CRÓNICA: DIRKSCHNEIDER + ANVIL + PALACE
DIRKSCHNEIDER + ANVIL + PALACE
6 – 04 – 16
Villava, Navarra (Totem)
Bajo la amenaza de ser la última ocasión en que Udo Dirkschneider interpretaría los temas de la que fue su banda, junto a cuyos componentes formó uno de los puntales del heavy metal en los 80, el pequeño vocalista preparó una gira especial única y exclusivamente repasando los clásicos de Accept. Un reclamo ante el que cualquier seguidor del heavy metal que se precie debería sucumbir. No en vano, la cuna alemana fue básica para todo este movimiento, siendo Accept una fuente fundamental para todo lo que vino después, rompiendo barreras en todo el mundo y dejando un puñado de canciones que terminarían por ser eternos himnos hoy muy vivos en todos los que hemos mamado esta cultura.


A este cartel se sumaban otros dos clásicos de los que tal vez no marcaran tanto esta historia, pero cada uno a su manera sigue en activo con mucho que aportar a día de hoy.


Pese a no haber despuntado demasiado a nivel internacional, Palace cuentan con más de 20 años de trayectoria a sus espaldas, siendo unos representantes fieles del metal teutón más clásico, previo a la posterior explosión power. Estos cuentan con una cadencia más pesada y tradicional, pero con esa fuerza tan propia de las bandas de su país natal.


La banda apareció en escena con un público aun escaso. Siendo mitad de la semana era normal que la gente anduviera con sus compromisos a eso de las 19:00, aunque posteriormente la sala recibiría bastante más calor con Anvil y Dirkschenider. Pese a esa frialdad que les recibiría ellos salieron a por todas, entregados y con un empaste brutal. Una banda capaz de hacer directos convincentes, como ya nos demostraran hace un tiempo en este mismo recinto con Brainstorm y Primal Fear en otra noche de grandes actuaciones de puro heavy metal.


Repasaron su discografía con temas como “Rot In Hell”, “Iron Horde” o “Between Heaven & Hell”. No tendrían demasiado tiempo, pero se dieron el lujo de indagar en un tema oscuro y a medio tiempo como “Dark Prophecies” antes de la recta final.


La actitud de la banda fue impecable, con la mirada constantemente puesta en unos seguidores a los que intentaron animar lo más posible a primera hora, especialmente con “The Healer”, que puede ser su tema con más gancho, si bien para el final se reservaron “Machine Evolution·”. Desde luego, son un plato de muy buen gusto para todo amante del sonido del hevay metal de toda la vida.


También lo son los peculiares Anvil. Una de las bandas que estuvo en los 80 en el surgimiento de un movimiento del que ellos formaron parte por pleno derecho, aunque nunca alcanzaron el estatus de otros grupos de su generación. Bien es cierto, que en los últimos años con su famoso documental han experimentado un relanzamiento y un nuevo renacimiento que les ha hecho volver a estar en el candelero y editar discos con cierta asiduidad.


La banda encabezada por Steve “Lips” Kudlow en la guitarra y voz aparecía en escena con su viejo amigo en la batería Rob Reiner y el nuevo bajista Chris Robertson. El trío realizó una fantástica actuación para los viejos metalheads, con muchos guiños a sus discos de los primeros 80.

Lips comienza la actuación saliendo del escenario para arrancar su entre el público gritando por las pastillas de su guitarra We are Anvil and we play fucking heavy metal. Así arrancó la descarga con “March Of The Crabs”, continuando con otro cásico como “666” y un “Oooh Baby” que no lo es menos.


La concesión de “Badass Rock & Roll” encajó perfectamente en este momento, volviendo a arrasar con otro tema añejo como “Winged Assassins”, arrancando con un solo de bajo de Chris Robertson. Tras esto le dedicaron a Lemmy “Free As The Wind” y por fin le hicieron un hueco a su reciente disco “Anvil Is Anvil”, con una canción de piratas, como la presentó el simpático Lips. Su título es “Deggers And Rum”, con un estribillo que invita a levantar la botella de ron.

