CRÓNICA: SÔBER + CONTRABANDA + BON VIVANT

SÔBER + CONTRABANDA + BON VIVANT

Sábado 7 de mayo – Sala Santana 27 – Bilbao

La huella de Sôber sigue haciéndose cada vez más grande. La banda madrileña ha marcado una era que cada vez cuenta con más acólitos. Que los tiempos de miedos y saturaciones que corren hicieran que la sala Santana 27 se le quedara grande no significa que el grupo no siga estando en un gran estado forma. Hay que tener en cuenta que antes de su gira con orquesta en Bilbao tocaron en un recinto bastante más pequeño como la Stage Live, con cuyo aforo la entrada de esta noche seguramente hubiera generado apreturas.

En cualquier caso, el ambiente fue finalmente magnifico y tanto banda como público terminarían fundidos en esa simbiosis especial que generan los grupos que además de crear escuela, aun con los devaneos del paso del tiempo, siguen transmitiendo sensaciones sinceras. Y para demostrar que el particular estilo del grupo sigue marcando qué mejor que fijarnos en las bandas que les acompañaban en esta gira. Dos grupos que han contado con el sello particular de los estudios Cube, con una influencia de los hoy cabezas de cartel más que evidente, aunque por otro lado también con una personalidad propia destacada.

Me sorprendió cuando nada más entrar por la puerta Bon Vivant ya estaban arrancando el show. Según el cartel ellos deberían haber sido los segundos en salir media hora más tarde de lo que lo hicieron. Al parecer, las dos bandas teloneras se vienen intercambiando el orden de actuación y por horarios de la sala se debió adelantar media hora la actuación de Sôber.

Ello conllevó que Bon Vivant actuara ante muy poco público, lo cual fue una pena, porque realizaron una destacable actuación. El grupo cuida su imagen, lo cual ya es un punto a favor de entrada. Cuentan con un vocalista como Charly, que vive y siente la actuación con un entusiasmo contagioso. Esa ilusión no se queda solo en una pose, sino que de ello se impregnan sus canciones. Unas canciones que en directo ganan en una mayor personalidad. En la crudeza del directo el grupo sigue manteniendo viva una mayor afinidad con el hard rock de sus inicios, aunque se deja notar la búsqueda de un estilo que les diferencie.

Y así se refleja en esos temas de su más reciente obra “Supernova”, que fueron mayoría en el repertorio, con el propio tema homónimo brillando con luz propia o en “Aves De Paso” que caería en la parte final. Pero entre temas nuevos dejaron un espacio destacado también para joyas de su anterior “Cuentos Y Retratos”, como “Gritarle Al Mar” o el homónimo tema del disco que marcó la evolución en el estilo de la banda que se ha seguido acrecentando con su última obra. Pero al fin y al cabo, si te gusta el rock melódico, con un aire más actual, necesario para aportar algo realmente fresco al panorama musical, son un grupo que no te debes perder. Sus pulcros trabajos se completan con unos directos donde crecen las buenas vibraciones que transmite la banda.

Creo que algo más de chispa le faltó a Contrabanda, que se vieron perjudicados por un problema técnico interno, creo que con la voz, que no les dejó fluir como ellos quisieran. Aun así la banda mostró toda la actitud del mundo, con un vocalista muy activo que no paró de moverse por el escenario. También dieron claras muestras de contar con estilo propio. El de una banda que al margen de influencias que también quiere decir algo distinto en este saturado panorama.

Su cuarta y última obra hasta la fecha es ejemplo de ello. Oro trabajo con el sonido Cube presente. Pero antes de presentar temas de “Ingrávido” nos ofrecieron un par de temas de su anterior “Retrophonic”, que ya llevaba esa línea por la que ha continuado la banda. Tras “Maldición” y “Todo Acabó” ya era la hora de sacar a relucir sus temas más recientes, con “Mala Suerte”, “Hola Mundo” o “Berlín”.

Se notaba que no estaban del todo cómodos en escena, pero sabían que no podían perder mucho tiempo y no lo harían a lo largo de su intensa descarga, que se acerca al final con “El Círculo Se Cierra” y que se finiquitaría con “Miedo”, con pequeño guiño al “Whole Lotta Love” de Led Zeppelin de por medio. La banda demostró solvencia y tablas en escena, a pesar tener que lidiar con algunos condicionantes.

