CRÓNICA: IRON MAIDEN + THE RAVEN AGE

IRON MAIDEN + THE RAVEN AGE

Sábado 22 de julio de 2023 – Bizkaia Arena BEC! – Barakaldo, Bizkaia

Para los que hemos visto a Iron Maiden en repetidas ocasiones resulta un aliciente que se busque la manera de ofrecer repertorios especiales que hagan que veamos en directo canciones no habituales. En este caso esta gira bautizada como The Future Past Tour venía a significar una revisión de un gran clásico como “Somewhere In Time”, que pese a ser considerado una joya por buena parte de sus seguidores no ha sido el disco que más temas ha aportado a su repertorio de forma general. Por otro lado, la banda también apuesta por su reciente “Senjutsu”. Que nadie diga que estamos ante una banda que vive exclusivamente de rentas.

Y es verdad que la banda ha seguido apostando por sus nuevos discos, pero de un tiempo a esta parte conjugándolos inteligentemente con vistazos a un pasado que al fin y al cabo es lo que les sigue haciendo grandes hoy en día. Porque, también hay que decirlo, es muy poco probable que los temas nuevos vayan a alcanzar algún día la relevancia de lo que nos dejaron hasta 1992. Y ellos lo saben.

The Raven Age fue la banda que les acompañó en esta ocasión. En la misma milita George Harris, hijo de Steve Harris, en la guitarra. Un grupo que factura un metal de toque alternativo y actual bastante solvente, aunque si no fuera por oportunidades como esta no sé si llegarían a destacar demasiado entre la infinidad de bandas afines estilísticamente hablando. Decir que cuenta con Tommy Gentry en la otra guitarra. Un excelente hacha que vimos con Gun recientemente.

La banda viene funcionando desde 2009 y ya tienen tres discos en su haber, el último de ellos un recién editado “Blood Omen”, que es lo que les traía esta noche a un BEC! que un poco más adelante estaría definitivamente abarrotado, aunque con ellos aún quedaban muchos huecos por cubrir, pero salieron motivadísimos para hacer crecer en el presente de nuestra música el nombre de The Raven Age.

Mirar cómo enardecía el ambiente cuando se apagaban las luces y comenzaba a sonar el “Doctor Doctor” de UFO nos hacía casi sentirnos realmente en un viaje en el tiempo. Esos rostros de felicidad de las primeras filas, ese flamear de pancartas y banderas entre los presentes y ese clamor nos traían a la mente imágenes que hemos visto, algunos solo en video, de aquellos dorados años 80. No sé si entonces se hubiera podido imaginar que la fiebre que provocara Iron Maiden en este 2023 al realizar una gira iba a ser tal. Y mucho menos en los complicados 90 y en la época de Blaze Bayley, cuando la popularidad de la banda llegó a tocar fondo, a pesar de que sus dos discos se van revalorizando con el tiempo.

Pero desde que Bruce Dickinson y Adrian Smith volvieron a la formación, la banda ha vivido una segunda juventud que ya dura varias  décadas. Me atrevería a decir que visto con retrospectiva el “Brave New World” y su correspondiente gira pudo marcar uno de los momentos más brillantes de toda su trayectoria, manteniendo a partir de ahí un nivel en cada disco y creando una creciente expectación en cada gira, algo que parece que ha venido ocurriendo con todos los grandes dinosaurios del rock. Parece que el tiempo nos da la razón y aquella música para gente infame, que muchos enterraron demasiado pronto, ahora llega a ser un fenómeno de masas. Al menos en eventos puntuales.

Una de las cosas que diferencia a Maiden con respecto a otros es su honestidad, algo que los fans captan muy bien. Estos siguen siendo unos tipos tan naturales en el escenario como siempre, que no sobreactúan simulando ser quienes no son, y que no han anunciado hasta la fecha una falsa gira de despedida. Sí que nos hacen saber que ese punto y final cada vez debe estar más cerca por lógica pura y que lo mejor es vivir cada concierto como si fuera el último, porque nunca se sabe, pero no han utilizado aún el comodín que ya han agotado muchos de sus contemporáneos.

Por otro lado, el estado de forma en el que se conservan los 6 componentes de la banda es envidiable para cualquiera de su generación. Y no me voy a centrar solo en la figura de un Bruce Dickinson que sigue haciendo pequeño el gran escenario de la banda, ni en un Steve Harris al que no sabes muy buen si le has sacado una foto ayer noche o si estamos viendo un recuerdo de hace 40 años. Destacaría especialmente a Nicko McBrain, que a sus 71 años es un motor que sigue a pleno rendimiento.

