CRÓNICA: PARABELLUM

PARABELLUM

Viernes 4 de noviembre de 2022 – Sala Kafe Antzokia – Bilbao

En los días en los que se producía una especie de fiebre por la compra de entradas para ver a alguno de los grandes grupos de la historia del heavy metal, que en pocas horas venderían todo el papel para llenar el BEC de Barakaldo, de una manera más sosegada y en otro estilo Parabellum vivirían una noche histórica en la sala Kafe Antzokia de Bilbao. La histeria no es la misma, pero semanas antes del concierto se anunciaba un merecido sold out en unos tiempos en los que no resulta sencillo colocar este cartel, salvo que hablemos precisamente de uno de esos macro conciertos con nombres que todos conocemos.

Pero es que hay que reconocer a cada uno lo suyo y hablar de Parabellum es hablar de uno de los grupos que a la par que en casa sonaban discos de grupos internacionales que hoy hacen que se paguen desorbitadas cantidades de dinero por una entrada, también estaban ahí. Marcando un estilo de barrio, tal vez más cercano, pero que a muchos se les ha grabado en el alma tan fuerte como para tener tanta o más relevancia para su existencia que cualquier estrella acomodada en el Olimpo de la música que nos marcó hace décadas.

Pero los de Barakaldo no quieren vivir de rentas, ni de la nostalgia. Después de muchos años de apariciones puntuales el DVD “La Locura Continúa” parece haber abierto la puerta a una nueva época. El grupo ha editado recientemente su primer nuevo LP en 24 años. Y ese buen sabor de “El Grito Del Hambre” seguro que también tiene mucha culpa de que esta noche viviéramos este ambiente de gala en el centro de Bilbao. La gran acogida del disco ha puesto a la banda completamente de actualidad para dejar de ser solo un grupo de nuestro pasado. De nuestra infancia en algunos casos.

De hecho, esos nuevos temas fueron interpretados junto a algunos de sus irrefutables grandes clásicos y la respuesta del personal fue muy significativa. Habrá que dejarles tiempo para ver cómo calan con el paso del tiempo, pero tiene pinta de que han sabido facturar un disco que muchos ya han interiorizado profundamente y que otros muchos seguro que irán haciéndolo poco a poco. Más con la carga emocional que ganan algunos de estos nuevos temas en vivo.

La banda sorprende en esta gira con una formación de quinteto, contando con Nacho Villarejo a la batería. Prácticamente un desconocido para la mayoría, pero que ha tocado en Penadas Por La Ley, por ejemplo. Esto da libertad absoluta a Josu Korkostegi para realizar de forma tan natural como excelente una labor de frontman en la que se le ve muy cómodo. Si alguien lo viera por primera vez no podría suponer que su puesto solía estar al otro extremo del escenario, escondido tras los parches.

Eso sí, habría que esperar unos minutos para verle, tras la instrumental de arranque con la banda y público ya en plena conexión. Disparada ya con los clásicos “A Toda Velocidad” y “Dime Tu”. La máscara que se colocó el vocalista presagiaba “Arráncame El Bozal”, cantando por su parte de forma desgarrada. “Que Fue El Culpable” afianzaba la seguridad que la banda tiene en su nueva obra, si bien “Kuerpo A Kuerpo” marcaría un subidón notable en la respuesta del público. Ese clamor continuó en un intenso tramo con “Anoche Dije Adiós” y un añorado “Canción De Amor”, sumándose con plenas garantías a esta bola que ya no dejaría de rodar y engrandecerse “El Grito Del Hambre”, homónimo del disco que presentaban esta noche.

“Johnny El Guapo” desató la locura definitiva entre los asistentes. No recuerdo si fue más menos en este punto cuando Josu mostró en su mano la suela de su bota, completamente despegada. Debió ser por solidaridad con los pisotones que a buen seguro se estaban dando entre el bullicio. Y es que estábamos en pleno chute de adrenalina y nostalgia con “Imaginas”, “Las Paredes” y probablemente uno de sus temas más conocidos, “La Locura”, que hizo resonar el Antzoki como en las grandes ocasiones. Esta lo era.

