CRÍTICA: ELISA C. MARTIN – NOTHING WITHOUT PAIN

 

ELISA C. MARTIN

(Nothing Without Pain)

8/10

 

 

A estas alturas seguimos redescubriendo a alguien de quien ya podemos decir que está todo dicho. Elisa C. Martin siempre será recordada por ser la vocalista de Dark Moor y por el éxito que cosechó en aquel momento de resurgir del power metal. Tras su salida ha seguido de una u otra manera ligada a ese estilo, aunque con matices diferentes en bandas como Hamka y Faryland, mientras que Dreamaker tuvo una línea más continuista.

Para arrancar su carrera en solitario Elisa rompe con un estilo esta vez más moderno. No diré innovador, porque aquí ya todo está invitado, pero si escuchamos la entrada con ese riff contundente y muy del metal actual entendemos por dónde van los tiros. Eso sí, la melodía de voz sigue estando presente, solo que dentro de una tesitura más pesada y menos veloz que el power habitual en el que hemos conocido a la vocalista.

A partir de ahí vamos encontrando diversidad en temas que incluso llegan a rozar tesituras más reflexivas, como en el caso de “Carry On”. Mayor elaboración encontramos en el profundo “The Winner” y un ápice más oscuro en “The End”, temas con puentes instrumentales muy logrados entre los que vuela la voz sensacional de Elisa, que con el tiempo ha cogido una madurez que seguro no tenía en Dark Moor, aunque sea muy difícil que se valoren más los discos nuevos que los clásicos.

La agresividad de “Take Off The Mask” nos aplasta, con un tramo hablado en castellano que deja clara la declaración de intenciones de esta guerrera. “The Chosen One” se hace más melódica, con un subrayado más ampuloso en el trato de las voces, y abre el camino para la balada “Songfory”, que se incluye también en castellano como extra en el disco. La verdad que suena más dulce la voz de Elisa en castellano, es el principal matiz que encuentro entre ambas versiones, cuya melodía cala muy hondo.

“Dear Daddy” sigue impregnada de la delicadeza y el corazón de la anterior, aunque con un cambio de tesitura. Contrasta con la directa “No More”. Y me queda por mencionar la melódica “My Land”, donde se respira mucho romanticismo, con unos guiños flamencos muy logrados.

Si has sido seguidor de la vocalista no te debería defraudar una obra en la que encontramos a una Elisa C. Martin pletórica a nivel vocal, diría que cantando mejor que nunca gracias a la experiencia acumulada, sabiendo sacar todo el jugo a unas pulidas melodías y a su vez dejando ciertas pinceladas agresivas acorde con un disco que suena muy potente. De hecho, ahí reside la evolución con respecto a su pasado. En que este trabajo tiene un enfoque más actual a nivel sonoro, pero en cuanto a composición no falta un gran despliegue de todas las facultades que siempre ha esgrimido Elisa. No es cuestión de repetirse, y más cuando se inicia una carrera en solitario que a su vez se vuelca mucho más en el trenzado trabajo vocal, pero con una sólida base instrumental a la que no le faltan enriquecedores detalles.

Por todo ello, recomendable para los viejos seguidores de la trayectoria de la vocalista y para quien se quiera acercar a pelo a una obra de metal contemporáneo de plenas garantías. Sin tacha a nivel sonoro y con una excelente confección y ejecución de los temas.

ANTONIO REFOYO (antonio@lamiradanegra.es)