CRÓNICA: CARCASS + OBITUARY + NAPALM DEATH + VOIVOD + HEROD

CARCASS + OBITUARY + NAPALM DEATH + VOIVOD + HEROD

28 – 11 – 15

Bilbao (Santana 27)

El tour más aplastante del año paraba en Bilbao el sábado 28 de noviembre. El Deathcrusher Tour no tuvo tanto bombo como la visita de Slayer y Anthrax hace un mes, pero rivalizó en cuanto a repercusión la presencia de estos cuatro colosos del metal extremo unidos en un mismo cartel, cada cual más fundamental en el estilo. A esos cuatro se unió un quinto, mucho más desconocido para la mayoría, encargados de abrir tempraneramente la tarde noche, con un público aún despistado en los aledaños de la sala Santana 27. Fue mi caso, ya que me pilló en fuera de juego la actuación de Herod, con lo que apenas pude ver un tema de los suizos, dándome la sensación de cierto sopor entre los presentes, que reservaban fuerzas para la tromba que se les vendría encima después. Muy denso lo que de ellos pude ver para terminar la actuación, aunque con su frontman mezclándose entre el público para animar el final de su concierto. Si bien, los pogos se harían esperar.

Voivod serían el primer plato fuerte de los cuatro preparados para la noche. Su actuación se hizo corta, al igual que la de la práctica totalidad de bandas en liza. Es el peaje por tener a tanto gran grupo en un mismo cartel. Además con ellos el tiempo pasa aun más rápido, ya que aparte de ser de lo más entretenidos, son unos tipos de lo más agradables. Su thrash metal sucio y enrevesado es llevado a cabo con carisma por parte de unos músicos sonrientes, con Snake al frente recorriéndose el escenario una y otra vez sin dejar de encarar al público.

Sin olvidar temas de su última época como “Kluskap O´Kom,” no podían faltar viejas canciones de las que si no han hecho más escuela ha sido por la dificultad de entender a uno de esos grupos siempre sorprendentes, diferentes e incatalogables. Raros dirán algunos. Es lo que se viene a la cabeza cuando escuchamos “Chaosmöngers”, mientras uno se pregunta si eso de trhash metal progresivo es realmente el término más acertado para catalogar a una banda tan original, pese a lo que ha llovido desde que iniciaran esta andadura.

En medio de todo ese tornado Away sigue siendo un batería capaz de sobrellevar todos esos cambios de ritmos, con un Chewy a la guitarra que no se sale en ninguna curva pese a lo frenético de la propuesta y un incombustible Rocky al bajo que tuvo su coña con la música de la película de idéntico nombre. “Forever Mountain” y “Voivod” fueron el fin de fiesta al desenfreno de los canadienses.

Ni mucho menos nos iban a dejar colocar la cabeza sobre los hombros Napalm Death. Los británicos nos iban a dislocar si cabe más el cuello con una descarga en la forma a la que nos tienen acostumbrados, loca y sin apenas tregua. Con su líder Mark “Barney” Greenway resultando un frontman inigualable en este estilo. Un tipo que se transforma cuando la música empieza a sonar y posee su cuerpo para llevarlo por el escenario como un poseso que se desgañita.

Jhon Cooke sigue ocupando el puesto del temporalmente apartado Mitch Harris en la guitarra, algo que a los directos no les resta efectividad. Para eso están las apisonadoras Danny Herrera a la batería y Shane Embury al bajo, que hacen una base rítmica capaz de hacer cenizas la más robusta edificación.

Para ello cuentan con un arsenal recopilado desde 1987, con un mítico e imprescindible debut de título “Scum”, que sigue marcando un tramo especial de la descarga. Así, el homónimo tema fue recibido con los brazos abiertos, pero también los ramalazos de apenas unos segundos “Life?”, “The Kill” y, por supuesto, “You Suffer”. Puede ser una putada que te pille despistado y tengas que esperar a la próxima para disfrutar de la composición más corta de la historia.

