CRÓNICA: CHROMATICITY FEST 2012

CHROMATICITY FEST 2012

VHÄLDEMAR + STEEL PUPPETS + MY LOVING WRATH + LAST FAIR DEAL + OSSIRYS + SEVEN BLACK ROSES

21 – 01 – 12

Bilbao (Bilborock)

Bajo el nombre de Chromaticity Fest, en honor a los estudios del guitarrista de Vhäldemar Pedro Monje, se celebró la primera edición de este festival. Como dijo Raul Akira, veterano de esto de la radio rock con su programa La Frontera Del Silencio y presentador del evento, ojala que sea la primera de muchas y que se consolide. De ser así, significaría que muchos son los grupos que pasan por los estudios de Pedro y que la escena vizcaína sigue incandescente. Porque esos dos requisitos se cumplían con las seis bandas que conformaron este primer cartel. Todas eran de Bizkaia y todas habían grabado en esos estudios.

Una de las últimas bandas de nuestra zona que he podido descubrir se encargó de abrir el cartel con su clásico hard rock en la línea divisoria de los 70 y los 80. Seven Black Roses presentó con total solvencia su primer y único disco hasta la fecha, donde encontramos temas directos que enseguida te contagian el rock que corre por sus venas. Puede que les falten algunos conciertos más para verse como un grupo con más tablas, pero las sensaciones no dejaron de ser del todo positivas ante lo que transiten temas que dicen todo solo con sus títulos. El inicio con “Born To Rock” ya fue una declaración de intenciones que nadie pudo parar, y que llegó a su punto de efervescencia total con un memorable “Rock ´n Roll Revolution”. Arropados por el público más tempranero la banda supo además de transmitir esa fuerza del rock más directo encandilar con la tonalidad melódica de “Nevers Say Goodbye”. Y es que el cuarteto muestra una proyección que podemos ver reflejada en temas como “Rockwoman”. Como veis el rock sale por los poros de estos chicos convertidos en interesante promesa para nuestro rock. Así lo atestigua su disco. Aunque todavía me imagine a una banda más suelta sobre las tablas en el futuro los siete temas que nos descargaron ofrecieron muy buenas sensaciones.

Hacía mucho que no había vuelto a ver a Ossirys en directo, quedándome el recuerdo de aquellos conciertos de los inicios donde una legión de amigos entonaba sus temas en auténticos rituales heavy metaleros, si bien la banda aún distaba mucho de lo que pretendía ser. Una vez visto lo realizado por el grupo en el escenario en este festival se atisba una apreciable mejora en la banda que les puede hacer ir en camino de lo que pretenden ser. Al grupo todavía le cuesta sonar compacto, pero no quiero decir con esto que tengan malas canciones, porque ahí quedaron temas de melodías que siendo mejor bordadas podrían tener mucha más efectividad. De hecho, sus seguidores levantaron el puño y cantaron con ganas algunos temas como “Cielo Azul” o “Se Acerca El Final”. También presentaron un nuevo tema en la línea del heavy metal tradicional que ellos practican. Tienen muy claro lo que quieren hacer y se van acercando a ello, aunque aún deben seguir trabajando en el local sin dejar de darse de vez en cuando un gustazo en directo como este.

En una tesitura completamente distinta llegaban Last Fair Deal, encarnando como pocos la esencia del rock más clásico y colindante con el blues. La labor de los tres componentes de la banda fue sensacional, tanto de Iker Arbizu con un bajo que apoya a un protagonista Gonzalo Portugal, excepcional a la guitarra y la voz, y Virginia Fernández a la batería fue una colosa que transmitió una pegada y un nivel dignos de admiración. Un trío prácticamente perfecto para plasmar clásicos como ese Green Manalishi de Fleetwood Mac, con el que iniciaron un concierto que se nos hizo muy corto. Buenos instrumentistas y gran capacidad para captar la mayor esencia de las décadas pasadas del rock, fundamentalmente de los 70 para atrás. Si cerráramos los ojos y  nos centráramos en lo que escuchamos podríamos imaginarnos en alguno de aquellos conciertos en los que nunca pudimos estar porque en muchos casos no habíamos ni nacido. Una auténtica reencarnación del blues rock.

La contundencia sonora haría acto de presencia con My Loving Wrath, una banda que descubrí pocos días antes de este concierto. No es que llamen excesivamente mi atención ya que se centran en unos sonidos tan en boga en la actualidad que les hace imprescindible hacerlo muy bien para destacar. Desde luego, ellos son un grupo que cumplen el papel que se proponen y que a los acérrimos del metalcore con dosis de metal contemporáneo no dejo de recomendar, porque ellos son otro grupo que puede ser de su agrado. En el escenario suenan  bien engrasados, algo meritorio teniendo en cuenta que la formación no se ha estabilizado hasta hace muy poquito, 2011. Están apunto de ofrecernos un primer EP que puede estar terminado para cuando leas estas líneas, ya que se anuncia para febrero de 2012. Ahí encontraremos agresivos trallazos como el que la banda ya ha presentado en su myspace “R.A.G.E.”, u otros como “Blood”, verdaderamente atronadores. Curiosa la incorporación de la música de Terminator a “Another Life”. Con ese deseo del grupo por agradar sin dejarse nada en el tintero en su corta y fulminante actuación nos quedamos a la espera de más caña.

