ARIA INFERNO

(A Divine Journey)

9/10

 

 

 

Este país y su situación cultural hace que trabajos como este, que deberían de contar con todos los medios del mundo y que deberían de ser recibidos por la puerta grande de nuestra escena musical, se editen desde la modesta autoedición de una banda que ha debido tirar de crowdfunding para desde sus propios estudios y Bomstrack Records de Úbeda (Jaen) trabajarse absolutamente todo lo que ahora tenemos en nuestras manos. Ni mucho menos por ello, desmerecedor ante ninguna otra obra editada en estos tiempos en cualquier parte del mundo.

Aria Inferno debutó con “The Absinthe Episodes” en 2012, aunque en la banda se encontraba la calidad y experiencia de varios ex de los jienenses Moonlight Fear y la categoría en la voz de Gus Monsanto (Adagio). Tras ellos ha habido varios cambios en la formación, con el paso fugaz Ronnie Romero (Lords Of Black, Rainbow), la banda se ha reestructurado en los últimos años con una formación donde Fran Suarez desde la guitarra sigue llevando la magistral batuta de esta banda de duro metal progresivo. Ahora David Requejado (Perfect Smile, Maverick, Handful Of Rain) se hace cargo de la voz con total solvencia y nivel; David Ortal sigue siendo la mano derecha de Fran, con quien ha trabajado codo con codo en la carrera en solitario del guitarrista; Juanra Cobo es el otro encargado de la guitarra; David F. Castro se encuentra en el bajo; y Felipe Martínez está en la batería. Una formación de músicos absolutamente excelentes que en otro país o en un mundo que valorara como se merece la música deberían estar considerados como gente muy grande en lo suyo.

La obra es una maravilla de metal progresivo condensada en 9 cortes, la última de ellas una outro que nos devuelve al inicio del viaje, aunque con un deje muy diferente de forma coral y a capela. Pero es que ese “A Divine Journey” con el que se abre y se cierra la obra es el punto de partida y de llegada precisamente de un divino viaje por el mundo de las emociones que estos músicos son capaces de evocar con sus canciones.

El arranque con el homónimo tema es una forma de no reservarse nada para comenzar con un tema de larga duración, donde todo está en su sitio y donde no queda lugar para la frialdad. No, los músicos virtuosos no tienen por qué resultar fríos y a las pruebas me remito. Técnicamente impecable, pero también capaz de generar unas ambientaciones que además viran como el paisaje de nuestro viaje a medida que pasamos horizontes.

Y tampoco el virtuosismo va reñido con la contundencia de un sonido. Y es que la banda no solo es una banda de potente metal, sino que llega a las tesituras extremas en “Funeral For The Swan”, que ya arranca con unos riffs de lo más thrash, aunque cuando entra la velocidad y las voces agresivas de Fran Suarez alcanza una línea muy extrema.

“At The Mountain Of Madness” es un tema cambiante, con la voz de David Requejado mostrando una versatilidad que también le hace llegar a registros más agresivos, aunque en el siguiente “Venus Reborn”, tengan un inicio limpio y sutil que termina por desembocar en un torrente de fuerza, línea que se traspasa al tormentoso “The Strange Case Of Any Human”, donde queda patente el gusto de la banda por la oscuridad.

Más melódico resulta “Frost At Midnight”, y un tanto más luminoso, previo a la balada “Eleine”, donde el teclado se encarga de marcar el camino. Eso sí, una balada que no atiende a cánones, que se deja llevar por la libertad y que da vía libre a la voz para volar hasta lo más alto.

“In The Blink Of An Eye” nos devuelve al progresivo más desatado, otro tema extenso que, sin embargo, va cargado de fuerza, con un trabajo empastado entre guitarras, teclados y base rítmica junto a una línea vocal que es capaz de colarse en ese laberinto con una asombrosa agilidad. Progresivo que poco o nada tienen que envidiar a lo más granado del estilo. Es lo último antes de un pequeño regusto final con el epílogo de “A Divine Journey”, que en esa tesitura a capela casi desprende hasta cierta nostalgia, sobre todo porque tras una escucha tan placentera y completa llegar al final te hará esbozar un suspiro un tanto lastimero porque las cosas buenas lleguen a su fin.

En este caso decir bueno es quedarse corto. “A Divine Journey” es una obra marcada por la excelencia, una obra gigantesca en cuanto a su despliegue musical, capaz de arrasar en las partes más duras y agresivas y de tocar nuestro lado más sensible en sus trazos más sutiles, subrayando melodías que te acogen con calidez, o zarandeándote con tramos mucho más ásperos y tortuosos. Un cúmulo de emociones, que de eso se trata la música, con un nivel técnico e interpretativo verdaderamente abrumador. Una obra del mejor nivel imaginable.

ANTONIO REFOYO (antonio@lamiradanegra.es)

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