CRÍTICA: GARDU – INVOLUCIÓN
GARDU
(Involución)
6/10
Banda vizcaína liderada por Marcos Garduño, que cuenta con dos trabajos previos, aunque no es hasta este tercero cuando se consolida como grupo. Al igual que Marcos, con experiencia en la música desde medados de los 90, cuenta en sus filas con músicos de andadura interesante en la escena local. Grupos como No Más Miedo, Sholl, Riptus o Calcetines y Cachetes han estado o están vinculados a los miembros de esta formación. Practican un metal alternativo, moderno, contemporáneo, vanguardista (elijan el término que prefieran) con pinceladas de rock industrial. Se puede echar de menos una mayor consistencia en los riffs de guitarra, que con una producción más profesional tal vez le hubieran dado a este disco un plus de calidad. Porque por otro lado las ideas están claras, y aunque pueden quedar astillas por pulir en busca de un estilo más redondo, la banda ofrece un puñado de piezas nada desdeñables para los que aprecien el metal actual con fuertes guitarras, aplastante base rítmica y voces cargadas de actitud. En este aspecto pueden intentar ofrecer un contraste mayor en el futuro entre agresividad y melodía, para sacar más jugo al juego de las dos voces utilizadas de forma alterna, aunque sea una opción bastante explotada por muchas bandas.
La obra se hace muy agradable de escuchar pese a esos pequeños matices. El trabajo se hace variado, ofreciendo desde cortes con un pequeño regusto a hip hop, como “Solo Palabras” o “Años Perdidos”, pasando por temas donde la influencia industrial se hace más patente con la utilización de samplers especialmente notoria en cortes como “Vivir Con Miedo”, puñetazos tan directos y diversos como las versiones de No Más Miedo de “Despertar” o el homenaje entre punk y metal de Eskorbuto de “No Quiero Cambiar”, sin dejar de lado la posibilidad de un tema lento y melódico que sorprende pero que encaja perfectamente con su estilo, como es el caso de “Falsa Esperanza”. Dejo aparte dos temas con un gancho especial, como son el homónimo “Involución”, con mensaje claro y con un estribillo muy coreable y sencillo, pero también resultando un tema muy completo; y “Mi Pesadila”, donde el riff de guitarra deja asomar una parte más clásica de la banda con cierto regusto thrash.
Como digo, hay aspectos que aún no dejan totalmente cerrado el estilo del grupo, que aún se puede estirar más en busca de un mayor rendimiento en este estilo, pero tienen claro los parámetros por los que quieren moverse y sin llegar a ser aún el gran descubrimiento del momento para el público de este estilo de metal, son un opción latente cuya escucha se agradece.
ANTONIO REFOYO (antonio@lamiradanegra.es)
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