CRÍTICA: ERIC SARDINAS & BIG MOTOR – STICKS & STONES

ERIC SARDINAS & BIG MOTOR

(Sticks & Stones)

8´5/10

 

 

Uno de los grandes guitarristas de nuestro tiempo es Eric Sardinas. Cada vez que este hombre está en activo o tenemos la posibilidad de verle en un escenario es una buena noticia para el rock y para la música en general. Hace falta en este mundo gente que se salte las reglas, como hace él con sus canciones, fiel a un sentimiento de directo que sigue impregnando discos donde es alucinante como con la misma facilidad con la que salen estas notas, a lo largo de todo su recorrido dejan tatuada su marca con la incandescencia que luego hace arder el escenario cuando se trata de subirse ahí arriba e interpretar esto.

Leía en la nota de promo que los temas nuevos cogían un cariz más comercial, lo que me daba un poco de miedo, ya que no me hubiera gustado que Sardinas perdiera esa visceralidad que desprende, más allá del sonido emanado de su guitarra y su voz, de su sola personalidad. Pero todo ello lo llevará consigo hasta el final, esperemos que muy lejano, de su carrera. Si acaso lo de comercial hay que atribuírselo a que la línea general muestra unos temas con un estribillo que puede resultar sencillo e incluso con un toque de alegría mayor que en otros trabajos. Ahí tenemos como ejemplo de esto “Full Tilt Mama” o el country “County Line”, que también posee a medida que avanza un latir más duro, llevándonos a esos terrenos del hard rock que pisa en los iniciales “Cherry Wine” y “Road To Run”. Y, por supuesto, a lo largo del disco hay mucho y buen blues, algo realmente presente en cada segundo de la obra. El blues como principio básico de expresión para un guitarrista que afirma que cada vez que respiras, si caminas con los ojos abiertos, hay una canción ahí mismo esperándote. Qué mejor para plasmar esa espontánea expresión que un blues al que la creatividad del guitarrista le puede aplicar todos los alicientes necesarios, sin quedarse nunca en prototipos del blues o del rock pese a que tengamos aquí su más añejo regusto. Temas como “Throuch The Thorns”, el ácido “Burnin´ Sugar” o “Behind The 8” escapan tanto de los aspectos preconcebidos, como de los de un grupo que tenga que darle al coco para buscar un sonido moderno.

Con artistas como Eric Sardinas parece que lo más clásico, lejos del agotamiento, ofrece todo el espacio que los encorsetamientos del actual mundo musical reducen. No habrá inventado la slide guitar, ni el rock, ni el blues, pero es sin duda uno de los que en la actualidad más partido sabe sacarle llevándolo a una dimensión de autenticidad propia de uno de los nombres que deben quedar inscritos con letras de oro en la historia de la música. Y tenemos la suerte de que esa historia se esté escribiendo ahora y podemos presenciarla en cada uno de sus directos y en las ediciones siempre bienvenidas de cada uno de sus nuevos discos, donde demuestra que la pasión con la que él trata y da forma a la música es inigualable. La costumbre de grabar en directo recoge un calor que en otras grabaciones se escapa, y la propia presencia de Eric Sardinas se siente en el momento que el CD da vueltas dentro de nuestro reproductor de una manera tan real que casi pareciera que estos temas además de escucharlos pudiéramos tocarlos con nuestras manos.

ANTONIO REFOYO (antonio@lamiradanegra.es)

INFORMACIÓN ADICIONAL:

Sello: Mascot / Mastertrax (www.mastertrax.com)