CRÓNICA: CARVIN JONES BAND + JIMMY BARBATÁN

CARVIN JONES BAND + JIMMY BARBATÁN

19 – 03 – 15

Bilbao (Kafe Antzokia)

Tan asiduo se ha hecho de escenarios estatales Carvin Jones que se ha decidido a grabar su último disco en los estudios Dobro de Casasola De Arión (Valladolid) y ha hecho amigos. En su último trabajo, entre otros, ha colaborado el polifacético Jimmy Barbatán, actor madrileño que le da a otras artes como la música. Ha editado algunos trabajos con bandas y en los últimos años ya lleva cuatro discos en solitario orientados al blues. Aparte de colaborar con el mismo Carvin Jones esta gira sirve para presentar su música.

De manera muy sencilla, con guitarra acústica en manos de un maestro llamado Sergio González, de su banda The Cooconers, y su simple presencia se curraron una apertura para Carvin Jones no solo de lo más entretenida, dadas las dotes cómicas que Jimmy Barbatán expuso sobre las tablas, sino de un nivel musical asombroso. Sergio González se mostró como un excelente músico, explotando al máximo no solo el excelente uso que le da a las seis cuerdas de su acústica, sino utilizando la caja de esta como percusión cuando era necesario. Brillante por sí solo como no lo fue menos un Jimmy Barbatán que se metió al público en el bolsillo.

La curiosidad inicial enseguida se transformó en admiración ante los buenos registros expuestos por el vocalista, haciendo una interpretación de cada tema muy libre, lo que le daba espacio a interpretar a su manera cada una de las piezas y exponer su alto, versátil y limpio registro vocal. Este pequeño hombre no tardó en erigirse como un grande sobre un escenario, con constantes comentarios jocosos entre sus particulares gruñidos, que al final resultó una seña de identidad que no dejó de destapar más carcajadas. Podríamos tomarlo como algo que forma parte de su forma de cantar.

No tardó demasiado en marcarse un paseo entre el público, y de utilizar sus dotes de improvisación a la hora de dialogar con el personal. Finalmente ante el comentario de una de las asistentes le dedicó el blues más sexy de la noche rindiéndose de rodillas ante la dama, a lo que esta finalmente correspondió con idéntico gesto. No paró de animar al personal, es un hombre que se alimenta de ese calor y lo busca de manera descarada. Algunos le teníamos simplemente como actor, pero resulta que es un cantante de blues de lo más interesante y un showman capaz de hacer pasar un rato entretenido a cualquiera de los presentes. Con su descaro y su sensacional voz no quedó un alma al que no llegara Jimmy Barbatán en esta actuación. Muchos pedían otra más, aunque no había tiempo. La ovación que se llevó al volver al escenario para colaborar con Carvin Jones fue de lo más significativa. Hizo adeptos a su música y a su espectáculo.

Quien ya se había ganado el corazón de muchos en pasadas visitas era Carvin Jones. El negro guitarrista de Texas es considerado uno de los mejores 50 guitarristas de todos los tiempos. Podría parecer una exageración, hasta que lo compruebas por ti mismo en uno de sus conciertos y sales de cualquier tipo de duda. Este hombre no solo es un guitarrista de un nivel estratosférico, también resulta uno de los más espectaculares sobre unas tablas que se quedan pequeñas ante su figura. No se limita a hacer un concierto pleno de sentimiento y virtuosismo, sino que se patea la sala las veces que haga falta mientras demuestra que le sobra una mano para tocar la guitarra.

Estilísticamente hablando también hay que destacar que el blues no es el límite, ni mucho menos, para él. Tenemos mucha presencia de hard rock y de rock & roll. De hecho, el arranque de la descarga con temas como “One Gear” o “What You Need” fue incendiario. El blues más puro aún tendría que esperar ante un Carvin Jones acompañado de dos excelentes músicos al bajo y la batería respectivamente, pero con toda la vía libre para el protagonismo del as de las seis cuerdas.