Steel Puppets están apunto de editar su primera obra y os aseguro que vienen curvas. Su propuesta extrema también tiene ese halo de metalcore de los anteriores, pero en su caso se hace más variada, cuentan con riffs que en directo hacen que las paredes de las salas tiemblen, cuentan con una buena elaboración y además abarcan terrenos tan extremos que les hacen rozar el death. Les vimos en la final de Villa de Bilbao hace no demasiado tiempo, donde se mostraron a un buen nivel aunque he de reconocer que me faltaba aún algo. No se muy bien por qué en esta ocasión de circunstancias me han convencido de manera más clara.

Era un concierto de circunstancias porque como nos dijo su vocalista Dave Chelatore, contaban con un sustituto al bajo, uno de sus guitarristas tenía una pierna escayolada por lo que se pasó buena parte del concierto sentado y él mismo tenía laringitis. El caso es que el grupo sonó brutal. Una novedad es que vimos a Alex a la batería, dejando el puesto de guitarra que ocupaba inicialmente en la banda. Puede que su salida de Vhäldemar le haga retomar el puesto donde siempre ha destacado en la que, entiendo, pasará a ser a partir de ahora su principal banda. El propio Alex lució a una gran altura, con un solo de batería reservado para él que resultó destacado entre su pequeño puñado de canciones que tuvieron tiempo para descargar. Tras animar el cotarro a base de bestialidad y de insistir con esos cuernos arriba, la banda terminó separando a la sala en dos muros de la muerte para chocar en el centro. Una actuación muy consistente de una banda de la que podemos esperar muy buenas cosas en el futuro, resaltando además la aparente juventud de la mayoría de sus miembros.

Lo que en principio iba a ser una noche de despedida de Alex en un festival que siempre resta tiempo para que los grupos desplieguen todo su repertorio se terminó convirtiendo en una noche más especial de lo que podíamos esperar. Tanto o más que cuando Vhäldemar presentaron su última obra en el Kafe Antzokia de Bilbao. Volvían a casa después de presentar con buena acogida en diferentes lugares ese recomendable “Metal Of The World” y de ser confirmados para el festival Leyendas Del Rock. La banda atraviesa un estado de gracia que deja muy atrás los amargos momentos y largos años de espera desde su segunda obra hasta esta tercera con temazos que van adquiriendo un protagonismo propio.

La banda sale al escenario de manera arrolladora con “River Of Blood”. Si los anteriores grupos habían dejado el listón de potencia alto, no por bajar un peldaño al metal tradicional estos se achicaron. Sonaron atronadores e hicieron una actuación arrolladora, aunque se hiciera corta. Y es que claro, cuando lo estás pasando bien todo pasa más rápido y estos saben como hacerte disfrutar de un buen y auténtico concierto de metal. Carlos Escudero es cada vez un frontman con más carisma. Muchas carcajadas nos hizo sacar a lo largo de la noche en comentarios de todo tipo. Incluso se repasó de carrerilla la parte inicial de El Equipo A: En 1972, cuatro de los mejores hombres del ejército americano que formaban un comando, fueron encarcelados por un delito que no habían cometido, no tardaron en fugarse de la prisión en la que se encontraban recluidos. Hoy, buscados todavía por el gobierno sobreviven como soldados de fortuna. Si tiene usted algún problema y se los encuentra quizás pueda contratarlos…

El caso es que ellos funcionan ahora como quinteto, aunque si los contrata puede asegurarse de que el heavy metal siempre triunfará por encima del bien y del mal. Aitor López echa una buena mano a la guitarra rítmica mientras que Pedro se muestra tan preciso como siempre en los solos. No solo como un guitarrista virtuoso y endiabladamente rápido, sino también como un músico capaz de hacer rugir esas seis cuerdas en consonancia al potencial de una banda de descomunal potencia. Echaron la vista atrás con un siempre esperado “Breaking All The Rules” que gusta muchísimo a sus seguidores y que se ha convertido en el auténtico clásico de su segunda obra. De la última referencia destaco ese “Wild Hearts” en el que Carlos saltó del escenario al palco donde se encontraba su familia para coger a su hijo y a una amiga de toda la vida (es decir, mas o menos unos cuatro años que es lo que tendrían las criaturas) y subirles al escenario para cantar “Metal Of The World”. Aquí el concierto se rompió por completo, para bien. Los niños no solo lo cantaron, sino que permanecieron en el escenario haciendo headbanging, sacando cuernos y recibiendo la ovación merecida de todo el personal. El tema termina con Pedro tocando entre el público.

Ya había ido una dedicatoria previa para los que no estaban allí esta noche, utilizando “Bastards” para ello. Y los que no fueron se perdieron una buena fiesta de heavy metal como solo Vhäldemar saben hacer. El momento más emotivo llegó al final, cuando al escenario sube Edu, el batería original de la banda, invitado por Carlos. Cerveza en mano,  primero cantó ese tema habitual de las despedidas y representativo de la primera obra del grupo llamado “Energy” y después ocupó la batería en lugar de un Alex que se hizo cargo de la guitarra. En ese momento tuvimos de nuevo en el escenario el núcleo original del grupo, cuatro tipos predestinados a ser amigos y a acabar montando una algo así. Eso si, no hagáis especulaciones porque me consta que el sustituto de Alex no será Edu, obligado en su día a dejar la batería por problemas de salud. De momento el grupo se encuentra haciendo audiciones, así que esperaremos noticias para que la carrera de Vhäldemar siga dándonos alegrías en forma de discos y conciertos con momentos tan especiales y tan inolvidables como el de esta noche en el primer Chromaticity Fest.

Texto: ANTONIO REFOYO (antonio@lamiradanegra.es)
Fotos: MARI JOSE MARTIN (mari@lamiradanegra.es)