MR BIG

23 – 09 – 11

Barakaldo (Rockstar Live)

Segunda venida de la banda americana por nuestra tierra desde su regreso. Esta vez tenía el atractivo añadido de que nos presentaban nuevo disco de estudio, aunque el hecho de haberles visto ya en una ocasión, el precio de las entradas y el apretado calendario de conciertos que se avecina pudo hacer que más de uno se lo pensara en esta ocasión para volver ala RockstarLive.En cualquier caso, la cómoda media entrada registrada provocó un buen ambiente y sirvió para que pudiéramos disfrutar sin apreturas de cuatro músicos excepcionales, de los que se agradece ver en estas condiciones en las que se nos escapen los menos detalles posibles.

 

Para los que decidieron no reservarse, el grupo trajo preparado un repertorio de 22 temas, más los solos de Paul Gilbert y Billy Sheehan, con lo que dos horas y cuarto justificaron el precio abonado y el no contar con un telonero que les precediera. Ellos mismos se encargaron de calentar rápido el ambiente con un “Daddy, Brother, Lover, Little Boy” en el que nos encontramos con las figuras estelares de los músicos, con un Eric Martin luciendo gafas de sol en plan estrella, mostrando desde el inicio su clase sobre un escenario y sus ganas, ya que no pararía en todo el concierto, ni abandonaría el escenario en las partes instrumentales de los temas, mostrando siempre una sonrisa en su rostro de eterno adolescente. Por su parte Paul Gilbert ya comenzó a hacer de las suyas con el solo de guitarra ejecutado con un taladro. Si la banda se ponía el listón muy alto de salida con un tema que encandiló a todos sus seguidores, lo subiría aún más continuando con un inicio de set idéntico al de su disco del 91 “Lean Into It”. Es decir, que posteriormente nos descargaron “Alive And Kickin´”, con unos coros fabulosos que no escondían trampa ni cartón, efectuados por las voces de los tres instrumentistas con una naturalidad que hace del directo de Mr Big algo verdaderamente real. Y que decir del siguiente “Green-Tinted Sixties Mind”, en el que Eric Martin, ya sin gafas, se suma a los coros de sus compañeros escuchando cuatro voces en vivo que pueden perder en algo la efectividad de un estudio, pero que se desenvuelven en total directo, algo de lo que otras bandas tienen miedo cuando llevan coros como los de este tema que el público entonó junto a ellos.

Tan impresionante fue este arranque que a la banda le costó en mucha mediada volver a llegar a esas cuotas de frenesí junto a su público. Aunque presentaciones de su último “What If…”, como el fortísimo “Undertow” o “American Beauty”, bien merecerían una mayor respuesta. El público los disfrutó, pero ya sabemos lo que ocurre con los últimos lanzamientos cuando delante tenemos una banda que lleva más de 20 años de trayectoria; que espera a la llegada de temas que le lleven a otra época. Además, el público imperante en la sala podría llegar a una media de edad de entre35 a40 años, seguidores que añoran los discos de principios de los 90. En cualquier caso, la banda se presta para disfrutarla sin ese entusiasmo de los grupos más directos. Merece la pena recrearse en los detalles de cada uno de los temas interpretados, como en el caso de “Take Over”, iniciado tras una señal del vocalista por la batería de Pat Torpey. Y si un disco levantaba a la concurrencia ese era de nuevo “Lean It Up”, el más celebrado cada vez que se arrancaba con un nuevo tema de este, como fue “Just Take My Heart”, que no por ser una balada supuso un receso en la actuación, ya que el público la cantó con muchas ganas.

La banda intercaló los temas del disco nuevo con los clásicos, no desentonando en ningún momento en el aspecto interpretativo, pero impidiendo que la gente se volviera a enchufar de lleno, de momento. En cualquier caso, ningún reparo se le puede poner al extenso concierto que la banda nos estaba ofreciendo, ya que demostraron toda la calidad en cada uno de los instantes de la actuación, fuera cual fuera el tema que tocara. Tras “Once Upon A Time” Eric Martin se tomó un respiro dejando a sus compañeros haciendo un estupendo juego de voces en “For You”, pasando luego al terreno instrumental donde hay que ver cómo se complementan estos tipos. Billy Sheehan y Paul Gilbert parecen dos tipos muy distintos, el primero elegantemente vestido mientras que al segundo lo de la apariencia le importa bien poco a estas alturas que ha demostrado todo con su guitarra. Ambos tienen ese toque de locura que los une en muchos momentos donde se funden de manera maravillosa. Muchos pueden considerar a Mr Big como una banda de laboratorio donde se juntaron unas figuras en busca de un éxito discográfico, pero lo cierto es que entre ellos transmiten el feeling que otras bandas con más apariencia de amigos del barrio se han dejado en la carretera. El protagonismo no recae especialmente sobre uno de ellos y los cuatro ocupan todo el escenario.