La enorme batería de Manu Reyes fue testigo de la expectación generada en el personal antes de la salida de Sôber. Una banda que contó en Bilbao con la presencia de auténticos seguidores que no iban a perder la oportunidad de fundirse con la banda en una mágica comunión que llevaría la descarga con una tremenda fluidez de principio a fin.

La banda contó con un buen sonido que permitió apreciar cada detalle de la banda, sobre todo esa voz de un Carlos Escobedo en muy buen estado vocal, siempre secundado por la química tan especial de las guitarras de su hermano Jorge y de Antonio Bernardini, con esa bestia que insufla una fuerza brutal a sus espaldas desde la batería.

El “Back In Black” de AC/DC arreciaba como preámbulo a la salida de la banda. Tras ello la intro de “Mi Heroína” era el aviso de que además de vivir de clásicos imperecederos, la banda venía con un excelente nuevo disco bajo el brazo llamado “Elegía”, con temas que calan también entre sus seguidores en directo. Solo hubo que ver cómo la gente cantaba con fuerza también esos nuevos temas, como ocurriría con el siguiente “Elegía”.

Carlos Escobedo daba las gracias por la asistencia, haciendo referencia a que se veía en las caras de muchos que este era su primer concierto tras este largo periplo extraño que hemos vivido. Así que había que vivir a tope una noche en la que la banda brindaría dos horas de concierto con un completo repaso a su trayectoria. Porque aparte de defender su nuevo disco, no faltarían temas como “Vulcano” o “Blancanieve” en este primer tramo de la descarga. Eso sí, manteniendo siempre cerca su nueva referencia. Y los nuevos temas seguían estando a la altura, como el caso de “La Máscara De Hierro” o “Verona”, rodeados de temas de pretéritos trabajos que seguían haciendo que la descarga se completara con un repertorio que satisfaría a todos sus seguidores con temazos como “Tic Tac” o Bienvenido Al Infierno”.

La larga y penetrante introducción con el bajo de Carlos muy protagonista de “El Hombre De Hielo” marcaría la llegada al tramo central del concierto, que se terminaría con la banda abandonando el escenario. Pero era demasiado pronto para pensar en un adiós. Lo que ocurrió fue que comenzaron a sonar los acordes de “Estrella Polar” y Carlos nos sorprendió a todos apareciendo entre el público en un momento inolvidable para sus seguidores que se pudieron incluso fundir en un abrazo con el vocalista. Así se iniciaba un tramo relajado, con los dos guitarristas sentados y Manu Reyes ocupando una batería más modesta, uniéndose luego ya con Carlos Escobedo en el escenario “Elipse” y “La Escalera”, dedicado a un familiar que falleció con alzhéimer y donde la emoción en el vocalista se dejó notar de manera palpable.

 “Morfología” ocuparía el siguiente tramo con diferentes retazos de temas entre los que “Loco” precisamente provocó la locura que ya nos acercaba a un tramo final donde esperábamos clásicos como “Arrepentido” o un “Naufrago” que desató de nuevo la mayor emoción entre el personal.

Habiendo presentado al equipo que acompaña al grupo ya solo quedaba el tema que todos teníamos en mente. “Diez Años” fue cantado en un verdadero clamor por todos los presentes que, como el grupo, no quisieron reservarse nada. Y es que poco o ningún reparo se puede poner a una actuación muy completa por parte del grupo. Por repertorio extenso, sonido, ejecución, sentimiento… Digna de una larga trayectoria que ni mucho menos se queda en su pasado como patentó la destacada presencia de los temas de su última obra. Siguen haciendo camino de la mano de unos seguidores a los que ellos a su vez saben entregarse, haciendo que fluya la pasión en un verdadero ritual.

“Don´t Stop Believin´” de Journey sonaba mientras que los músicos de los tres grupos inmortalizaban el momento junto a su público. Hasta el post concierto se saboreó.

ANTONIO REFOYO (antonio@lamiradanegra.es)