CRÓNICA: IRON SAVIOR + AIRBORN + MONASTHYR + AEROSCREAMER

 IRON SAVIOR + AIRBORN + MONASTHYR + AEROSCREAMER

Sábado 10 de diciembre de 2022 – Sala Urban Rock Concept – Vitoria – Gasteiz

Todavía colean los malabares que han tenido que hacer los promotores para subsistir tras las complicaciones derivadas de las restricciones. Por fin este gélido 10 de diciembre pudimos disfrutar de la jornada de esta cuarta edición del Gasteiz In Metal que en principio estaba prevista el 12 de febrero de este año. La otra jornada que iba a tener lugar el siguiente fin de semana se trasladó al próximo 2024. Pero la que nos atañe es esta que venía encabezada por uno de los grupos más representativos del metal alemán.

Siento no poder dar fe de las actuaciones de los locales Aeroscreamer y de los asturianos Monasthyr, pero un problema personal importante e ineludible hizo peligrar incluso mi presencia para ver a los cabeza de cartel del festival. Espero resarcirme próximamente con los primeros y de Monasthyr podéis buscar en la web crónica, crítica de su última obra y entrevista que ya realizamos con la banda. En cualquier caso, me hubiera gustado haberles visto de nuevo aunque tuviera que reiterarme en mis comentaros sobre la relevancia dentro del power metal estatal que ahora mismo ha alcanzado la banda.

Sí que pude ver prácticamente íntegra la actuación de Airborn, banda italiana que no se debe confundir con los australianos Airbourne. Estilísticamente Airborn es un grupo de heavy power metal que ha contado con el propio Piet Sielck como productor, lo que seguro que les ha ayudado a tener la posibilidad venir con los alemanes en esta gira.

He de reconocer que no es que me parezca que digan nada excesivamente nuevo, pero les avalan más de 25 años de trayectoria defendiendo un heavy metal muy tradicional y su directo puede ser suficientemente entretenido si lo tuyo es power melódico sin demasiada vuelta de hoja.

No dejan de ser una banda de vieja escuela que busca la melodía y el enganche sencillo con estribillos directos. Además, aunque su vocalista porta también una guitarra, buena parte del show no la utiliza, sin dejar de gesticular y arengar al personal, soltando algún jocoso comentario, como que aprendió a hablar español con los comics de “Mortadelo Y Filemón”.

Aparte de ello dejaron patente su forma de entender y facturar heavy metal con temas como “Who We Are”, “Terrifying Manhunt” o “Metal Haters”, que fue de los que más atrapó. Y si se trata de mostrar devoción por los clásicos de los que sin duda se han empapado, rindieron un pequeño tributo a Judas Priest cerrando con el “Metal Gods”. Aunque creo que les falta asentar un estilo algo más propio y firme sin dejar de ser todo lo puristas que quieran.

Porque pureza es la que tiene Iron Savior. Una banda que se podría colocar como imagen al lado de la definición de power metal o metal alemán. Una banda no valorada como se merece tal vez por arrancar su trayectoria ya en los 90, quedando fuera del círculo de los pioneros del estilo. Pero su líder es uno de los precursores de este sonido. No hay que más que mencionar que fue compañero de bandas desde la adolescencia de Kai Hansen y que perfectamente podría haber estado dentro de lo que fueron los primeros Helloween. Incluso indirectamente puede que su influencia esté presente. Al fin y al cabo somos en buena parte lo que somos gracias a la gente que nos rodea.  Pero Piet Sielk se fue por otro lado.

Ha sido un hombre que ha trabajado muchas veces en la sombra de la producción y con Iron Savior puso en marcha por fin el grupo que definitivamente le daría conocer, cogiendo de por medio el resurgir del heavy metal de finales de los 90. Desde ese momento la banda ha sido una continua factoría de discos sin tacha en su estilo, independientemente de que gozara de más o menos popularidad. Su fidelidad jamás se ha quebrantado.

