VIXEN

26 – 09 – 14

Bilbao (Santana 27)

 

 

Nunca digas nunca nos decían las propias Vixen en 1998 en una de las canciones de su trabajo de regreso tras años de silencio. Precisamente “Never Say Never” fue el único tema rescatado de aquel “Tangerine”, como un título para recordar esta noche. Hace bien poquito nadie hubiera esperado encontrarse de nuevo con las Vixen en activo y que la banda americana se pasara precisamente por nuestro país. Pues bien, resulta que no solo se produjo el milagro de la reunión, sino que las Vixen ofrecían una pequeña gira de tres fechas exclusivas por España que les traería a Madrid, Bilbao y Barcelona. Un lujo, más teniendo en cuenta que teníamos en el escenario a la banda de la época clásica, las mismas que irrumpían a finales de los 80 con su homónimo trabajo, con la salvedad, por desgracia, de Jan Kuenhnemund, que octubre de 2013, con la reunión ya hablada y en marcha, fallecía. Hubiera sido ya más que un sueño poder verlas nuevamente a las cuatro chicas que enamoraron a miles de heavies y hard rockeros hace más de 25 años. Pero su lugar no fue ocupado por una desconocida en la banda, ya que Gina Stile ya estuvo en Vixen durante un breve periodo a finales de los 90.

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Finalmente el personal se animó a asistir a esta fecha incluida en la gira con posterioridad al anuncio de sus fechas de Madrid y Barcelona. Tal vez eso hizo que algún despistado no se enterara a tiempo y las entradas se vendieran a un ritmo más lento, lo cual provocó el abaratamiento de entradas anticipadas los días previos al concierto. Finalmente, y para cómo están los tiempos, nos damos con un canto en los dientes con el ambiente y la cantidad de público que nos encontramos en la sala Santana 27 de Bilbao, aunque en otra época un fenómeno de un grupo completamente integrado por chicas, con el éxito que ellas tuvieron, bien hubiera merecido rozar el lleno de una sala grande como esta. Pero hay que ser realista ante la situación actual de la cultura y en concreto del rock, donde si no se da el salto a los grandes estadios el resto de grupos se tienen que batir en otra división, aunque para muchos que tuvieran sus posters pegados en la pared, o que a día de hoy los sigan manteniendo, las sigan teniendo como estrellas absolutas, que lo son, del universo de nuestra música.

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Unas de esas estrellas que brillaron con luz propia son Vixen. Y tras años de verlas en fotos y videos íbamos a comprobar que son reales y que pueden bajar a la tierra. De inicio nos topamos a la entrada precisamente con uno de esos grandes posters con las cuatro chicas anunciando firmas y fotos con los seguidores para después del concierto. Buena sensación nada más entrar, algo que se corroboró cuando el grupo apareció sobre el escenario. De primeras hay que decir que a sus 50 años pasados las cuatro componentes de la formación se encuentran en muy buena forma. Especialmente se la ve ágil a Roxy Petrucci en la batería, mientras que Share Pedersen al bajo se muestra encantadora, saludando con cerveza en mano al personal y Janet Gardner a la voz mantiene una presencia imponente y un gran registro.

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“Rev´It Up” comenzó la noche tras una presentación que nos anunciaba a las Vixen por primera vez en Bilbao. Un sonido algo turbio y no demasiado potente es lo que hizo que el concierto no estuviera en el máximo nivel posible. Porque la banda salió a escena dispuesta a agradar a un público que con “How Much Love” levantó los puños de manera notable por primera vez esta noche y ya con “Crusin´” tuvo oportunidad de hacerse oír junto a la banda. “Bad Reputation” asentaba el sonido de la descarga, aunque siempre me pareció que no había toda la fluidez posible. No sé si este hecho fue lo que provocó algún instante de desconcierto entre risas en la vocalista. Tras “Cryin´” llegó un momento para que Janet Gardner jugara con el público con “I Want You To Rock Me”, lanzando el reto de que la siguiéramos en sus propuestas.

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En esta alternancia de temas del primer y segundo disco de la banda llegaba el momento de volver a su segundo “Rev It Up” con “Not A Minute Too Soon”, tras el cual llegó un “Streets In Paradise” potente, pegadizo y que en este directo fue de lo más grande de la noche.

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Janet se toma un respiro en la versión del “Rockin´ In A Free World” de Neil Young, interpretada como trio por sus compañeras, si bien esta se reincorpora a la parte final del mismo para echar un cable en los coros. Con un sentido recuerdo en palabras de la vocalista para Jan Kuenhnemund empieza “Love Is A Killer”, en la que una parte de ese espíritu parece meterse en la guitarra de Gina Stile, que capta una emoción especial.

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El mencionado “Never Say Never” no sería de los mejor acogidos, pero a la postre es una declaración sobre lo que pudimos vivir y por ello se hizo igualmente especial. De hecho, no me pareció que hubiera ningún momento que dejara de ser entrañable. Tampoco “Hell Raisers” y “Love Made Me”, por supuesto.

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Tras un pequeño solo de batería de Roxy Petrucci el potente “Wracking Ball” presagiaba el final. Con el público envuelto en el bullicio que pedía el regreso de la banda. Las Vixen regresaron para brindarnos uno de sus grandes clásicos como es “Edge Of A Broken Heart”, con un final tan dorado como sus rubios cabellos.

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Ver a los grandes grupos de esta historia es algo que cuando aún no se ha cumplido uno tiene como un sueño esperando a que llegue el día. Otras veces ocurre que los sueños son inesperados, estaban en el subconsciente sin que hubieran aflorado como un deseo, pero un día simplemente se hacen realidad.

Texto: Antonio Refoyo (antonio@lamiradanegra.es)

Fotos: MariJose Martin (mari@lamiradanerga.es)