STRYPER + STORMZONE

Barakaldo (Rockstar Live)

17 – 06 – 11

STRYPER

Tenía una espina clavada desde la primera y única vez que vi a Styper en la sala Santana 27 de Bilbao, con lo que no podía desaprovechar la oportunidad de quitármela en este nuevo paso de los cristianos del heavy metal por tierras vizcaínas. En aquel concierto el sonido no fue del todo bueno, aunque ellos no estuvieron nada mal. Quería verles en perfectas condiciones por fin, aunque poco más tarde de que Stormzone arrancaran con el concierto podría comprobar que tampoco en esta ocasión iba a estar la cita a la altura de un nombre tan importante para el heavy metal. Los de Belfast se colaron en el cartel, siendo esta la tercera vez que les vemos por esta zona teloneando a un grupo importante. Acompañaron a Gorge Lÿnch y a Y&T hace unos años y parece que siguen especializándose en compartir escenario con este tipo de bandas.

STORMZONE
STORMZONE

El caso es que cada vez que los veo me convencen más. He pasado de verles como un grupo demasiado clásico a apreciar en ellos una banda que aparte de dominar perfectamente el escenario tiene canciones efectivas para el seguidor del heavy metal de toda la vida. Con un vocalista que como frontman es un hombre que contagia rápidamente su eterna sonrisa. La banda en conjunto transmite una diversión que se extiende al resto de la sala.

STORMZONE
STORMZONE

Parecía que lo tendrían complicado esta noche, ya que a pesar de sus recientes pasos por nuestra tierra, pocos o ninguno de los asistentes conocían nada de ellos. Sin embargo, tras un inicio algo titubeante, con el micro que se desconecta del cable como pequeña broma para el vocalista, la banda cosecharía una primera ovación más que significativa. A partir del homenaje a Dio y Gary Moore con “The Memory Never Dies” llevaron al público a su terreno y le hicieron disfrutar mucho con su actuación. La respuesta del público ya era constante a cada nuevo tema de los 7 que interpretaron esta noche, tanto a petición del comunicativo Harv como espontáneamente. Las palmas, los puños y los cuernos hacían acto de presencia ante la gran actuación de los británicos.

STORMZONE
STORMZONE

El  momento cumbre de este festín llegó con “Death Dealer”, cuyo inicio en crecimiento es de esos que acaban por levantar a todo el personal cuando el tema estalla definitivamente. Su sencillo estribillo lo memorizó el público para cantarlo y responder cuando Harv decidió dividir a la sala en dos y encontrar una respuesta que probablemente no esperaran. En primer lugar venció el público ubicado a su izquierda, pero finalmente todos nos unimos en un estruendo conjunto que denotaba como el carisma de Stormzone ya nos había ganado uno a uno a todos los presentes. Incluso cuando anunciaron que en seguida llegarían Stryper la respuesta de la concurrencia no fue tan entusiasta como cuando todos estamos deseando que se vayan los teloneros para ver al grupo que nos ha movido hasta allí. Un síntoma de que la gente estaba a gusto y de que no nos hubiera importado que Stormzone hubieran alargado su actuación, pero con “The Legends Carries On” se despidieron habiendo cosechado todo un éxito ante un público que no suele ser muy receptivo con propuestas no muy conocidas. No es de extrañar que cuando abandonábamos la sala mucha gente seguía haciéndose fotos con ellos, junto a las cuales pueden guardar un agradable recuerdo de esta actuación. Una banda que cada vez que les he visto me ha gustado más y a la tercera me ha acabado convenciendo.

STRYPER
STRYPER

Eso parecía ponerle las pilas a Stryper para esta vez sí, ofrecer un nivel acorde a lo que su nombre índica. Sin embargo, no solo el sonido dio rápidas muestras de no estar a la altura, sino que en esta ocasión tampoco el grupo, con su formación original, se mostró muy poco engrasado. Los fallos fueron muchos y visibles, en ocasiones no actuando en perfecta cohesión como debieran unos músicos de esta envergadura. Y lo peor de todo fue que Michael Sweet, que hace un par de años cantó magistralmente, en esta ocasión dejó de lado las melodías que con su preciosa voz siempre nos encandilarán, para dedicarse a tonos demasiado elevados que le sacaban de punto. Puede que esto se debiera a que por monitores él mismo no se oyera bien, porque fuera también su voz se perdía en ocasiones entre la bola de sonido que envolvía al vocalista.