“Smash A Single Digit” nos presentó lo último de la banda, que no dejó de lado su mítica versión de Dead Kennedys “Nazi Punks Fuck Off”, siempre bien acogida por el público que ya se desataba en pogos con “Suffer The Childern” o “Siege Of Power”. Con ellos siempre hay que sudar hasta la última gota.

Bien diferente era el estilo de Obituary. De hecho, hay que remarcar la diferencia de estilos entre todas las bandas, a las que pese a aplicárseles el calificativo de extremos poco más tenían en común a nivel musical. De la inmediatez de Napalm Death pasábamos a la densidad de unos Obituary adorados por el personal en Bilbao. Si hubiera que otorgar un premio al ganador de esta batalla de colosos sería para ellos, al menos si atendemos a la reacción del respetable. Además, al término de su actuación fueron los únicos que escucharon un contundente beste bat, aunque no habría bises.

Si bien el sonido fue bueno en líneas generales, hay que destacar las pobres luces con Obituary, algo que suele ocurrir con ellos. A veces solo se perciben sombras en el escenario y cuesta distinguir los rostros de los músicos. Bien es cierto que la silueta de John Tardy es de las reconocibles. Pero ni os cuento lo que cuesta hacerles una foto decente. Supongo que para ellos su rostro será lo menos importante, ya que se dedican a carbonizar nuestros oídos sin la menor piedad.

Por el camino nos dejaron referencias de su nuevo “Inked In Blood”, como “Visions In My Head”, pero la locura definitiva la desatarían con clásicos como ·”Dying” y sobre todo una recta final que enfervorizó a todos los presentes. La recepción de “´Till Death” por parte del gentío convirtió a este en uno de los grandes momentos de la noche, con más de uno haciendo mosh, volando por encima de un público que apenas dejaba huecos en la repleta sala Santana 27. Los dos potentes finales “Don´t Care” y “Slowly We Rot” conseguirían dejar el pabellón en lo más alto.

Que no se me enfade ningún seguidor de Carcass si otorgo el premio del público a Obituary, puesto que esto no es ninguna competición realmente y todas las bandas rayaron a gran altura, de hecho, a nivel técnico Carcass se mostrarían como unos colosos. Si bien Michael Amott es uno de los guitarristas que deja huella no creo que haya que desmerecer en nada a la labor que desarrollan tanto Ben Ash como Bill Steer. Aunque la presencia en escena se la lleva fundamentalmente un Jeff Walker con autentica planta de líder.

“Surgical Steel” ha demostrado ser un regreso más que digno por su parte tras 17 años sin nuevo disco del grupo. Ahí quedaron unos aplastantes a la vez que melódicos “Unfit For Human Consumption” y “Cadaver Pouch Conveyor System”. Pero la banda no dejaría a los fieles sin una selección de sus discos más emblemáticos, con brillantes pizas como “Reek Of Putrefaction” o “Exhume To Consume”, unidos en un uno de los tramos del concierto más remarcables. Tampoco habría descanso para la engrasada maquinaria británica con temazos como “Corporal Jigsore Quandary” o “The Granulating Dark Satanic Mills”, con un hiriente Jeff Walker a la voz.

Cerrando la noche fueron los únicos en permitirse bises, aunque el dolorido cuerpo de más de uno ya no daba para mucho más. Sin embargo, hubo que vaciar el depósito de la gasolina que aún quedara entre los presentes con “Mount Of Execution” y “Heartwork”, con el estruendoso final que merecía una noche como esta, de las que hacen ruido de verdad por su brutal propuesta musical, por la repercusión que alcanzó, y por el nivel esbozado por cada una de las bandas, erigiéndose como uno de los grandes acontecimientos metaleros del año en recinto cerrado. El pitido en los oídos y el dolor muscular solo son partes de un grato recuerdo.

ANTONIO REFOYO (antonio@lamiradanegra.es)