CRÍTICA: SÖNAMBULA – SECUELA

SÖNAMBULA

(Secuela)

7´5/10

Hace pocos meses me hacía eco del primer EP de este dúo vizcaíno, creándose en mí bastante expectación por ver qué nos encontraríamos en un primer largo. No se ha hecho esperar demasiado este trabajo que definitivamente asienta el proyecto conformado por dos experimentados músicos. Maider Narbaiza, que se hace cargo de la batería, recaló en Sönambula tras abandonar el 2013 a la legendaria banda de punk argentina Penadas Por La Ley; mientras que Rafa Decline está entre los pioneros del metal extremo en Bizkaia al ser miembro fundador de Typhareth allá por el 94, habiendo pasado luego por otras formaciones como Forensick y su propio proyecto Decline, hasta que definitivamente da vida a Sönambula. Dúo que comenzó siendo trío, pero el puesto de bajista quedó definitivamente bacante tras la marcha de dos miembros que pasaron por la banda, con lo que esta obra se edita como dúo, haciéndose el propio Rafa cargo del bajo, aparte de la guitarra y la voz.

Lo suyo es el metal extremo crudo y de vieja escuela. Tienden a la densidad más doom y a la ambientación oscura más black, pero la agresividad y virulencia de cortes como “Satanás” les acercan al death metal. Tocan todos esos palos de forma indistinta, lo importante para ellos es que esto resulte lúgubre y siniestro, constante que acompaña a todos los temas.

Este inicio de disco es de lo más dinámico, con cambios de ritmo muy marcados y arreglos de guitarra más notables que en las tesituras más densas que aún están por llegar según avanzamos en el disco. De hecho, “Typhareth” sigue manteniendo unas constantes vitales altas, con agilidad que aun les aleja de la cadencia más pesada en la que ellos caen de manera muy natural.

“Esperpento” cuenta con texto del poema de Ibon Zubiela publicado en su libro “El Ruido Del Deshielo”. El caso es que esa frialdad le viene como anillo al dedo a las ambientaciones de Sönambula”, que con “Lascivia” pasa por derroteros más densos, llevándonos a unos terrenos de oscuro bosque muy naturales para ellos. Pero eso no significa que caigan en el inmovilismo, como se refleja en “El Laberinto De La Musa Verde” con un riff pesado muy meritorio, con un trabajo rítmico notable y con un grosor que hace del bajo un elemento importante en su música aunque no tengan el puesto cubierto. Esa densidad rompe en la parte central con un ramalazo prácticamente grind.

“Nido De Suciedad” se queda solo como un corte instrumental, realzando ese cariz ambiental que llevan de forma general sus canciones. La adaptación al castellano del tema original de los americanos Winter “Servants Of The Warsment”, aquí titulado “Siervos De Los Hombres De La Guerra” deja traslucir de dónde vienen sus influencias más directas. “Luna Del Desierto” mantiene esa tenue oscuridad y profundidad de una obra sombría en su transcurrir, pero siempre con un brillo reflejado sobre ese paraje, como bien refleja un “Hilen Argia” que daba título a su EP y que cuenta con un estribillo bastante rompedor al lado del deambular pausado de una composición que parece llevarnos por un solitario paraje en medio de la noche a la espera de que cualquier bestia se abalance sobre nosotros. La obra se cierra con otra instrumental bastante ambiental de título “Hacia El Norte”, aunque tras la misma encontramos una curiosa pista oculta de sonidos sampleados.

Orientados hacia un terreno muy concreto del metal, pero con diversos toques dentro de lo extremo. Crudeza y oscuridad son constantes, destacando el sonido denso y grave que son capaces de conseguir con un sonido de estudio que hace que todo suene tan orgánico como requiere su estilo. Va orientado a un público selecto, pero si estás entre los amigos de las tinieblas, si prefieres que lsa nubes cubran el sol, o sentirte en algún lugar verdaderamente sombrío, creo que deberías conocerlos.

ANTONIO REFOYO (antonio@lamiradanegra.es)

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