No habían pasado más que unos minutos de su descarga y ya le habíamos visto saludar mientras seguía tocando solo con su mano izquierda, coger su guitarra a modo de violín sobre el hombro, apoyarla contra el suelo y terminar tocando con los pies. Y a todo esto es capaz de darle un sentido, no penséis que solo se trata de crear un sonido cualquiera. Tampoco faltó el primer momento en que se mezcló con los asistentes, sin parar de mostrar a su público una sonrisa, apoyando su mano derecha en el hombro de algún asistente mientras que su zurda recorría el mástil de la guitarra como si aquello fuera sencillo, o quintándose el sombrero ante nosotros mientras que el rock nos seguía embaucando.

Cuando se tomó un descanso para cambiar su primera y espectacular indumentaria de lentejuelas blancas por lentejuelas rojas, dejándonos un sensacional solo de bajo por parte de su compañero, pensábamos qué nos faltaba por ver de ahí en adelante. Pero el caso es que la actuación siguió siendo espectacular, con cambios de tesitura, ahora sí pasando al blues de “3 O´Clock”, con temazos de mucha pegada como en “Carvinator”. Calidad inmensa en cada acorde y espectáculo en cada movimiento de un guitarrista que con otras cualidades más viscerales no se quedó atrás con respecto a su compañero de cartel como animador de masas, era capaz de poner la sala patas arriba cuando levantaba las manos pidiendo nuestra colaboración, que no se hacía esperar. A este tipo de artistas hay que corresponderles con el calor que se merece, el calor que producía un abundante sudor resbalando por su piel.

En este tramo central se disparó le emoción en momentos como los que se vivieron con “Midnight Seduction”, interpretado entre la gente a un palmo de nuestras narices. Impagable poder vivirlos e inenarrable la cara de emoción y asombro de más de un seguidor, que miraba atónito cómo Carvin Jones movía sus manos, haciendo con sus seis cuerdas lo que le venía en gana. Alguno se llevaba la mano al corazón para indicar las sensaciones que el guitarrista estaba produciendo.

Entre temas de su nuevo “Victory Is Mine”, como “Don´t Burn Down Bridge”, llegó la reaparición de Jimmy Barnatán para interpretar “Party Hardy”, acoplando su voz limpia a la enormemente más grave y gastada del guitarrista norteamericano. Momento que hubiera sido ya un broche de oro, pero quedaba algo más.

La banda regresaría al escenario en dos ocasiones, ahora con Carvin Jones enfundado en lentejuelas negras, en unos bises donde llegamos a ver lo único que nos faltaba. Llevaba toda la noche preguntándome qué hacía un balón de baloncesto al lado de la batería, no podía creer que fuera posible, pero sí. Carvin Jones se marcó un gran solo de guitarra en “Rap Song”, tras regresar al escenario después de habernos rapeado ese tema bien cerquita de nuestro oído y… sí, ¡¡lo hizo!! Mientras botaba con su mano derecha ese balón de baloncesto a plena velocidad, algo que tampoco pareció dársele nada mal, era capaz de tocar como un diablo. Se despedía mostrándonos su último disco “Victory Is Mine”, acabando en el suelo con la guitarra alzada sobre sus pies elevados.

Cuando ya nos apremiábamos a salir por la puerta regresaban para brindarnos un retazo instrumental final. Los huecos de las primeras filas se volvieron a poblar, ya que nadie quería perderse nada de un hombre que pese a que con su derroche de talento parece que te muestra todo de manera instantánea, siempre nos predispone para lo inesperado. No solo es un gran ejecutor, sino una bestia de los escenarios, donde se corona como ese nuevo rey de la guitarra al que apuntan declaraciones de grandes como Eric Clapton, Albert Collins y Buddy Miles. No exageran para nada.

Texto: ANTONIO REFOYO (antonio@lamiradanegra.es)

Fotos: MARI JOSE MARTIN (mari@lamiradanegra.es)