KUDAI

(Harezo Dorreak)

8/10

 

 

 

Poco a poco Kudai ha ido fraguando una interesante carrera que le lleva al número de cuatro discos editados. Los guipuzcoanos son uno de los representantes más visibles del metal industrial emergido de tierras vascas, sino el más representativo de todos en la actualidad. Y es que la calidad de un trabajo bien hecho en todos los frentes queda demostrado en este “Harezo Dorreak”. Porque no solo quiero destacar el contenido musical de una producción bien encauzada desde los estudios Sonido XXI por Javi San Martin, sino el significado completo de la obra, perfectamente representada en textos, en imágenes y en todo lo que envuelve a una obra de arte que empiezas a saborear desde que la tienes en las manos y observas la portada evidentemente unida a ese título de torres de arena.

Y es que todo lo que nos rodea y parece inamovible es frágil como una figura levantada en una playa esperando a que una simple ola la tire. Aunque donde sí se aprecia solidez es en la música de Kudai. Una banda fuertemente asentada en su propuesta musical de un metal fuerte pero a la vez con la sensible habilidad de transmitir emociones. El tono amargo que puede rodear a unos temas generalmente muy crudos en su mensaje no está exento de pinceladas más delicadas que debes interpretar si llegas al fondo que ocultan los robustos riffs y la aguerrida voz que se expone a lo largo de disco.

Para comprender mejor todo esto se han incluido algunas frases salidas de boca de pensadores y/o personajes históricos que enlazan perfectamente con lo que el grupo quiere transmitir. Historias tan reales como la de quien queda postrado de por vida tras un accidente en “Bizitzera Kondenatuta”. Si aquí el riff guitarrero gana la batalla, hay temas en los que los samplers habituales en las bandas industriales cobran más protagonismo, como en el caso de “Aldaketa Badator”, un eterno himno de resistencia. Hay crítica directa en “Ezin Ahaztu”, acribillando los intereses de la guerra que normalmente no corresponden con los que precisamente mueren en el campo de batalla, o en “Gaitza Gara”, defendiendo la maltrecha naturaleza a la que esperemos que nunca se pueda vencer completamente por mano de la humanidad. Una humanidad que no conoce el límite ante las ansias de poseer siempre más, aunque finalmente acabe devorada por el monstruo que ella mismo ha creado, como se refleja en “Diru Gosea”. Todo esto trae aparejada la reflexión del propio “Harezo Dorreak”, volviéndose un tanto más personal en “Denbora”.

Divide y vencerás dijo Julio Cesar, táctica que sigue sirviendo para el dominio de los que nos quieren enfrentados por problemas inventados como trampa en la que caemos. Un telón que se destapa en “Banatu Eta Irabazi”. Como tema muy concreto se toca la homosexualidad en “Maskararen Atzean”, contando la historia en primera persona y metiéndonos, como a lo largo de toda la obra hacen Kudai, en el papel de una manera muy sentida y real. No solo se trata de los textos, sino de la forma en que se conciben unos temas capaces de transmitir ese sentimiento concreto. Todo va de la mano para entender estas situaciones que, como bien se refleja en “Hitzak”, pueden dar lugar a diferentes interpretaciones según el contexto. Y es que aquí se repite el título de la obra. Todo son torres de arena, también esas palabras que se lleva el viento, algo que “Haizeak Daramatza” termina por refrendar de manera sutilmente instrumental. Lo más adecuado para interiorizar todo ese poso que nos deja esta escucha. Porque seguro que entonces sí hay algo que permanece dentro de quien haya sabido escuchar, tal vez de una manera más real que esas torres de arena que nos rodean.

ANTONIO REFOYO (antonio@lamiradanegra.es)

INFORMACIÓN ADICIONAL:

Sello: Heaven Musik