CRÍTICA: INNTRANCE – IMPIO
INNTRANCE
(Impio)
7/10
Los que conocimos a Kiko Hagall con los hard rockeros Beethoven R no podíamos creer que formara una banda totalmente contrapuesta en la que utilizara voces guturales. Su primera obra ya demostró las capacidades sobradas del vocalista para desenvolverse en este exigente estilo para las cuerdas vocales, así como el de una banda por la que han pasado músicos del nivel de Dani Fernández (ex Dark Moor), ahora fuera ya del grupo, o Nacho Arriaga (Arwen). Tenemos aquí una segunda obra que apuntala su estilo con la sorpresa del cambio de idioma, ya que han pasado del inglés al castellano. No afecta ello a la propuesta de la banda, si bien gana en emotividad, fundamentalmente en las partes melódicas. Ellos siguen con ese estilo de thrash metal con dejes melódicos, con un pie en el metal más tradicional y otro en tendencias más novedosas. No pocas veces recuerdo a Machine Head en los riffs más aplastantes que preludian la guturalidad para desembocar en estribillos melódicos. Esta sería la norma general de Inntrance, que para nada se convierte en una consigna obligatoria, ya que el grupo se la salta en muchas ocasiones para ofrecer variedad y capacidad de sorpresa.
La toma de contacto es con un tema que atiende a esos patrones de comportamiento consabidos, donde apreciamos esa agresividad que no riñe con los tonos limpios, dejando guitarras muy thrash y potentes que en los punteos tienden al heavy metal de toda la vida. Ese inicio es “Entre Lamentos (Impio)”. Los que ya apreciaron “The Basis Of Trancetherapy” se van a encontrar con el estilo que el grupo dejó grabado en aquella ocasión. Pero por ningún lado apreciamos unos esquemas estáticos, ya que el disco pasa por temas dispares que ofrecen su propia identidad, como puede ser “Sin Perder La Fe”, cuyo melódico estribillo lo convierte en el más asequible del disco, no por falta de fuerza, sino porque se te queda marcado rápidamente en la mente. El alargamiento final con unos riffs que terminan de tirar lo que hubiera quedado en pie en la demolición deja clara la vocación dura con la que se desenvuelve Inntrance. Hay colaboraciones en el disco brillantes en todos los casos, sin recurrir a nombres de campanillas, pero sí a músicos de una calidad por encima del reconocimiento obtenido. Un ejemplo del juego que pueden dar estas intervenciones es “Jamás Te Olvidaré”, donde la voz de Nacho Ruiz (Arwen, Perfect Smile y desde hace poquito en San Telmo) es un lujo que contrasta con la de Kiko, mientras que la aportación femenina de Mar Garcia es un toque más para hacer de este un temazo. No es el único, ya que también hay que destacar “Tras El Telón”, esta vez con el duelo gutural de Kiko con Davinia (Atmosphere Grey), en el que bajo mi punto de vista es el tema más fuerte del disco. Con el añadido de unos toques industriales se acercaría mucho a Fear Factory. Para rematar los temas donde hay colaboraciones, tenemos el tono gamberro y directo de “La Tubo” con Mario Sanchez (Hell´s Fire). Este se hace asequible por su sencillez, pero llegando al tono más cafre. El lado contrapuesto lo ofrece “Sinceridad”, un elaborado medio tiempo sacudido por arrancadas de furia. Y es que dentro de una tesitura muy potente, Inntrance mantienen bajo control su visceralidad, para sacar a relucir toda su calidad como músicos y dejarnos incluso un tema más profundo y relajado como “Déjame Vivir” donde seguro que se os viene a la cabeza Söber por ese tono melódico y reflexivo, si bien la personalidad de Inntrance apunta en otra dirección y termina desgarrándose. No es el único corte donde duerme la bestia, puesto que aprovechando la labor en el piano de Javi Diez (Arwen) el bonus track es un atmosférico “The Way”.
Hay mucho donde indagar en un disco que asienta a Inntrance como una propuesta de presente, con la emotividad añadida del castellano en detrimento del inglés que utilizaron en su primera obra. Una banda que da caña con su potente metal, pero que no deja de lado los recursos de calidad de unos músicos versátiles que dan mucho de sí como para recluirse en un único extremo.
ANTONIO REFOYO (antonio@lamiradanegra.es)
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