Cuando tras la intro se produce un gran fogonazo y entran a escena todos los componentes del grupo es imposible no acordarse de la imagen de aquel “Live After Death” de 1985. La banda sigue entrando al escenario como un huracán que se come las tablas, que ataca por sorpresa haciendo que la expectación se convierta en júbilo. Esta vez era con “Caught Somewhere In Time”, con Bruce Dickinson ya esgrimiendo un fabuloso estado vocal que iba a mantener a lo largo de toda la la descarga, con la imagen icónica de Adrian Smith y Dave Murray muy cerquita uno del otro, mientras que en el otro extremo Janick Gers iba haciendo de las suyas con su particular show.

“Stranger In A Strange Land” fue otro nuevo regalo para los viejos seguidores, de ese futurista y arriesgado en su momento “Somewhere In Time” cuya portada parecía el preámbulo para lo que luego nos han contado películas como “Terminator” y también para los tiempos que se vislumbran en la actualidad en este planeta. Eddie asomaría en este momento testimonialmente por uno de los laterales del escenario, perdido en algún lugar del tiempo y en algún extraño lugar.

“Wrinting On The Wall” abriría ya la presentación de “Senjutsu”, con la banda sonando muy buen y percibiéndose esos detalles de unos terrenos más progresivos por los que la banda viene deambulando de un tiempo a esta parte. “Days Of Future Past”  y “Time Machine” venían que ni pintados para ese concepto del tiempo con el que la banda ha jugado en esta gira para dar saltos entre dos épocas concretas y caer en alguna ocasión en otros mementos de su historia.

Puede sorprender que de “The Number Of The Beast” se quedaran con “The Prisioner” como única representación de su obra probablemente más reconocida. Hubiera sido más esperable el homónimo que seguro que algunos echaron de menos. El caso es que fue un gran momento que además se pudo hilar con el discurso de Bruce Dickinson en defensa de los pueblos, las tradiciones y sus culturas para presentar “Death Of The Celts”.

El telón de fondo del escenario, iba cambiando para acompañar cada historia, contando en este caso con una de las imágenes más épicas, con Eddie a su vez metido en diferentes papeles en esas grandes ilustraciones. Tras un momento un tanto más trascendental “Can I Play With Madness” puso el abarrotado Bizkaia Arena como un hervidero. Y volviendo a una de las obras claves de la gira “Heaven Can Wait” fue uno de los momentos cumbres de la descarga, con un tiroteo entre Eddie y Bruce Dickinson, que cogió una metralleta ubicada en uno de los vértices de la plataforma que recorrió en repetidas ocasiones para batirse en un duelo pirotécnico espectacular. En este sentido el momento visualmente más deslumbrante de su espectáculo.

“Alexander The Great” es otro de los inusuales temas que nos regaló la banda en esta gira. Solo por un momento así ya merecía la pena no haberse perdido esta oportunidad de ver a la doncella. Aunque lo que se produce cuando comienzan los acordes de “Fear Of The Dark” es un misticismo que por mucho que se repita el momento no pierde su encanto. Bruce dirigió al personal en sus cánticos como un director de orquesta al que nadie quiere fallar. Si saludaba hacia uno de los lados un flamear de manos se alzaban al viento. Y si miraba hacia otro lado ocurría lo mismo. En un recinto tan grande este hombre es capaz de hacerte sentir que está actuando también para ti, aunque estés en el último rincón escondido.

Como era esperable “Iron Maiden” iba a ser el previo a los bises. Y esperábamos lo que iba a ocurrir en ese tramo central después de los consabidos acordes de bajo de Steve Harris y el estallido tras el cual de una u otra manera tenía que aparecer Eddie. Esta vez lo hizo en plan samurái para batirse en duelo con Janick Gers.

Tras unos instantes de oscuridad la banda regresaba con “Hell On Earth”. Si he de ser sincero no esperaba algo tan grande de uno de los nuevos temas. Encima un tema extenso en un plano en el que entiendo que la banda ha perdido mucha frescura en los últimos discos. Sin embargo, fue un gran momento aderezado además por unos fogonazos que bailaban al son que iba marcando la composición. Gran ejecución por parte de la banda.

Ya solo quedaba mirar al pasado con dos clásicos como “The Trooper”, esta vez sin que Dickinson esgrimiera la bandera británica, y un “Wasted Years” que fue el gran clásico que se reservaron del “Somewhere In Time” para cerrar este periplo por pasado y presente de una banda histórica que mostrándose en esta forma dista mucho de hacernos pensar en un futuro sin ellos. En algún lugar en el tiempo nos volveremos a encontrar.

ANTONIO REFOYO (antonio@lamiradanegra.es)