CRÓNICA: MARK LANEGAN + CREATURE WITH THE ATOM BRAIN

MARK LANEGAN + CREATURE WITH THE ATOM BRAIN

27 – 03 – 12

Bilbao (Kafe Antzokia)

El lleno registrado durante el concierto en el Kafe Antzoki, con el cartel de “sold-out” colgado desde hacía unos cuantos días sólo demuestra que tras años de labrarse una carrera sólida como pocas, por fin se le reconoce como lo que siempre ha sido: uno de los grandes artistas de su generación. Que este reconocimiento le llegue con un disco como “Blues Funeral”, que quizá no sea Mark Lanegan tal y como lo conocemos, o con una banda que en directo no desarrolla todo aquello que podría dar de sí, es indiferente. Haga lo que haga, este hombre tendrá siempre un público fiel que hará lo que sea por ver un nuevo concierto suyo. Una de esas pocas ocasiones en las que el personaje empieza a estar por encima de su obra.

Con un retraso aproximado de media hora, aparecieron en escena Creature with the Atom Brain, una banda belga que se mueve de manera competente en los patrones más próximos a lo que conocemos como “stoner”, pero con salpicaduras de muchos otros estilos que hacen de la mezcla una propuesta interesante, si bien pecaron en escena de ser demasiado monótonos.

Resaltar que el guitarrista y cantante de la banda, acompañaría posteriormente a la Mark Lanegan Band haciendo de teclista.

Prácticamente desde la oscuridad más absoluta, y sin decir ni una sola palabra de saludo, en la más pura tradición dylaniana, Mr. Lanegan nos daba la bienvenida a su personal universo con “The Gravedigger’s Song”, canción que abre también el exitoso último disco “Blues Funeral”. Si bien el sonido no es todo lo definido que debería (empiezo a dudar si no fue por incompetencia de la propia banda que trae esta vez, puesto que el guitarra se perdió en algunas ocasiones, y parecía que les costase dar a las canciones la intensidad requerida) y a veces la voz (¡esa voz!) queda sepultada por una mala ecualización de las partes más graves, cuando Lanegan ataca el repertorio “mítico” es imbatible. Su pose hierática, su aura de artista superviviente y las cosas que dice en sus canciones hacen que simplemente sea ya un espectáculo en sí mismo el quedarse observándole.

“Hit the City” y “One Way Street” siguen levantando el ánimo, pero hasta los más incondicionales aceptarán que las canciones del último disco, que contiene quizá más experimentación de la que se requiere (¿Lanegan y cadencias bailables en “Ode to Sad Disco? No, por favor…), suponen un pequeño bajón en el ritmo del concierto y no acababan de encajar en el repertorio para que éste empiece a atrapar al público (que sí que iba con ganas… De hecho, sólo había que observar el griterío que se montó cuando decidió tocar “Crawlspace”, una de las joyas de su anterior banda Screaming Trees o ese final en los bises con “Methamphetamine Blues”)

Sin acercarse a la hora y media de concierto, abandonaron el escenario para no volver a salir, excepto para comunicar que podíamos pasar por el puesto de merchandising a comprar camisetas y discos de sus bandas, lo cual añadió la sospecha de habernos encontrado ante uno de esos conciertos que si bien generan muchas expectativas y se resuelven competentemente, no son, ni de lejos, la celebración que deberían ser… o lo que nosotros creemos que deberían ser.

No obstante, la próxima vez que venga, seguro que nos atrapa del todo.

Texto: FER