EZ LIVIN´

(Firestorm)

8´5/10

 

 

 

En 1991 editó su único disco hasta la fecha esta banda liderada por el guitarrista de Bonfire Hans Ziller. 24 años después Ez Livin´ nos presenta un trabajo que va a suponer todo un regalo para los oídos de los seguidores del hard rock y del heavy metal más tradicional, con una línea intermedia entre ambos estilos. Se ha rodeado de excelentes acompañantes como su compañero en Bonfire Harry Reischmann a la batería, Ronni Parkes (Seven Witches) al bajo, Paul Morris (Rainbow, Doro, Joey Lynn Turner) a las teclas y el que fuera vocalista de Accept David Reece, que de esta manera sigue en plena actividad en los últimos años, con diferentes proyectos en marcha que de forma general han dejado gratas sensaciones y que le deberían hacerse ganar el respeto de los que nunca le hayan tenido en gran estima al ser considerado sobre todo por su papel en la banda alemana tras la salida del mítico Udo. Difícil labor que le ha podido dejar siempre en un papel más sombrío dentro de la música. Pero en los últimos años viene demostrando sus facultades, como lo hace en este brillante disco que también cuenta con la colaboración a las guitarras de Chris Lyne (Soul Doctor)

Un disco que responde a todos los cánones tradicionales, desde la duración de apenas 40 minutos que se saborean desde el primer al último segundo. Todos son temas con un toque particular y de exquisita factura, comenzando desde la fluidez guitarrera de “That´s How He Rocks”, comenzado con dureza y melodía, gancho y a la vez excelente trato musical en composiciones en las que empasta todo a la perfección. Todavía te puede enganchar más el siguiente “Loaded Gun”, que tiene un ritmo más bailable. Pasamos a diferentes tesituras en el más relajado “White Light”, con el teclado aflorando en su aroma más clásico. Balada de las que te pueden hacer volar en sus melodías y sentimientos es “Let´s Fly Away”, en las dos versiones en la que se encuentra en la obra, ya que a modo de extra tenemos una mezcla distinta al final del disco.

La versión de cadencia más pesada que se marcan del clásico “Easy Living” de Uriah Heep nos muestran la buena base de la que ya vienen las influencias de una banda capaz de atrapar esa sensación de los más legendarios, aplicarle una parte de esencia ochentera y traerlo a la actualidad. La composición más redonda y donde soterradamente se encuentra el título del álbum es “The Damage Is Done”, sin decaer en el buen hacer en “Too Late”, con mucha calidez en contraposición al tema más rápido y crudo de la obra “Into The Night”.

Una disco que en su puñado de temas te deja con ganas de darle otra vez al play y disfrutarlo. Podía haberse editado 20 años antes y haber quedado como un disco de culto de los difíciles 90 para este estilo, como lo es el primer disco de esta banda, solo que ha llegado ya en el siglo XXI. Pero sigue teniendo ese aroma a fidelidad a una forma de hacer música a cargo de gente con maestría y experiencia para llevar adelante una propuesta ajena al paso del tiempo, incluso a la época actual, y que simplemente se centra en ofrecer un gran nivel de calidad en excelentes composiciones.

ANTONIO REFOYO (antonio@lamiradanegra.es)

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