PINK TONES

13 – 10 – 18

Bilbao (Kafe Antzokia)

 

 

Hacía muchos años que no veía a una de las pocas bandas tributo a la que le he encontrado un verdadero sentido. Fue en este mismo escenario y salí impresionado del sentimiento y la fidelidad con la que Pink Tones eran capaces de tocar los temas de unos auténticos marcianos del rock como Pink Floyd. Una banda que sigue impresionando a día de hoy por la originalidad que eternamente guardan sus trabajos, impertérritos ante el paso del tiempo. Tanto es así, que cuando uno escucha sus canciones el viaje en el tiempo no está muy claro si es hacia el pasado o hacia el futuro, porque si las canciones que esta noche interpretaron Pink Tones hubieran sido creadas en estos días bien podrían resultar todo un ejercicio de innovación.

Así que me parece del todo lógico que a día de hoy se siga manteniendo vigente ese legado, pero más que eso en el caso de Pink Tones hay que destacar la calidad y el cariño con el que realizan un show de tres horas del que es imposible no salir maravillado, si es que has llegado a comprender y sentir lo que Pink Floyd expusieron en sus canciones.

Tres horas que se pasaron en un suspiro, dado el efecto hipnótico en el que nos sumergen estos temas desde que “Empty Spaces” nos lleva a una realidad paralela a la que continuarían “What Shall We Do Now”, “Young Lust” y “Dogs”, donde ya vimos las nulas reservas de la banda a la hora de recrear el sonido de los Floyd, incluidos esos sonidos del theremin. El teclado envuelve tremendamente el sonido, con una labor destacadísima de Nacho Aparicio. Pero poco a poco iremos comprobando el nivel de calidad de cada uno de los músicos, con Álvaro Espinosa sublime en la guitarra y el micro, pero con un trabajo en voces compartido con el bajista Edu Jerez y con el guitarrista y saxofonista Pipo Rodriguez. Cada músico tendría su momento protagonista, al margen de la buena labor de grupo.

En concreto después del éxtasis dedicado a la íntegra y ordenada interpretación de “The Dark Side Of The Moon”, “Mother” fue convertido por Pipo en un momento álgido de la descarga. La pasión que transmitió tanto en las partes más susurrantes como levantando su voz, fueron de erizar el bello. Bueno… eso lo podríamos aplicar casi a cada momento de la descarga, con un “The Great Gig In The Sky” donde una de las coristas como es Belén Gómez hizo un papelón que levantó probablemente la ovación más grande de la noche. El papel de ésta junto a su compañera Suilma Aali revistió de una elegancia tremenda cada instante de la actuación. Y no quiero dejar de destacar la precisión desde el motor de la batería de Toni Fernández, que se encargaría al final de la descarga de presentar a los componentes visibles y no visibles de esta gran fábrica de sensaciones que es Pink Tones.

Tras “One Of These Days” tuvimos un tramo dedicado a “Wish You Where Here” donde cobraron especial impacto las imágenes del círculo que escolta a la banda en temas como “Welcome To The Machine”, con un juego de luces que crea los efectos adecuados en cada momento y unas proyecciones que dieron al mágico sonido de la formación un impacto visual oportuno para cada escena musical.

“Shine On The Crazy Diamonds” fue acogido con algarabía y se encargaría de abrir y cerrar este tamo con los interludios del mencionado “Wecome To The Machine”, “Have A Cigar” y “Wish You Where Here”.

Las tres partes de “Another Brick In The Wall” nos acercaban a un posible final, con un gran hinchable a modo de profesor apareciendo en un lateral del escenario y la banda dando rienda suelta a una creciente intensidad con especial colaboración de las coristas. Pero incluso el punto y seguido sería de lo más especial, con Edu Jerez cantando en solitario “Goodbye Cruel World” tras cuya última palabra se apagó repentinamente la luz dejando que la oscuridad del Antzoki la llenara una larga y sonora ovación.

La banda seguiría en su regreso a las tablas con la interpretación de temas de “The Wall”, arrancado con teclado y voz en solitario de una manera muy especial con Álvaro Espinosa sentado al lado de una lámpara de noche que encendió y apagó al final del tema. Y pese a que el impacto causado ya había sido grande hasta ese momento aun nos dejaron grandes momentos como los de “Waiting For The Worms” y “Stop”, pero sobre todo un “Run Like Hell” apoyado por el público y un final “Comfortably Numb” cuyo solo de guitara deja un poso que te hace salir de la sala con un nudo en el estómago.

Por desgracia hoy no podemos ver a los Pink Floyd originales, pero ver a Pink Tones resulta acercarse mucho a emular esas sensaciones. Si has escuchado sus discos podrás dar fe de ello. El trato fidedigno, sentido y de calidad que dan a sus canciones Pink Tones es la clave de sus 15 años ya de trayectoria y de que pese pisar de manera constante los escenarios sigan consiguiendo merecidos llenos como el de esta noche en el Kafe Antzokia de Bilbao.

ANTONIO REFOYO (antonio@lamiradanegra.es)