En “Mothra” tuvimos el espectáculo habitual de un guitarrista que se paseó con su guitarra por el escenario como un auténtico divo, aunque la imagen que de sea completamente diferente. Nos dejó sus habituales muecas con ese habitual solo con un consolador en este momento previo a un final donde decidieron apostar por tiempos recientes con “Swing Thing”, arrancado con solo de batería de Robb, y con el nuevo “Die For A Lie”, aunque el final fue para el headbanging propiciado por “Metal On Metal”, para que todos los más ochenteros se quedaran bien a gusto.


Pero había que reservar muchas emociones para lo que venía a continuación. Udo Dirkschneider se presentaba con su banda en solitario, pero para hacer temas exclusivamente de Accept en una gira muy especial y, seguramente, irrepetible. A sus 64 años el pequeño vocalista ha decidido reivindicar su etapa en la banda que le encumbró como frontman legendario. Sin él las cosas nunca fueron igual y su propia carrera en solitario, dentro de su continuidad y buen hacer, tampoco volvió a alcanzar aquel nivel de éxito y relevancia. Cierto que tanto él como Accept con Mark Tornillo en la voz han venido mostrando un buen estado en los últimos años y parece difícil que después de su puntual reunión de 2005 volvamos a ver a ambos bandos unidos, así que para los más mitómanos es imprescindible disfrutar de estas actuaciones cuando hay oportunidad, ya que además el vocalista decía tener intención de no volver a tocar canciones de Accept con su banda. Lo dudo, pero independientemente de que cumpla su amenaza o no, la cita era imprescindible.


Para mayor connotación especial, coincidió esta fecha de Villava con el cumpleaños del vocalista, algo que no pasó desapercibido para algunos de sus seguidores que llevaron algunos globos y que terminarían por ofrecerle un bonito regalo con una bandera de tinte militar, en honor a su habitual vestimenta, donde se leía Happy Birthday Boss.


Pues el jefe se marcó junto a su banda un concierto para recordar por mucho más que por esa efeméride repartiendo 24 temas de aquellos 80 en los que Accept no solo dejó sus mejores discos con Udo, sino los mejores discos de su carrera y de los trabajos imprescindibles en el heavy metal. A ellos fue dedicado íntegramente este repertorio donde cualquier momento de la descarga resultó memorable. Todo es cuestión de la preferencia del personal.


Y es que pudimos ver un repertorio mucho más completo del que hoy mismo puede realizar Accept, salvo que les dé por hacer una gira especial próximamente haciendo algo idéntico. También más completo que el ofrecido en su reunión de hace 11 años.

Porque si bien trabajos como “Restless And Wild”, “Balls To The Wall” y “Metal Heart” pudieron ser los del sonido mas asentado por parte de Accept, se sigue teniendo un tremendo cariño a la reminiscencia rockera de “I´m A Rebel” y a ese paso hacia un heavy metal más consistente que fue “Breaker”, sin olvidar un “Russian Roulette” que pude ser algo menos reclamado, pero con cuyos rescates de esta noche confeccionaron un set list de los de enmarcar para el resto de nuestros días.


“Starlight” arrancó la descarga con el grupo ya enchufado. En la banda en la que además de a Udo tenemos en la batería a su propio hijo Sven Dirkschneider, en el bajo a un portentoso Fitty Wienhold y las guitarra a dos esplendidos hachas como Andrey Smirnov y Kasperi Heikkenen. Su labor fue excelente, aunque no vamos a negar que el empaque y consistencia de los Accept de Wolf Hoffmann no la vas a encontrar en la banda de UDO. No es por entrar en comparaciones, sino por reconocer lo que es verdad. Con ello no resto ni un ápice a la brillantez de estos dos magistrales guitarristas que tuvieron momentos para lucirse bien a gusto tanto en solos de lo más afilados como en esos ramalazos de clasicismos que tanto gustaban a Hoffmann y que dejó para la posteridad en algunos de estos temas.


El riff aplastante de “Living For Tonite” continuaba lo ya iniciado con el mejor pie posible. Sin telones de fondo ni mayor parafernalia, la banda formaba un muro que nos dejo imágenes de un grupo de heavy metal compacto no solo en el sonido sino en lo visual. Y es que Udo a su edad no se marchó prácticamente para nada del escenario, formando en múltiples ocasiones junto a sus chicos en una imagen de banda rocosa como gusta a los más rudos y clásicos metaleros.

