B.C. BOMBS

(Forever Bombs)

7/10

 

 

 

Tras la edición de “Let´s Go Bombs!!!” continúa la actividad de esta inquieta banda de punk rock que vuelve a ofrecer un puñado de trallazos. Ahora el grupo aparece como cuarteto con la incorporación a la guitarra de Mik-Hell, mientras que en el bajo ha habido cambio, haciéndose con el puesto Pepe (A.G. Boy) tras la salida de Piña. Siguen en la banda Rober Gurt a la batería e Iñaki Sixx a la voz y a la guitarra.

En esta tercera obra vuelven a ofrecer frescura en sus 11 temas directos de punk rock sin miramientos. Expresado como una filosofía de vida que busca hacerte pasar el mejor rato posible mientras escuchas este trabajo. Un trabajo que muestra una sinceridad plena por parte de unos músicos que simplemente rezuman rock y para los que un redondo es una simple manera de reflejarlo. Por eso hay autenticidad de nuevo en lo que expone B.C. Bombs.

Podemos apreciar un sonido más pulido que en su anterior trabajo, pero siempre manteniendo la explosividad tan apegada a su propia denominación. De hecho, así empieza el disco, explotando con “L.G.C.M”, como una intro para lo que viene. Y de primeras sorprende “Búscame” por ser un tema muy melódico. Recuerda al sonido americano más asequible. Pero el disco dentro de su enorme variedad termina por hacerse mucho más visceral, como comenzamos a atisbar en “Motín En La Prisión”. Y es que el peligro se huele en temas como “Ciudad De Dios” y no dejan de tener una aplastante pegada en “Fuera De Control” y un filo cortante en “La Cuchilla”. Se nota la aportación de esas dos guitarras, que dejan en estos temas detalles más currados. Ocurre también en “Rock Animal”.

Dentro de esa mencionada variedad al grupo le da para plantarnos en la cara un himno como el homónimo “Forever Bombs” o un rock con tinte más clásico, de raíz, como es “Motherfucker Go”. Todo ese dinamismo viene de no atarse a unas influencias. De hecho, sigo pensando que el sonido del grupo, pese a cantar en castellano, tiene ramalazos mucho más abiertos al mundo. Así se desprende en un tema como “Jugando Con El Diablo”, con cierto tinte yankee. Es un tema de lo más completo que hubiera supuesto un broche genial a la obra, pero a modo de despedida B.C. Bombs se dan un pequeño auto homenaje con “B.O.M.B.S.”, que se lo han ganado.

Espontaneidad, frescura, actitud… son alguna de las cualidades que le podemos adjudicar a una nueva obra de B.C. Bombs, que sigue respondiendo a la identidad propia de sus creadores. Porque, como refleja la portada del disco, llevan tatuado el rock en la piel. Así que simplemente mostrándose tal como son pueden sacar a relucir estos directos temas como expresión de una forma de ser con la que es fácil identificarse.

ANTONIO REFOYO (antonio@lamiradanegra.es)

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Sello: Class War