Lejos quedan los tiempos en los que figuras como Kai Hansen y Thomen Stauch acompañaban a Piet. O el periodo en el que llegaron a ser hasta tres guitarristas en la banda. Pero la fuerza de su música no se ha desinflado para nada. Y para muestra tenemos su disco de 2020 “Skycrest” y un repertorio que esta noche se centraría en trabajos de la última década, con una pequeña, o mejor dicho gran reserva, para el final de la descarga.

La sala acogió una gran afluencia de público. Y no era para menos. Recordaba Piet Sielk que la última oportunidad en la que tocaron en Euskadi fue en Bergara. Eso quiere decir que han pasado muchos años desde entonces, aunque la banda sí haya realizado giras estatales. Yo pude verles en Burgos en 2019. Pero no tuve presente al asistir a esta cita el tiempo que había pasado desde que la banda pisara este suelo hace más de 2 décadas si no me falla el dato.

El show empezó con el contratiempo de tener que reiniciar el tema “Way Of The Blade” tras un fallo con la batería. Piet Sielk se lo tomó con filosofía y pareció no importarle demasiado. A nosotros tampoco. Eso sí, a raíz de ahí hubo algunos problemas para que la batería estuviera en su sitio que hicieron trabajar a los técnicos sobre la marcha. Y, por otro lado, Piet no llegaba a estar conforme con el momento en el que entraba la batera unos segundos después de la presentación de los temas; con lo que tuvo que acordar con Patrick Kose unos pequeños ajustes.

Pero la actuación iría poco a poco asentándose no sin ir dejando temazos del calibre de “Kill Or Get Killed”, “Roaring Thunder” o los nuevos “Souleater” y “Skycrest”. Pese a que el inicio no llevara el ritmo que le gustaría al guitarrista y vocalista cabe destacar que todos ellos sonaron como una apisonadora. Puede que con la voz un poco baja  a mi modo de ver.

“Revenge Of The Bride” y “Hall Up The Heroes” irían haciendo rodar cada vez mejor a la banda. Con Jan-Sören Eckert en el bajo siempre muy activo cómplice, además de aportando unas muy buenas segundas voces, mientras que Juachim Küstner en la otra guitarra ofrecía muy buen entendimiento con Piet.

La actuación llegó a un importante punto de inflexión con “Starlight”, que seguido de la declaración de principios “Stand Up And Fight” fueron álgidos momentos del tramo central de concierto. Era el preludio para el himno que seguramente todo el mundo que asista a un concierto de Iron Savior va a llevarse en el recuerdo “Heavy Metal Never Dies”, en cuya parte final Piet Sielk dividió  a la sala en dos parte para el típico juego  de ver qué sector gritaba más, haciendo que aquello se complicara un poco más cuando una parte debía decir solo lo de heavy metal y la otra never dies. No por típico dejó de ser divertido. También lo fue la reivindicación de Jan-Sören Eckert de que la gente que estaba en su lado era la que había ganado el envite, no sin reconocer que la otra parte había sido un duro rival.

Si alguno pensaba que se habían acabado las emociones fuertes y los temas que se marcan a fuego en el corazón se equivocaba porque llegaba “Never Stop Believing”, con el que la actuación no perdía pulso. Y tampoco lo haría cuando el vocalista nos decía que solo quedaban tres temas.

El primero de la recta final fue “Lost Hero”, seguido de “Gunsmoke” y un muy agradecido por los seguidores de la vieja guardia “Atlantis Falling”, que sería el único que sonaría de una primera época que la banda ha rescatado en un curioso recopilatorio con temas regrabados de titulo “Reforged Ironbound” y en el que curiosamente no se incluye este de su homónimo debut que en muchos ha quedado en la memoria como ese primer recuerdo imperturbable de Iron Savior. Y 25 años más tarde de aquel momento así de sólida sigue viéndose la formación teutona.

ANTONIO REFOYO (antonio@lamiradanegra.es)