STRYPER

Pese a todo ello, el público había ido dispuesto a rendir adoración a sus ídolos. El ambiente era del todo favorable, a lo que comenzar con un clásico siempre contribuye. “Sing-Along Song” fue lo primero que descargaron y vimos sobre las tablas a un Michael Sweet que no ha perdido su aspecto juvenil, acompañado por su hermano Robert y  por los también originales Oz Fox y Tim Gaines (este último no estaba en su anterior paso por Bizkaia). En este inicio alguien del público le dio una biblia a Michael, algo que él aceptó gustoso levantándola para que el público la viera. Tampoco fue un gesto demasiado convencido y no se qué me da que lo de la fe, a pesar de que ha sido algo que musicalmente les ha servido de mucho, la han ido dejando un poco de lado con los años. Pese al significado de sus letras, sus shows no se basan en simbolismos ni en la parafernalia cristiana de antaño. Tampoco han recuperado sus trajes amarillos y negros de lo que solo queda una parte en su puesta en escena, con alguna alusión en su indumentaria y sus instrumentos.

STRYPER
STRYPER

“Murder By Pride” fue la prueba definitiva de que la banda no iba a funcionar como debiera. El vocalista entró tarde en muchas ocasiones y no redondeaba las melodías. Otro ejemplo fue “Loud´n´Clear”, el cual cortaron en mitad del tema ante la interrogación asomando sobre las cabezas de los presentes. La retomaron con fuerza, pero sigo sin entender cómo pueden romper así un tema que nos llevaba a sus inicios. A partir de aquí continuaríamos con el repaso a sus dos grandes obras: “To Hell With The Devil” y “Soldiers Under Command”, que conformaron el grueso del repertorio con algún apunte como el de su reciente disco de versiones, del cual descargaron de manera excesivamente mecánica y fría “Heaven And Hell” y “Breaking The Law”, sin una sola referencia en palabras a Dio o a esos Judas que amenazan con hacer este verano su última gira. Bien es cierto que este último tema levanta al personal por sí solo.

STRYPER

Uno de los pocos temas que verdaderamente nos hizo comprender que estábamos ante una de las grandes bandas fue “Reach Out”. Ahora sí que nos encontramos a un grupo más acertado, ayudado por el incansable público elevando a los cielos ese conocido estribillo, con un vocalista que esta vez nos recordó a él mismo y unas guitarras que por fin cobraban auténtica vida. No es de extrañar que los oes arreciaran al finalizar esta canción. No fue la única en la que el grupo estuvo a la altura, ya que también “More Than A Man” quedó muy digna o el clásico de clásicos “To Hell With The Devil”, ya en los bises, que atronó con más fuerza que otros temas bastante más difusos entre ese sonido enmarañado. Un ejemplo de cómo se puede arruinar un tema en vivo fue “Surrender”, en el que pasaron de algunos coros olímpicamente y del que contradictoriamente me quedo con su fuerza de estudio antes que con un directo en el que hizo aguas por todos los lados. Curioso y tal vez sintomático en una noche no muy afortunada fue apreciar como durante la interpretación de “The Way” Michael Sweet se acercó hacia un lateral del escenario, tirando al suelo uno de los bafles. Tal vez una señal de que esta noche distaba mucho de ser la soñada por los seguidores del grupo.

STRYPER
STRYPER

Pero como en todo concierto de una banda mítica que se precie siempre hay momentos en los que la emoción se dispara haciendo que algunas lágrimas prácticamente aparezcan en nuestros ojos. Para el que suscribe ese momento llegó cuando el vocalista comenzó a cantar a capela el inicio de “Soldiers Under Command”. Con la de veces que hemos escuchado ese arranque de un disco imprescindible en la historia del rock, poder escucharlo de esta manera en boca de esa voz reconocible a la que le quedan cualidades sobradas (solo tiene que centrarse más que en esta ocasión y pasar de alardes de potencia innecesarios para él) fue una sensación indescriptible que hizo que un hormigueo corriera por todo mi cuerpo. El público cogió el testigo en el estribillo, el cual dio paso a las guitarras y al verdadero inicio de un enorme himno del metal. Luego el tema en sí no fue de los más bordados de la descarga, incluso el agudo final se me hizo sospechoso, pero la forma en que entró es la parte de este concierto que mi memoria recogió con más cariño. Del resto, ya hemos salvado en esta crónica lo poco aprovechable, dejando lugar para una nueva oportunidad en el futuro en que Stryper llegue al nivel que sus discos clásicos reflejaron, porque esto solo fue una sombra de ello.

Texto: ANTONIO REFOYO (antonio@lamiradanegra.es)

Fotos: MARI JOSE MARTIN (mari@lamiradanegra.es)