CRÍTICA: LUTER – 333
LUTER
(333)
8/10
Eduardo García Martin, Luter, saca su lado más intimista en este cuarto trabajo de su carrera en solitario. En cualquier caso, el músico madrileño es de los que puede permitirse hacer cualquier cosa sin perder su sello personal, con lo que entiendo que el viraje musical que brinde a sus temas no hará que pierda encanto su propuesta para sus seguidores. Además, de magia y encanto este disco va sobrado. Y es que es un trabajo detallista, al que se le podrá sacar jugo una y mil veces. Sin embargo, no pierde la capacidad de enganchar con la sencillez de un músico que sigue pisando la calle, que sigue plasmando sus realidades con total naturalidad, con el que es muy sencillo identificarse. Tampoco pierde esa intención de llevarnos por unos estribillos que puedes estar tarareando de por vida con tan solo un par de escuchas, tal vez una.
La obra se abre con uno de los temas más rockeros. “Hagamos Que Pase” es la invitación a soñar por parte de Luter. Tema directo, con gran estribillo y ese estilo cordial. La obra empieza a adentrarse en una riqueza sonora más que enriquecedora con un “La Orquesta De La Libertad” que pone el bello de punta. Un precioso tema acompañado por un acordeón que nos lleva de la mano por un sinfín de matices, con una envoltura en los coros acogedora.
“Veterano De Vietnam” es un tema reposado, pero rezuma rock & roll del más clásico, en parte gracias a ese teclado hammond. “Perseguir Estrellas” lleva la huella de Kutxi Romero en la letra, obra del vocalista de Marea. Y siguiendo con un trabajo que desde la sutileza no deja de ofrecer contrastes nos encontramos con un “Se Acabó La Tontería (Doble Nelson)” adornado por vientos. Incluso se llega a apreciar cierto regusto blues, de aire callejero, en temas como “Ceros Y Unos”.
Todavía queda rock & roll en un tema de los que te atrapan sí o sí, como es “No Hay Quien Me Gobierne”, que te invitará a no dejar ideas cerradas ante nada. La obra vuelve a ahondar en el intimismo de “Anda De Pie” y “El Crucigrama”, cerrando con “Buffalo Bill Sigue Vivo” en esa misma onda, pero siempre con nuevos detalles, con alicientes y con imaginación. Y es que en ningún momento se hace parado un disco cargado de contrastes, de matices y del sentimiento tan sincero como personal que el carácter único de Luter infunde a sus canciones. En esos pequeños detalles que por sencillos pudieran pasar desapercibidos se encuentra una magia que pocos artistas son capaces de reflejar como Luter.
ANTONIO REFOYO (antonio@lamiradanegra.es)
INFORMACIÓN ADICIONAL:
Sello: Rock Estatal Records