Tras “Flash Rocking Man” y “London Leatherboys” llegó uno de los primeros momentos celebrados de una manera más notable por el personal. “Midnight Mover” con su entrada y gran estribillo atrapa, aunque cuesta elegir un momento por encima de otro. “Breaker”, por ejemplo, adquiere una fuerza en directo que en el sonido de estudio de un álbum clásico quedó plasmada de una manera diferente.

Llegó el momento de lucimiento individual para los componentes de la banda, comenzando por la entrada de bajo de Fitty para “Head Over Heels”, que dio entrada a un posterior tramo con temas más reposados, pero no por ellos carentes de fuerza. En “Neon Nights” le tocó el turno a Andrey Smirnov, sublime toda la composición. Pero es que si a esta se une un “Princess Of The Dawn” que de por sí resulta toda una delicia y que tiene todo lo que puede gustar a un fan de Accpet, creo que poco mas hay que añadir. Momentazo de la descarga, en este último caso con Kasperi Heikkenen arrancando, para que su compa se le uniera hasta dar pie definitivamente a una de esas composiciones para las que se agotan los elogios.


Nuevamente Kasperi introdujo el siguiente tema. Esta vez la balada de la noche “Winterdreams”, tras la cual se rompería este impasse de la descarga con un “Restless & Wild” recortado y unido a “Son Of A Bich”. Y la rudeza contaría con un “Up To The Limit” que subió la intensidad de cara a un tramo final que se hizo festivo con “Wrong Is Right”, dando paso a la vertiente hard rockera de “Midnight Highway”, del que inesperadamente guardo probablemente el mejor recuerdo. Aun lo estoy saboreando. “Screaming For Love Bite” fue su continuación, manteniendo ese lado más hard rock.


Resultó sorprendente el recuerdo al “Russian Roulette” en la parte final antes de los bises. Y si bien no se encuentra al mismo nivel de reconocimiento de los discos previos en la historia de Accept, el caso es que resultaron un par de cañonazos consecutivos tanto “Mosnterman” como “T.V. War”, dejando ya para un final que nadie se creía “Losers And Winners”.

Evidentemente regresaron a escena y fue con tarta en mano para celebrar el cumpleaños de el jefe del metal. Un Udo que a sus 64 años se mostró en un estado de forma envidiable. Sin abandonar el escenario, superando la dos horas de descarga. Algo pasado de peso, como ya sabemos, pero con una voz cuyo timbre parece inmutable al paso del tiempo. Y físicamente esos kilos de más no le hacen perder presencia ni carisma, viéndose muy metido en la descarga, acompañando cada nota ejecutada por sus músicos, acercándose a cada uno de ellos o siguiendo gestualmente cada uno de los sonidos de guitarra, bajo y batería.


Quedaba repertorio, y no podían marcharse sin tocar “Metal Heart” al que no le faltó el calor de un público que coreó esa melodía. “I´m A Rebel” animó si cabe más a un personal que tarareó la conocida entrada de “Fast As A Shark” que no necesitó de reproducción grabada. El público hizo las veces de intro de aquel imprescindible “Restless And Wild”, un tema que tanto marcó a las bandas que posteriormente le darían a la velocidad en su propuesta. Y si de corear se trataba “Balls To The Wall” supuso lo que podéis estar imaginando. Pero no sería el final, sino que un “Burning” añorado por los más clásicos redondearía la fiesta siendo el momento de mayor ebullición en la sala, aunque muchos tengan otros himnos por encima en cuanto a su relevancia para el heavy metal. Pues la vertiente más roquera fue la elegida para el final de esta cita con la historia, provocando mucho revuelo en las primeras filas.


Difícil un repaso más completo a uno de los grandes nombres, independientemente de que otros llegaran a un público más mayoritario. Pero todo apasionado del heavy metal sabe lo que supone Accept en todo esto. Uno de los grupos básicos que ha sostenido todo lo que vino después, con una figura clave como es Udo Dirkschneider. Cierto, que solo es una parte de los grandes Accept y que falta algo más, pero un repertorio de esta índole con su vocalista original en plena forma para defender lo que hizo hace más de 30 años vale su peso en oro. Y bien que lo sabían los que asistieron a la cita.
ANTONIO REFOYO (antonio@lamiradanegra.es)