La dedicatoria para el fallecido Juan Carlos Lera de “En Este Agujero” hizo que aquello ganara aún más en emoción. Y hay que decir que Josu es capaz de canalizar y expresar de forma brutal todo ese sentimiento. Contando con la escolta siempre fiel de Lino Prieto en bajo y coros, mientras que la pareja de guitarras de Pedro De la Osa (Gris Perla, M.D.H.) e Iñaki Setien (Zer Bizio?, Halley, Peligro Martínez, Extremoduro), aparte de historia y currículo, muestra una tremenda solvencia. A ellos se sumaría Iñaki “Uoho” Antón (Platero Y Tú, Extremoduro), con el que han registrado el nuevo disco, en “Mira ¿Ke No Lo ves”. Clasicazo al que le siguió un tema que si no lo es aún podría serlo. Y es que ese rockero “Somos Un Tren Vivo” tiene algo adictivo, destacando la cantidad de matices que salen aquí de esas trabajadas guitarras a las que acababa de hacer mención.

Con reentrada por un inicio en falso por parte de Pedro llegó “Esta Noche Acabaré Con Ella”, otro de los momentos agradecidos por los seguidores de la vieja guardia. Tras ello “Marionetas”, aunque sea de las nuevas, rezuma un aire muy tradicional. Un tema muy reivindicativo, con Josu dirigiendo con unos hilos invisibles a Pedro en el solo de guitarra, actuando este cual marioneta.

La garrula “Bronka En El Bar” desató una buena batalla en la sala en un pogo con el que algunos buscaban los huecos que no quedaban en la abarrotada sala para moverse y acercarse al escenario. Hasta hubo quien le pidió algún tema concreto a Josu, que al parecer no estaba en el repertorio. Es lo que tiene tener tal cantidad de clásicos y tal aura mítica. El que desprenden temas como “No Hay Opción” o “Kien Kiere”, que nos acercaba al final, preludiado por el vocalista cuando al presentar “Ya Nada Es Igual” advertía de que no habría bises. Tema muy emotivo este, aunque en este directo tal vez no fuera el tema que mejor sonó.

El personal sabía que aún faltaban temas, alguno de ellos que en esta nueva etapa coge un significado tan especial como “La Vela Se Apaga”, con Josu entregado haciendo añicos su camiseta. Incluso en la parte final harían su apuesta por los nuevos temas con “Demonios En El Jardín”, que fue muy secundada por el público, con el vocalista esta vez cargando con las balas de su cinturón una simulada recortada con la que lanzarían algunos disparos hacia la concurrencia. Disparos que ante lo vivido solo pudieron llegar en forma de auténtica pasión que la banda, a su vez, recogía de un público que coreó ese tarareo tan especial en este tema.

Cuando la gente ya se rendía ante los escalones del escenario del Antzoki solo quedaba el remate a una cita inolvidable con “Envenenado”, que no podía faltar., dejando tras de sí una sala patas arriba que gritaba beste bat por un lado y oes por otro. Pero la banda cumplió con lo dicho y no hubo paripé de vuelta a las tablas.

Lo que uno espera visto lo visto es que no tarden en volver a subirse a los escenarios en Bizkaia, porque hubo mucha gente que se perdió la cita, aunque es verdad que habrá oportunidad de verles en esta gira en diferentes ciudades, algunas de ellas no muy lejanas. Queda claro que, aunque el tiempo pase y cambien algunas cosas, siguen siendo profetas en su tierra y unos grandes embajadores allá donde vayan de este suelo de la margen izquierda que pisamos. De lo que fue y de lo que sigue siendo.

ANTONIO REFOYO (antonio@lamiradanegra.es)