CRÓNICA: BEASTO BLANCO + EVER SINCE
BEASTO BLANCO + EVER SINCE
6 – 02 – 14
Erandio (Sonora)
Supongo que el público no se enteró muy bien de lo que venía a la Sonora este jueves, porque de lo contrario debería haber contado este evento con una mayor respuesta de público, sin duda alguna. Chuck Garric, bajista habitual de Alice Cooper y músico que ha pasado por bandas como Dio, L.A. Guns o Eric Singer Project entre otros, nos visitaba para presentar un disco que por sí solo ya merecía la pena, como es “Live Fast Die Loud”, pero es que además traía músicos del nivel de Tim Husung (Doro, Dougie White) a la batería y la atractiva presencia de la hija de Alice Cooper, Calico Cooper, que hace de actriz junto a su padre en los shows de este, así como Tiffany Lowe, quien con su teclado y efectos de sonido da una mayor modernidad al estilo de la banda dentro de una base de rock puro y duro. Más desconocidos para mí eran sus compañeros a la guitarra y al bajo (que me disculpen), aunque indudablemente de una calidad y una solvencia totales.
Antes que ellos salieron a escena los suizos Ever Since, que no pegaban ni con cola con el estilo de Beasto Blanco. Si entre los pocos seguidores que había en la sala cuelas una propuesta que no les interesa demasiado apaga y vámonos. Eso es lo que ocurrió con estos death metaleros melódicos, que dieron todo para agradar a los presentes presentando básicamente su última obra “Bring Out The Gimp”. Se esforzaron todo lo posible, sonaron de impacto y demostraron ser una excelente banda en su estilo. Si hubieran llegado 24 horas más tarde en este mismo recinto podían haber actuado junto a Mercenary, que les hubiera venido bastante mejor para atraer al personal. Sin embargo, yo me quedo con una buena sensación de ellos como banda interesante que tiene su propia personalidad en estas lides.
Posteriormente pasábamos al rock de Beasto Blanco y esto fue otra cosa. La decena de personas presente se acercó al escenario y supo captar el calor que transmitió la banda desde su salida a escena. Para los músicos no fue un impedimento la poca presencia de público. Hicieron un concierto igual de bueno que si hubiera estado la sala a reventar. Ni me imagino lo que hubiera ocurrido en un ambiente más favorable. Fue alucinante lo que nos ofrecieron, lejos de caer en el hastío o el cabreo que puede conllevar no tener la respuesta esperada, estos mostraron su mejor cara, haciendo que los presentes disfrutaran de una actuación exclusiva. Una actuación que probablemente durante este año no supere nadie. Ya os avisaré cuando eso ocurra. La actitud, la calidad musical y el espectáculo fueron de la mano sin desfallecer ante nada, con una camaradería que llevó a Chuck Garric a dar la mano a todos los presentes durante la actuación, sin hacer ni una sola referencia hasta el final del concierto a la poca, casi nula, presencia de público.
Presentó su único disco editado hasta la fecha “Live Fast, Die Loud”, del que arrancaron con un sensacional y acertado tema que da nombre a la banda. Un tono sucio, macarra, oscuro y glamuroso invadió el recinto para hacernos disfrutar con temas de rock potente, solido y con agallas, impregnado en algún momento como “Vegas” de un mayor tono femenino a cargo del conjunto trabajo de Calico y Tiffany.
La primera no haría falta que nos dijera de quién es hija. Tiene ese concepto del espectáculo inculcado en las venas. No deja de gesticular, siempre encontrando sentido a lo que interpreta, pese a que no haya un papel como tal. Cada movimiento de esta mujer está destinado a llamar la atención del personal, dominando la situación como pocos.
El bajista de Alice Cooper, aquí guitarrista, mostró una consistencia en cada riff de guitarra que hizo retumbar la sala Sonora. El propio tema homónimo de su obra sería uno de los destacados de la noche, aunque en el plano visual “Motor Queen” es el momento elegido para que las dos cabezas visibles más claras del espectáculo aparezcan encapuchados mientras que ella porta unas linternas que muestra por encima de la cabeza de este.
Dejaron sitio para que Tum Husung se luciera con un solo de batería, más un instrumental de la banda en un momento que ambos desaparecen del escenario. Y, claro, en la recta final llegaron los temas esperados de Alice Cooper, que completan el repertorio de temas propios. Los elegidos fueron “Who Do You Think You Are” y “Schools Out”, intercalando un acorde “The Wall” de Pink Floyd por el camino. Un “Breakdown”, como uno de los singles de su obra fue metido entre medias, defendiendo su propio legado, y la banda se despidió con la versión de Bob Seger de “Gang Bang”, haciendo participe a los presentes.
Salí de allí pensando que ojala vuelvan, aunque ante semejantes varapalos es difícil reponerse y que quede animo de volver a arriesgar mucho dinero, tiempo, esfuerzo y todo lo que conlleva una gira de estas características para tan poco recompensa. Pero no cabe duda de que quien se lo haya perdido por desconocimiento o por preferir invertir el dinero en otro concierto puede arrepentirse de ello y tal vez lo sepa para la siguiente. Porque pese a todo, pese a lo amargo de encontrarnos con una sala prácticamente vacía, el concierto que dieron deja la mejor sensación posible. Y por ello el reconocimiento que quiero hacer desde estas líneas a Beasto Blanco es doble. Porque, como dijo Chuck Garric intentando hacer sus pinitos en castellano, you are poquitos, but you are mucho rock & roll. Por eso hay veces que la actuación que puede parecer la más pequeña puede hacerse la más grande. Y esto ocurrió esta noche de jueves en un concierto que muy pocos vimos pero del cual el boca a boca debe dar buena cuenta a nuestros conocidos de lo que se perdieron. Porque si vuelven algún día, no puede ser que semejante derroche de todo lo que debe tener una banda que se sube a un escenario no tenga la repercusión merecida.
Texto y fotos: ANTONIO REFOYO (antonio@lamiradanegra.es)
