TRIVIUM + CALIBAN + UABB

17 – 11 – 12

Barakaldo (Rockstar Live)

 

Al grito de “welcome to the family!” se presentaron con extrema puntualidad Upon a Burning Body, sumergiéndonos desde los primeros minutos en ese universo tan particular de gangsters del que hablan en sus canciones, tanto por la agresividad de su música como por el look que llevaban, trajeados como si fuesen auténticos swingin-dudes y haciendo botar a un público que se dejó llevar durante la media hora de show.

Gran trabajo de todos los miembros del grupo, que sudaron la gota gorda y no dejaron de animar y de hacer headbangin’ durante el concierto. Merece la pena destacar la labor del vocalista Danny Leal, capaz de unos registros realmente altos (¡y bajos!) y una dicción más que aceptable para lo que nos tienen acostumbrados en este tipo de género.

Puntualidad también para Caliban, que demostraron ante un entregadísimo público el porqué son referencia actualmente dentro del metalcore.

Cuatro cajas blancas en el suelo del escenario con las consonantes de su nombre fue el único gimmick escénico del que se valieron, aunque bien es cierto que tampoco es necesario mucho más: sus canciones y su actitud hablan por sí solas. Tienen fuerza, mucha melodía y una gran velocidad que se completa con una épica (“I Will Never Let You Down” sonó grandiosa) que muchos intentan pero no consiguen y que en ellos aparece de manera natural.

Con temas enormes como “We Are the Many” o “Davey Jones” consiguieron más de un circle-pit, y los más aguerridos se atrevieron con un “wall of death” (práctica ya habitual en este tipo de conciertos), que no por pequeño dejó de ser espectacular.

Destacar la versión del “Sonne” de Rammstein, que coreó todo el mundo y que sonó como si fuese propia.

Había ganas a juzgar por el ambiente (y la cantidad de camisetas de la banda que se veían) de ver a Trivium. Está claro que el grupo ha crecido mucho y es capaz de conectar con un público muy amplio, sin caer en absoluto en la comercialidad más burda o en el underground más exclusivo, confirmando que tienen la calidad necesaria para recoger el testigo de los grandes grupos clásicos.

Las luces se apagaron para dejarnos escuchar a oscuras el “Hallowed Be Thy Name” entero de sus queridos Iron Maiden y descubrir cuando las luces se encendieron, unos cuantos símbolos de la banda llenando el escenario al son de “In Waves”, para desgranar poco a poco un setlist principalmente centrado en “Shogun” y en ese grandioso disco que es “In Waves”.

El nivel técnico que han alcanzado es impresionante, y hay momentos en los que no sabes a dónde tienes que mirar para comprobar que la última pirueta la ha ejecutado una mano humana y tu oído no te ha engañado. Además, la técnica y la velocidad que desarrollan, no impide ni por un segundo que dejen de moverse por el escenario y que animen continuamente a sus seguidores.

Un sonido muy bueno engrandeció aún más si cabe la puesta en escena de la banda y la elegancia de las composiciones, y supongo que cerrarían más de una boca de los que aún dicen que no hay bandas actuales con madera de clásicos.

Texto y fotos: Fer