CRÍTICA: MAX GAMUZA – LOS BUENOS MOMENTOS ESTÁN AQUÍ

MAX GAMUZA

(Los Buenos Momentos Están Aquí)

7/10

 

 

Quién de nosotros, rockeros como somos, no hemos salido alguna vez de fiesta terminando por encontrarnos en un garito, en un ambiente de total colegueo, mientras que una banda, tal vez inesperada por nuestra parte, descargaba algo de rock and roll. Esos momentos en familia son de los que más merecen la pena en esto, sin que por resultar menos espectaculares y aún cayendo en algo bastante cotidiano, dejen de ser entrañables. No se sí el título de la obra de este disco de Max Gamuza va por ahí, pero es la interpretación libre que yo hago. Su estilo evoca un garito humeante a altas horas de la madrugada, probablemente en una época entre finales de los 80 o primeros 90, en un ambiente de rock canalla y crápula. Un lugar dónde más a gusto nos podamos sentir con nuestros amigos y que, sin apenas darnos cuenta, con los años termina por encerrar nuestros mejores recuerdos.

Así dicho pareciera que este es un disco clásico, pero es un disco editado en la actualidad, solo que su contexto es el rock de raíz más auténtica. Seguro que bandas como Burning no tardan en venirse a la cabeza, aunque en el caso de Max Gamuza hay que añadirle un componente punk a ese blues rock de añejo sabor.

Tenemos 14 temas en apenas 34 minutos que dan mucho de sí, temas blueseros como “City Blues”, del cual se incluye una versión con guitarras más fuertes de título “El Blues De Mi Ciudad”. Temas tan canallas como “Nancy” son los que marcan la obra, sin una forma determinada. Solo rock que sale de las venas a borbotones, siendo cada uno de estos cortes un derrame de dosis de rock con una humildad y sinceridad proporcional a su chulería.

La producción de Mike Mariconda (Devil Dogs) aporta la tasa de calidad que se deja notar en su aportación con la steel guitar, la guitarra barítono, la guitarra y la acústica. Una diversidad que se nota en una obra con temas tan rockeros como “Conquistando La Vida” o “Balas Pérdidas”, muy de barrio, pero por otro lado está esa altanería de quien domina la diversidad del hábitat que pisa en canciones como “She”, cantada en inglés en un registro más tenue, o “Por Qué Te Vas”, uno de esos donde el regusto del teclado Hammond es marca de rock auténtico. Marca que se extiende al conjunto de estas canciones que no buscan sorprender a nadie, pero sí impregnarnos de un tipo de rock de bar que hoy en día muchos pueden echar de menos, sobre todo acostumbrados a estar más tiempo delante del ordenador que con los amigos en esos lugares donde siempre nos hemos juntado.

 ANTONIO REFOYO (antonio@lamiradanegra.es)

INFORMACIÓN ADICIONAL:

Sello: Lengua Armada