ASHA

(Pleasures Of Equality)

10/10

 

 

 

Vivimos tiempos en los que la justicia es un ideal muy complicado de encontrar en ningún ámbito de la vida. Ese hecho es lo único que explica que Asha y Kike G. Caamaño tras 25 años en esto y con 14 discos editados no sea reconocido unánimemente por toda la prensa y todo el público. Bien es cierto, que fuera del estado tiene también un buen número de seguidores que esperan ansiosos la edición de cada uno de sus discos, pero cuando uno tiene que recurrir a la autoedición y no sale en los medios de masas pagados y sumidos ante intereses bastante nocivos, es imposible que la obra de un pedazo de músico como este se recompense con la aprobación merecida.

En cualquier caso, el mundo independiente del rock sigue rindiéndose a sus pies con cada nueva entrega. Y es que no es para menos. “Pleasure Of Equality” es una obra en la que Kike vuelve a demostrar ser uno de los músicos más virtuosos e imaginativos, pero también un hombre capaz de sacar sensaciones infinitas de su interior para plasmarlo en unas canciones que, al igual que en su anterior EP, cuentan con la aportación intachable de Jacob Poulsen a la voz.

Precisamente al hilo de su anterior EP parecen surgir las ideas para esta obra. Puede que también sea por el hecho de repetir los mismos protagonistas, pero más allá de ello, se aprecia en las nuevas canciones de Asha una tendencia a dar carpetazo a la trilogía formada por “Civilized Stress”, “A Path Across The Elegance” y “Gallery Of Thoughts”, facturando ahora temas menos extensos, con una estructura en algunos casos engañosamente más básica, pero en su verdadera forma llena de contenido al más puro estilo, personal y totalmente reconocible, de Kike Caamaño.

El disco se abre con un detalle de esos que marcan una escucha, con la voz balbuceante de Ana, la hija de Kike, a la edad de cuatro meses. Ese detalle, aderezado por unos pequeños acordes, crea un clima mágico, que demuestra que Kike puede ser capaz de ofrecer los más enrevesados giros, pero sin perder la noción de que lo más sencillo puede transmitir todo un mundo. Una vez dentro de la obra nos topamos con el hard rockero “Welcome To The Lost Parade”, con un riff básico al que Kike le da mil vueltas y lo engalana con muchos detalles, pero que no pierde un toque asequible que lo ha hecho un buen single de presentación de esta obra.

“Here We Come Around” ofrece un ápice de oscuridad decadente que lo hace contrastar con el anterior. En este caso la instrumentación y los ritmos se hacen más atípicos. Pese a temas más cortos en su duración, la complejidad sigue siendo una característica que impresiona por la perfección a la que la somete Kike. Sin embargo, esa complejidad resulta más compacta que en obras pasadas en temas como “How Could You?”. El ejemplo más claro sería “Unwriten Obsessions”, que en apenas tres minutos ofrece unos contrastes brutales, siendo además uno de los temas más duros. El principio del mismo resulta prácticamente thrash y Jacob rasga su voz más que nunca. Entre los más melódicos metemos un casi instrumental “Travels”, con la voz haciendo más de un instrumento más, y un impresionante “Come Back (I´m Waiting For You)”, con unos teclados empastados a las guitarras que recuerdan al AOR ochenteno.

Más añejo me resulta el aroma de “Stuck In Our Moment”, con un aire a Zeppelin en algún momento. Puedes alegrarte el día con el optimismo de “It Doesn´t Matter”, también por ello con un tono más asequible, aunque Kike siempre sea imprevisible y pueda ofrecernos piezas tan cambiantes como “The Deep Serenity”, con un riff inicial bastante heavy, o un “So Ends The End” que simplemente tiene de todo. En su elaboración encontrarás como se pueden currar al máximo cada uno de los elementos, guitarras, voces, ritmos…Realmente este podía ser el último tema del grueso de la obra, pero al igual que hay una pincelada inicial hay otra final en este caso dedicada a su madre, titulada “Afterlife”, un  tema diferente, ambiental, con unas orquestaciones que portan una emoción que nos eriza el vello, entre ellos se cuela una guitarra acústica que desprende magia y Jacob Poulsen pone el resto con su magistral trabajo a la voz.

Te quedarás con la sensación de que más que escuchar un disco has vivido una experiencia. Eso si aprecias la buena música y sales a buscarla, sin esperar a que te la sirvan, porque de momento Asha sigue siendo un grupo que no aparece en la primera plana de los medios musicales no independientes y no lo hará salvo que esto de la vuelta y el ideal de justicia reaparezca, si es que alguna vez llegó a ser total. Será entonces cuando a bandas como Asha y músicos como Kike G. Caamaño se le reconocerá toda una carrera plagada de obras magistrales.

ANTONIO REFOYO (antonio@lamiradanegra.es)

INFORMACIÓN ADICIONAL:

www.asha.com.es