NIOBETH

(Silvery Moonbeams)

9´5/10

 

 

Esperábamos como agua de mayo la segunda obra de esta banda de Albacete, pero no pensamos nunca que ello vendría prácticamente de la mano de una inesperada disolución, anunciada apenas mes y medio después de haber abierto la caja de este disco. Una pena, porque si el grupo sufría tensiones internas, en esta obra cuya base se grabó en Italia, nada de eso se nota. Se trata de un disco que sigue haciendo crecer las sensaciones de su debut y de ese EP tan maravilloso que dejaron de por medio.

La banda une más si cabe el metal a la música clásica sin que un estilo y otro dejen de percibirse con pureza. La grandeza de ambos se dan la mano de una manera ampulosa, elaborada y barroca, intentando que las orquestaciones sean lo más reales posibles, para lo que han contado con coros, violines y diferentes elementos que aproximan de lleno a esta banda al tratamiento orquestal que ya nos habían transmitido en sus anteriores trabajos. Niobeth no es un grupo que se exceda en esas pretensiones, simplemente refleja en temas como “The Banished Princess”, con el que abren, que las guitarras y las bases de un metal que puede llegar a pisar parajes extremos se puede fundir con una maestría y una armonía totales con la música clásica. Nada de simples adornos, sino un ejercicio progresivo cargado de detalles que se pueden apreciar una y mil veces sin aburrirte de encontrar detalles, como cuando lejos de la luz de las ciudades admiras un cielo estrellado sin fin aparente. Sobre él vuela la espléndida Itea Benedicto, con su voz soprano, que se desenvuelve entre la oscuridad del heavy metal y la majestuosidad de las orquestaciones como una auténtica diva.

“Eclipse” mantiene esa línea dura a la vez que preciosista, esta vez con unas melodías más asequibles; si bien, en el transcurso de esta completísima obra pasamos por la variedad de colores que el grupo ofrece en un trabajo que compositivamente ensancha incluso lo que ya parecía difícil escuchando su primer disco. “Sons Of The Earth” tiene un toque folk que precede a la delicadeza de “Champion”. Pero el grupo no cae nunca en terrenos totalmente reposados, sino que nos mete en la tormenta de sensaciones que transmiten temas como “My Dead Angel”, “I Need You To Need Me” con la colaboración vocal de Fernando Asensi en contraposición a Itea, o el extenso “Sadako´s Wings Of Hope”, que no solo me parece la pieza cumbre de la obra, sino de lo que el grupo nos ha brindado hasta la fecha. Un tema lleno de imaginación con un desarrollo inmenso que ejemplifica todo el universo que Niobeth ha expandido ante nosotros en su corta carrera. Se agradecen pinceladas como la versión de “Polvotsian Dances” de Aleksandr Borodin, que une más si cabe el metal y la música clásica en torno a una banda que ha intentado y logrado con brillantez llevar a su terreno esta unión. Esperemos que se puedan replantear las cosas en un futuro porque es una pena que perdamos un grupo tan inigualable. Sus trabajos quedan como joyas del metal sinfónico, abrazando de lleno y sin miedo el clasicismo y no poniendo límites a una unión que se funde en una explosión musical de magia y grandeza.

ANTONIO REFOYO (antonio@lamiradanegra.es)