Dance”, con un riff muy rockero.

“Go Away” es un tema más descarnado, dando paso a un “White Line Frankestein” de guitarras muy duras, con la colaboración de Tom Morello. Igual no llega a ser tan variado como “Detroit Stories”, pero no te aburres en ningún momento. Y es que además hay espacio para un tema más vacilón como “Big Boots” o un adictivo y rockero “Rules Of The Road”, con unas guitarras solistas de lo más clásicas, un ritmo más cabaretesco y unos coros muy cuidados para inyectarte el veneno del rock que te incita a mover los huesos.

“The Big Goodbye” es un tema muy heavy, con una guitarra solista muy destacada. “Road Rats Forever” te mete en una jungla rítmica con un teclado que comanda todo un trayecto que te invita a menear caderas, hombros, cabeza y lo que sea susceptible de ser movido en tu fisionomía. Tras ello nos ponemos tiernos con una balada con tanto halo de nostalgia como “Baby Please Don´t Go”. A lo largo de 11 temas no se repiten esquemas y de nuevo vuelve a sorprender con el oscuro “100 More Miles”, donde escuchamos la voz prácticamente hablada y en primer plano, hasta que luego el tema rompe en un medio tiempo de pura esencia Cooper. El disco se cierra con una versión de The Who como “Magic Bus”, un gesto de humildad de una influencia que reconoce haberse visto a su vez por otras leyendas a los que rinde un tributo del que pueden sentirse orgullosas las dos partes.

Es injusto comparar un disco como “Road” con una trayectoria tan enorme. Desde luego ya no estamos en la época en la que Alice Cooper vaya a destaparse como el revolucionario musical que no ha dejado de ser a lo largo de su carrera, pero sí que es capaz de seguir dando verdaderas lecciones musicales marca de la casa como esta. Un disco que si lo cogemos fuera del contexto de toda una carrera no creo que debiera quedarse a la zaga de sus grandes obras o, como mínimo, debería encantar a todos sus seguidores. Y si nos quedamos solo con los discos editados este mismo año, Alice Cooper se permite con toda gallardía colarse entre lo más granado.

ANTONIO REFOYO (antonio@lamiradanegra.es)

Sello: Edel / Ear Music