OPETH

 

OPETH + VOIVOD

Jueves 24 de noviembre de 2022 – Sala Santana 27 – Bilbao

 

 

De nuevo se demostró este jueves que los grupos referentes siguen teniendo el tirón que echa por tierra cualquier idea de que nuestra música goce de un mal estado de salud. Incluso cuando hablamos de propuestas tan alejadas del público de masas como la de Opeth. Los de Mikael Åkerfeldt son uno de los casos en los que han sabido evolucionar asumiendo riesgos, decepcionando a algunos más puristas que añoran el death de sus inicios, pero adentrándose en una vena progresiva cada vez más profunda en la que han sabido mantener el orden que en otros casos ha conllevado que el público se pierda ante la incapacidad de comprender o de seguir la estela de la creatividad de los músicos, con razón o sin ella. En su caso, lejos de acarrear ese problema que para otros supone la tumba de sus carreras, ha sido la llave para marcar la diferencia que una legión de seguidores en todo el mundo ha sabido valorar hasta el punto de convertirles en uno de los grandes del metal progresivo.

VOIVOD
VOIVOD

Los suecos se embarcaban en este tour “Evolution XXX” de 30 aniversario, aunque por los motivos ya sabidos por todos llegaba 2 años mas tarde de lo que debería, en una serie de conciertos que les está reportando grandes entradas en cada una de sus citas, corroborando las palabras dichas en el primer párrafo de esta crónica. Bilbao no sería una excepción, aunque en este jueves no llegáramos al lleno en la sala Santana 27. No en vano, era una gira que ningún fan debería perderse, con un repertorio hecho por y para ellos, ya que se contó con las votaciones de los mismos para extraer el tema favorito de cada uno de los 13 discos editados hasta la fecha por la banda. Repaso más completo y más al gusto del consumidor imposible.

VOIVOD
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Si este era poco aliciente les telonearían Voivod. La banda canadiense es un rara avis del thrash de los 80. Emergieron y se les consideró dentro de esa escena, pero sus temas elaborados y al margen de cualquier convencionalismo les hacen también encajar al lado de una banda progresiva. Bien es cierto que tal vez no todos los asistentes encajaran de la misma manera su presencia, ya que a lo largo de sus 45 minutos de actuación se pudo notar entre los presentes cierta apatía que a buen seguro hubiera desaparecido de entrar en un cartel mas cañero. Y es que son de los que se te pueden atragantar si te pillan así de sopetón.

VOIVOD
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Tan extraña como la propia banda es la forma de actuar de un Snake que deambulaba de forma estrambótica por el escenario, con una banda que ejecutó con precisión temas de disonantes ritmos y acordes. En ese mundo abstracto particular ellos encuentran el sentido y armonía que ha asentado un estilo difícil de imitar.

VOIVOD
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Y si alguno que no los conozca piensa que no hay coherencia en ellos pudo comprobar que en temas separados por más de tres décadas la banda ha mantenido un estilo  genuino que los ha dejado tal vez demasiado al margen en la escena internacional. Y es que el grupo repasó temas tan clásicos como “Experiment” y “The Unknown”, con los que nos llevó a los años 80,  dando un salto hasta el presente 2022 con el homónimo de su reciente “Synchro Anarchy” y “Holgrapic Thinking” de esa misma obra. Mostrando que el paso del tiempo no ha cambiado su manera única de ver y ofrecer la música.

VOIVOD
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El problema es que este tipo de propuestas cala mejor con algo más de tiempo en escena y su posición de teloneros no les daba tiempo para mucho, con lo que tras temas con los que siguieron alternando clásicos como “The Prow” con nuevos como “Planet Eaters”, se acercaba el final de la descarga con “Fix May Heart” despidiéndose con la versión de Pink Floyd de “Astronomy Domine”, que despertó a alguno de los asistentes al ser reconocida. Ideal para fundir su estilo musical con el que luego expondrían Opeth.

VOIVOD
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En muy poco tiempo Voivod defendieron su legado como banda clásica y reivindicaron con sus nuevos temas que ni mucho menos están en activo para vivir de rentas.