Uno de los momentos donde esa comunión entre músicos más se pudo percibir fue en “A Little To Loose”, comenzada con el bajista haciendo unos graves registros vocales para unirse luego Martin y comenzar a desarrollar el tema. Un nuevo resurgir de la actuación que pasó a una fase central donde los músicos se explayaron más en el aspecto del virtuosismo. “Road To Ruin” comienza con Eric respondiendo a la guitarra de Paul y viceversa, encontrándose luego con la respuesta del público haciendo los coros junto a la banda. “Temperamental” lo continuó, acompañado por las palmas del respetable. Tras este, el solo de guitarra de Paul Gilbert fue toda una demostración de cómo se puede hacer un solo divertido que demuestra la calidad del músico sin exigir un esfuerzo extra a los seguidores. Las palmas continuaron durante la primera parte del solo, algo que agradó sin duda al guitarrista, que se fue encendiendo en un diálogo de la guitarra consigo misma, intercalando fraseos agudos y graves hasta estallar en un espectacular solo de guitarra de uno de los mejores hachas que pisan este planeta.

No creo que nadie se durmiera con un recital instrumental así, pero si alguien lo hizo la tralla de “Still Ain´t Enough For Me” seguro que lo despertó. Pararon el tema en mitad en seco para volver a arremeter con su fase final. El que también cortaron en dos fue “Price You Gotta Pay”, pero esta vez fue para meter una parte instrumental donde Sheehan nos deja un solo de armónica antes de hacer lo propio con el bajo al que luego se sumaría Paul Guilbert, uniendo fuerza con su guitarra. Otra muestra de la conexión de estos músicos sobre un escenario.

El público rompía en palmas con “Take A Walk” la expectación creada con el anterior. Sin embargo, todavía les quedaba una nueva muestra de “What If…” con un “Around The World” que dejó otra dosis instrumental de auténtica marca propia, y “As Far As I Can See”. Tras esto, el solo de bajo de Billy Sheehan despertó todas las pasiones. La gente le ve como la figura principal de este grupo de figuras. A mi parecer su solo de bajo fue una demostración de virtuosismo algo más fría que la de su compañero a las seis cuerdas, pero su carisma, la fuerza que transmite y su endiablada velocidad moviendo los dedos impresionan tanto que es imposible no rendirse a sus pies cuando hace esta demostración. De nuevo le tocaría interactuar con Gilbert en un siempre genial “Addicted To That Rush”, en el que huelga decir cómo respondió el público con los oooos del estribillo. Elaboración, virtuosismo y conexión a partes iguales.

No es habitual que una balada sirva para comenzar los bises, pero hay excepciones que confirman la regla. Una de ellas es “To Be With You”, que fue lo más cantado y agradecido por el público como un gran hit que es.  Así regresaron tras un amago de despedida que no sería tal y al que todavía le quedaba espacio para un “Colorado Bulldog” que siempre ha sido un tema al que se le saca mucho partido en directo. La fiesta llegaría con la versión de “Smoke On The Water” en la que los músicos se intercambiaron los instrumentos. Aquí vimos a Paul Gilbert a la batería, Billy Sheehan cantando la primera parte, Pat Torpey tocando el bajo y Eric Martin la guitarra. A la hora de encarar el solo Sheehan se encarga de la guitarra, Eric Martin se hace cargo del bajo y Torpey coge el micro para, con gran chulería, terminar con el clásico. Aquí podría haber acabado todo, pero la banda americana quiso recompensar a sus fans con la versión del “Baba O´Riley” de los Who, con un brillante toque de magia para terminar el concierto más acorde a la altura de una banda que se hace autoexigente y que, a su vez, hace de los asistentes un público que, dentro de la fiesta de un concierto de rock, es exquisito con sus gustos y que seguro se fue más contento de la sala con un final así. Aunque se puede echar de menos algún tema de la época de Richie Kotzen (seguro que “Shine” hubiera gustado mucho), los oes fueron reiterativos desde que la banda abandonara las tablas por primera vez a lo largo de este final alargado de actuación, una muestra del agrado incontenible de los presentes. No fue para menos en un concierto muy completo en el que al entusiasmo inicial con clásicos muy grandes de la banda (muy difícil de recuperar posteriormente) se le fueron sumando nuevas dosis de calidad que la audiencia tuvo la capacidad de apreciar, para terminar con una mezcla del lado más divertido de los músicos, con su clase y su especial misticismo. Un grupo de estrellas en perfecta armonía dentro de un mismo universo.

ANTONIO REFOYO (antonio@lamiradanegra.es)

MARI JOSE MARTIN (mari@lamiradanegra.es)