MR.WILFRED

(Good Times)

8´5/10

 

 

 

De nuevo me veo sorprendido y abrumado ante una banda joven capaz de captar como los mejores la esencia del rock más añejo, sin etiquetas concretas, bebiendo directamente de las fuentes de los 70 como si estos chavales de 20 años hubieran nacido en aquella época. Mr. Wilfred se formó en 2009, cuando apenas eran nos niños de 15 años. Siete años después, tras dejar atrás un estilo más hard rockero con el cambio de vocalista (pasando ahora el guitarrista Mario a hacerse cargo también del micro) los madrileños nos sorprenden con un EP de cuatro temas con un aire mucho más retro. La propia portada ya rezuma años 70, así como la presentación.

En el plano personal Mario es todo un descubrimiento como vocalista. Tiene un aire Glenn Hughes que sorprende. No quiero comparar, pero no exagero en cuanto a su tesitura y dejes de clara influencia. Si hasta ahora no había conocido su talento para cantar ni me imagino a dónde puede llegar si partiendo de este nivel todavía madura más en esta faceta y adquiere mayor personalidad.

La obra cuenta con cuatro temas de lo más variados, dinámicos y cargados de sentimiento, con un sonido muy de directo y con una libertad creativa que les hace tocar diferentes estilos, sin dejar de posicionarse dentro del rock, pero tocando diferentes palos de una manera muy sutil y fluida.

“Satellite Storm” es un tema muy funky. Al menos tiene ese ritmo y riff de guitaras, pero veremos que con las guitarras son capaces de pasarnos por diferentes submundos en su trayecto. La voz es espectacular. Hay ligeros matices de teclados, pero no es aquí donde más dejan asomar el lado sicodélico. “Shine On” es un blues con una clase y elegancia impolutas, con un estribillo de los que calan hondo. Siguiendo con la variedad “Tender Sex Offender” es un tema muy rockero, movido y vacilón. Si ya de por sí el disco es corto, con esta variedad se hace aún más corto y uno se pregunta lo que Mr. Wilfred puede seguir aportando entre todas estas tonalidades que tantas posibilidades les abren. “The Pond” es el tema final, el más sicodélico, con un teclado de clásico sonido muy presente que nos transporta a otra dimensión. El final es más completo aunque al menos el doble de canciones nos podrían mostrar mucho más de la banda. No es malo quedarse con ganas.

La producción Dani Alcover le da la nitidez precisa a unas canciones de rock sin trampa ni cartón, que rezuman esencia de directo, de dejarse llevar por las sensaciones, de sentirlo en la piel, sin pensar demasiado y dejarlo fluir. Si esta es la línea que va  a seguir la banda en el futuro, quedan latentes ciertas influencias a desarrollar, como algunas guitarras más crudas y stoner que pueden ofrecer algún que otro cañonazo en el futuro de potente rock. El trabajo huele a un nuevo comienzo para una banda que evoluciona rebuscando en raíces mucho más clásicas, y sin embargo es su forma de mirar al futuro con plena clase y elegancia para garantizar la atemporalidad de la buena música.

ANTONIO REFOYO (antonio@lmiradanegra.es)

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