CRÓNICA: ROBERT RODRIGO

ROBERT RODRIGO

Sábado 17 de septiembre de 2022 – Crazy Horse – Bilbao

Me parece una osadía por mi parte describir con palabras lo que pudimos vivir en el Crazy Horse de Bilbao en esta noche de sábado. Siempre es difícil, si no imposible, hablar de sensaciones musicales. Primero porque cada uno las interioriza a su manera y sobre todo, haciendo bueno el título del famoso tema de Extreme porque la música es más que palabras. Más si como en este caso asistimos a un show completamente instrumental.

Un formato para muchos tedioso, pero a los que nos dimos cita en el local bilbaíno se nos pasaron los 20 temas (contando el solo de bajo) interpretados por Robert Rodrigo y su banda en un suspiro. Como si durante prácticamente 2 horas hubiéramos pasado a otro plano existencial, entrando por una puerta y saliendo por la otra con un trayecto que ha dado para infinidad de emociones que guardamos dentro, pero sin ser del todo conscientes hasta despertar de nuevo a la realidad mascando aun lo vivido.

Robert Rodrigo eligió para presentar su nuevo trabajo discográfico en solitario este mítico local que si bien no es el de más aforo en Bizkaia nos ha ofrecido muchísimos grandes conciertos, guardando en mi memoria algunas actuaciones de leyendas internacionales de la guitarra a las que ya podemos sumar la del guitarrista de Barakaldo. Es verdad que en principio pensé que Robert merecía un lugar de mayor aforo, pero para disfrutar en las distancias cortas del virtuosismo y el talento es un lugar que reunió los condimentos ideales para hacer de la noche algo memorable, con detalles que tal vez en lugares más grandes se puedan escapar.

“Anita´s Boggie” fue de entrada como si nos lanzaran un hechizo que nos dejaría prendados durante toda la descarga. Un tema que denota la variedad estilística que abarcan Robert en la guitarra y sus eternos escuderos Pako Martínez en la batería y Miguel Manjón en el bajo. Eso sí, esa guitarra siempre lleva un filo muy heavy. No creo que sea justa la idea más hard rockera que algunos tienen sobre Robert, tal vez por los inicios de Airless. Pero tanto con ellos como con su carrera en solitario o con Robert Rodrigo Band creo que siempre se ha mostrado más cerca del heavy metal, aunque pueda abrazar el estilo que le plazca con una categoría al alcance de muy pocos. De hecho, tras entrar ya de lleno en su nuevo “Brainstorming” con “I´m Writing You From Paradise” llegaría ese “Grandmama” con un regusto más blues.

Me reitero cada vez que hablo sobre la música de Robert, pero vuelvo a decir que tampoco es para nada justo que el hecho de tener un virtuosismo fuera de serie haga que algunos lo tachen de ser un músico frio. No solo es que trasmite con lo que toca, con el tacto que hay en sus dedos, es que además es un hombre que se deja llevar con sus gestos por lo que emana de su guitarra. Así en temas como “An Eye For An Eye” es capaz de sacar las garras. Esa guitarra también puede mostrarse totalmente cruda al denudo en “Me Vs Me” o de buscar en cada melodía de “Fury Of The Universe” tocar la fibra más sensible de quien tiene en frente.

Los que allí estábamos asistíamos sin perder atención a cada detalle, a cada alarde técnico de los que te dejan con la boca abierta, pero sin olvidar que la música está hecha para que entre bien por los oídos y cause algo dentro de cada uno de nosotros. Ambas facetas (técnica y emocional) Robert las domina con tanta maestría como naturalidad. Así es como fluyeron temas como “Blue” de “Living For Louder”.

Al margen de algunas licencias para ese trabajo que registraron con Johny Gioeli en la voz, el grueso del repertorio iría para sus tres trabajos completamente instrumentales editados hasta la fecha, lógicamente con especial protagonismo para “Branstorming”, pero sin olvidarse de temas con la caña de “Murderers Of Souls”, muy representativo de lo que fue “Wrath” y que hizo temblar el suelo bajo nuestros pies. De esa misma obra continuarían con “A Song For Michael” para llegar a un gran momento con “Three Minutes In San Francisco” de lo que fuese trabajo de debut como Robert Rodrigo “Half Finger On The Moon”. Pese a la complejidad de la composición dan ganas de corear esos estribillos melódicos.

La intensidad seguiría con “My Universal Woman”, dando paso a un solo de bajo que no solo resultó espectacular por parte de Miguel Manjón, también resultaría emotivo al terminarlo con las notas del “Starway To Heaven” señalando al cielo, en memoria del  fallecido Andrés Benzal vocalista de Mi Duce Geisha. Y las emociones no quedarían ahí. Porque aparte de que en cada tema existe esa expresividad que nos dice tantas cosas, como es el caso del siguiente “Chimera” resulta que hay canciones que llevan la dedicatoria especial de “Remembering Julen”. Tras hacer llorar a la guitarra durante su interpretación el propio Robert terminó derramando algunas lágrimas sobre el escenario. Lo intentó, pero no pudo disimularlo. Lo que se secó fue algo más que el sudor. Creo que con esa imagen podemos entender el sentimiento que hay dentro de este músico inigualable, cuya técnica solo es el medio de canalizarlo y ofrecérnoslo a nosotros.

Pasamos página con un tema muy adecuado para ello. Y es que el festivo ritmo funky de “Summer Groove” nos preparaba para una recta final en la que no podía faltar otro de los temas que en su día ofreció un videoclip espectacular como “In A Dream”. Más o menos así estábamos nosotros, en un sueño del que la marcha de los músicos avisaba de que no iba a ser para siempre.

Pero el trío no se iría sin dos de los temas de su última obra, podríamos decir que singles por derecho propio. Además, muy diferentes entre ellos. Por un lado, el rockero y vitalista “Rock Till Dawn” y por último un “Invasion” mucho más heavy que ofrece entre sus diferentes puentes el espacio necesario para que Robert impresione con su ilimitada capacidad como guitarrista. Así despertamos del sueño y nos quedamos con un recuerdo que nos sigue alucinando cada vez que vuelve a nuestra mente.

Texto y fotos: Antonio Refoyo (antonio@lamiradanegra.es)