OPETH
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La oscuridad con el aura especial de Opeth se ceñía sobre la sala para tender alfombra roja a una banda que asomó al escenario entre la aclamación del personal, comenzando el concierto el extenso “Ghost Perdition”. Un tema en el que ya se veía a un grupo muy trabajado, sobre todo con el admirado líder Mikael Åkerfeldt haciendo gala de registros limpios y guturales con la misma naturalidad con la que sacaba sentimiento de su guitarra y hacía gala de un sentido del humor al más puro estilo del desaparecido y recordado Eugenio, dada su aparente seriedad.

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A su alrededor unos músicos que, aparte de la calidad necesaria para estar ahí, le dan toque preciso a los temas que necesitan, con muy buen entendimiento con la guitarra de Fredrik Åkesson y con bastantes miradas puestas en la nueva incorporación de Waltteri Väyrynen en la batería,  aunque fuera difícil verle allá arriba tapado por los platos. Le dio a la banda el latido apropiado, como también supo darle el tacto preciso Martín Méndez en el bajo y Joakim Svalberg en los teclados, además este último con alguna labor puntal de coros tan sublime como requiere una banda pulida al máximo.

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Y en su máxima expresión el personal pudo disfrutar de todo el despliegue de calidad de Opeth con temas como el siguiente “Demon Of The Fall”, pasando a la sutileza de “Eternal Rains Will Come”. La evolución constante de la banda se dejaba notar en cada uno de los temas. Y aún se mantienen frescos para pasar al death de su época  primigenia, con una técnica espectacular siempre en el caso de “Under The Weeping Moon”.

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Pese a la sobria puesta en escena la gente seguía con atención cada detalle sonoro, con mucha carga emocional. Ello solo se arropaba con un juego de luces muy envolvente que inspiraba mucho ambiente Pink Floyd, un halo que recorre la música de Opeth como tan solo una de sus influencias.

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La descarga no daba lugar a perder el hilo, continuando con un “Windowane” trabajadísimo y con un “Harvest” precedido de un nuevo pequeño speech del líder de la banda, que mantenía el tono ameno en todo momento pese al toque intelectual que aparenta y del que impregna su música. O precisamente sea porque el humor es señal de inteligencia. El caso es que tras alguna carcajada llegaría un caluroso recibimiento al tema en cuestión, preludio del cambiante y extenso “Black Rose Immortal”. El principal culpable de que en dos horas y cuarto solo hubiera tiempo para 13 temas, aunque no el único, ya que la banda gusta de desarrollos y elaboración, como bien sabemos, pero este sería el punto culminante en este sentido. Se agradece que haya bandas aun con espacio para explayarse como ya pocos grupos lo hacen en estos tiempos.

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Por si fuera poco convirtieron a “Burden” en una parte más del anterior, ya que fue directamente enlazado sin espacio para el silencio. Después “The Moor” rompería con la agresividad vocal de un espléndido Mikael Åkerfeldt, con su camaleónica capacidad para cambiar de registro.

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El rápido puente de entrada de “The Devil´s Orchad” fue secundado por un estruendo por parte de una sala muy animada a pesar de ser aun jueves y de que, en principio, la banda que teníamos enfrente no se caracterizara por su faceta festiva ni fuera la más indicada para desatarse en pogos. Pero el buen hacer del grupo hacía que quien más quien menos masticara su euforia interiormente, teniendo que salir a la superficie de alguna manera. Y lo haría en estos momentos puntuales o cuando Mikael Åkerfeldt nos decía que “Allting Tar Slut” iba a ser el último tema, aunque dejara bien claro que era el momento de hacer el paripé habitual para pedir los bises, pidiendo al público que mostrara su disgusto y las ganas de que el grupo volviera al escenario, algo que todo el mundo sabía que harían.

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Así que esos minutos se los ahorraron, ya que apenas se apagó la luz unos segundos para que irrumpiera “Sorceress” con una tremenda fuerza antes de, esta vez sí, ofrecer un último “Deliverance” intenso y sublime como toda la descarga.

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En estos tiempo de consumo rápido, de acostumbrarnos a que todo nos lo den ya mascado y en los que cada vez cuesta más parar el reloj Opeth se salen de la norma. Y, lo más complicado en un mundo que parece ir en otra dirección, con éxito.

ANTONIO REFOYO (antonio@lamiradanegra.es)